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"No estoy buscando sonar en la radio comercial"


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La presentación de Raul Platz en el marco del XVII Festival Jazz al Parque, fue una de las más esperadas por los capitalinos, sin embargo, este diáfano músico tiene algo más que decir sobre sus acordes y melodías.

Raúl Platz, como otros muchos músicos, admite que su interés por la música lo heredó de su familia, pues en su casa “había unas colecciones de música clásica y de jazz, que eran lo que yo oía”, comenta con la mirada perdida y la mano izquierda en la quijada, un ademán tal vez un poco nostálgico, con el que también recuerda que “más grandecito”, empezó a tocar, armó sus primeras bandas e ingresó a la universidad a estudiar contrabajo clásico, para especializarse más tarde en música moderna y jazz.


Confidencial Colombia: Cuando regresa al país después de realizar su especialización en contrabajo y música moderna, ¿qué proyecto emprendió?

Raul Platz: Regresé y empecé con un proyecto que se llama Lavanda Sonora, que es un poco más con hip hop y rock, no era tan jazzístico, pero este proyecto era un proyecto un poco complicado, porque era demasiado grande, incluía bailarines, video arte, pues se cayó de su propio peso, de lo grande que era.

C.C: ¿Cuándo volvió a hacer Jazz?

R.P: hace tres o cuatro años, para ponerme a tocar con Óscar Acevedo, con Tico -ya había tocado con él- pero volví un poco a la escena e hice el disco.

C.C: ¿Hace cuánto sacó “si no hay 1, no hay 2”?

R.P: Hace un año exactamente, en septiembre 20.

C.C: ¿Qué tal la experiencia?

R.P: Ha sido chévere porque me ha abierto caminos, estuvo número uno en la radio nacional por un mes, me salió lo de Jazz al Parque y nos han invitado al Festival de Jazz de Pasto.

C.C: ¿Qué trata de contar en el disco?

R.P: No sé, es más bien un resumen, con el titulo lo que realmente quiero expresar es ese vértigo que le da a uno cuando va a sacar su primera producción discográfica, como poniendo el pecho, diciendo: “soy yo”, entonces de alguna manera el “Si no hay 1, no hay 2”, fue un resumen de muchas experiencias con otros géneros musicales, el resumen de algunas cosillas que tenía por ahí de composición, el resumen de lanzarme, de pasar a la siguiente etapa, no solo de intérprete, sino de productor y compositor, en definitiva eso lo que reúne ese disco, esa primera experiencia.

C.C: ¿Es jazz?

R.P: Un jazz más comercial, aunque no estoy tratando de hacer algo para sonar en la radio, es la música que me sale, por ejemplo, yo no soy folclorista, yo no he hecho el estudio “antropomusical”, -no sé como se llame- de ir como lo ha hecho Juan Sebastián Monsalve, que se ha metido a san Basilio a ver cómo es que es, pero recalco la sinceridad con lo que lo he hecho, es algo muy sincero, así soy yo, es lo que me sale.

C.C: ¿Qué tal su experiencia en Rock al Parque con “Los Elefantes”?

R.P: Con los elefantes estuvimos dos veces, en el 97 y en 2002, la experiencia del 97 fue alucinante, porque tocamos el día del cierre entre las dos bandas internacionales, habían 120.000 personas, imagínense, además eran los primeros festivales y había como esa euforia (aunque sigue habiéndola), luego en el 2003 no estuvimos tan afortunados porque ese día cayó un aguacero… y estuvimos entre los primeros.

C.C: También estuvo en Hip Hop al Parque ¿verdad?

R.P: Sí, con lavanda Sonora.

C.C: ¿Y es la primera en Jazz al Parque?

R.P: No, en alguna ocasión tocamos con Tico, pero es la primera vez como Raul Platz.

C.C: ¿Cómo ve la escena del jazz en Bogotá?

R.P: En Bogotá siempre ha habido, pero hoy es un poco más palpable, porque muchos hemos podido estudiar, y no solo por el hecho de salir, sino porque el mundo está mucho más globalizado, llega mucha información, a lo que me refiero es que en la parte técnico musical, los músicos estamos cada vez más preparados, hay muchos más músicos haciendo, aunque no estemos halando de miles o de cientos, si hay un buen puñado de músicos.

También es chévere que hay de todo un poco, hay algunos sitios donde tocar, sin embargo, Bogotá sigue siendo una ciudad sin un bar de jazz, y aunque la escena ha mejorada desde hace un par de años, el público sigue siendo un poco reacio a asistir masivamente, obviamente uno no espera 100 mil personas, pero sí 30 o 40, pero todavía es muy complicado.

C.C: En ese sentido ¿qué cree que está fallando?

R.P: La red, por ejemplo, me invitaron al de Pasto, sí, pero pienso que uno no debería esperar hasta septiembre para hacer las cosas, a mí me encantaría salir: Bogotá, Tunja, Barbosa, Bucaramanga, Cúcuta, Valledupar, Santa Marta, Cartagena, eso no existe, no hay una red o un circuito en el que uno pueda meterse.

C.C: Uno de los problemas de la mayoría de géneros musicales que no son radiales o populares es el tema de la comercialización, ¿cómo afecta eso su trabajo y el futuro de poder mantener una carrera en el jazz?

