En los juzgados de Paloquemao, un juez de la República emitió el fallo condenatorio en contra del patrullero de la Policía Metropolitana de Bogotá, Wilmer Antonio Alarcón, al encontrar pruebas incriminatorias en su contra por el crimen del grafitero Diego Felipe Becerra.
El funcionario judicial ordenó inmediatamente la captura del uniformado, quien hace pocos días se le otorgó el beneficio de libertad por vencimiento de términos.
El próximo 27 de octubre el juez dará a conocer la cantidad de años de cárcel que impondrá en contra del patrullero Alarcón.
Según la investigación de la Fiscalía, el uniformado, con su arma de dotación, le propinó un disparo letal al joven Diego Felipe Becerra en el norte de la capital del país.
Por su presunta actuación en la escena de los hechos el Fiscal 295 atribuyó a Alarcón Vargas los delitos de fraude procesal, tráfico, fabricación y porte de armas de fuego, atenuación y supresión de elementos materiales probatorios y falsedad ideológica en documento público agravado.
El fiscal del caso añadió que la escena de los hechos fue adulteradas al ser colocada en el sitio un arma de fuego que, según algunos testigos, no concuerda con la que presuntamente llevaba un sujeto que atracó un bus de servicio público, hechos que fueron atribuidos al grafitero fallecido.
También indicó que se encontraron pruebas que determinan que la denuncia del conductor de la buseta fue falsa, ya que para el momento de los hechos el automotor en mención tenía pico y placa ambiental. Con su accionar y sus declaraciones falsas, los implicados en el proceso buscaban crear un perfil criminal en la víctima.
Asimismo, se determinó que el arma colocada al menor muerto, no era apta para disparar, y una vez se realizó la prueba de absorción atómica, se llego a la conclusión que joven grafitero nunca tubo en su poder tal arma, pues otro factor agregado fue la confirmación de que en sus manos solo tenían pintura con la cual grababa el grafiti al momento de ser sorprendido por los policías.