R.P: Yo veo tres estadios en esto, uno la creación, luego la promoción y por últimas la comercialización, afortunadamente yo no estoy buscando sonar en la radio extremadamente comercial, pero de todas formas no se trata de que mi producto sea radiable, sino que la radio comercial –que pena- pero es una porquería, no está radiando nada, incluso hay cosas en el underground que son absolutamente comerciales, que aún no son radiales, acá en Colombia, la comercialización es bastante precaria.

Si uno no se gana un Grammy, medio le paran bolas, y no estoy hablando del jazz solamente, incluso los mismos juglares vallenatos se han quejado, porque no quieren que los comparen con ese vallenato que suena en la radio.

C.C: ¿Entonces cuál es el camino?

R.P: Es que como no hay confianza, ahí medio suena Chocquibtown, yo lo comparo con la comida, con el típico ejemplo de papa arroz y carne, masocotudo que se le da a la población, porque como dicen que eso es lo que le gusta a la gente.

Además es muy grave y muy triste saber que el 80% de las regalías de difusión se van para afuera, cuando aquí lo que hay son vainas, y de ese 20% que queda aquí, ya se imaginarán a qué corresponde, reggaetón y vallenato “chirri”, -que pena-, yo no estoy diciendo que toca que la gente ahora sólo consuma clásico, pero sí que en el menú de la población no sea ese masacote de papa arroz y carne, porque en realidad eso es lo que ponen las emisoras comerciales todo el día, estamos bien “fregados”

C.C: ¿Cómo generar una red que genere alternativas que en parte pueda competir con esas emisoras?

R.P: Yo me centraría en el trabajo artístico de calidad que mucha gente está haciendo, hace 15 años, cuando yo tenía un grupo de rock e iba a comparar mi grabación con una de Bon Jovi, obviamente estábamos lejos, pero hoy en día no hay disculpas técnicas, como hace unos años, de nuevo por la globalización, los músicos están mucho más preparados y más actualizados.

Así que yo concuerdo con Richard que un día esto se va a caer de su propio peso, por lo bueno, pues ya la gente se identifica Chocquibtown, con otras cosas, con eso que llaman el nuevo folclor, hablo de cosas estrictamente comerciales.

Y no solo pasa en la música, sino también en otras áreas, en el jazz, en el rock… hay apuestas que están más allá del 6.5 pasado, arriba, para exportación, es que es triste, vuelvo y repito que el 80% de las regalías se vayan para afuera, y que a los grupos nacionales para poder subsistir, les toque tocar afuera, el promedio de Sistema Solar en conciertos, yo creo que es 80% fuera, 20% adentro, eso debería ser totalmente lo contario.

C.C: ¿Quiere decir que no hay consumo interno?

R.P: Exacto, por ejemplo digamos en los 90’s, en México, con la parición de todos estos sellos como culebra, aparición de grupos como Café Tacuba, Molotov y muchos grupos que empezaron de cierta manera fusionando sus rancheras, volcaron su consumo interno y los mejicanos consumen su música, uno va a Buenos Aires y el taxista está oyendo un grupo de ellos, sea de rock de lo que sea, pero hay consumo interno hay íconos, aquí en Colombia tampoco no tenemos iconos.

C.C: ¿Para qué son importantes los íconos?

R.P: A mí me parece que los iconos en una sociedad son importantes porque son referente, aquí la única es como Andrea Echeverri.

C.C: ¿Por qué cree que no hay íconos en Colombia?

R.P: El problema es de lo mismo, si no hay donde mostrarse, si hay desconfianza, es “fregao”, es una cosa cultural que toca de alguna manera darse cuenta, porque con ese simple hecho de darse cuenta cambia mucho la cosa.

C.C: Volviendo al tema, ¿cuál cree que es la solución al problema de la comercialización y la difusión?

R.P: Lo que pasa es que la parte cultural en Colombia está muy descuida, si la educación mínima está descuidada… pero si me parece que las grandes empresas deberían difundir otro tipo de productos.

Y es que no se trata de que la gente ahora solo coma gourmet, no, sino de por qué el viernes por la tarde antes de irse para la rumba, ¿no escucha mi disco? o escucha otra cosa, pero es que la gente no tiene acceso porque se conforma y eso es lo que le dan y con eso es con lo que se justifican las emisoras comerciales.

C.C: Pero es que en el tema de la música, el público es demasiado concentrado…

R.P: Claro, pero otro error que me parece también culpa de los que realizamos, es la de los ghettos peleándose, bien jodidos que estamos y acá cada uno es por su lado, obviamente así es muy difícil, yo no digo que es que venga todos unidos, sí la unión hace la fuerza, pero así como vamos va a ser muy difícil.

Acá las grandes bandas no arrastran nada, pueden hacer muy buena música, pero son una locomotorita solita, no quiere decir que porque triunfaron tienen que halarnos.

C.C: ¿Cree que las casas puedan cambiar?

R.P: Claro, por su propio peso caerá.

C.C: ¿con el cine cree que pasa lo mismo?

R.P: El cine va de pronto un paso y medio más adelante, ya la gente va a cine, pero porque se ha ido perdiendo esa desconfianza, eso de “ay es que suena mal”, ¡claro! en los 80’s no sonaba, Rodrigo D toca con subtítulos, pero lo mismo, la misma tecnología le permite a uno muchas cosas, es decir yo hace 15 años que hice mi primer demo, pues obviamente… pero ya hoy en día uno tiene herramientas en la casa para hacer cosas del putas

C.C: ¿Por qué algo del putas no fuciona?

R.P: Porque hay mucha desconfianza en el medio…

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