A falta de cuatro meses y cuatro días para las elecciones presidenciales en EEUU, la atención se dirige ya a las encuestas. Aún no se han celebrado las convenciones de los partidos, y los expertos apuntan a que septiembre es el momento en el que la gran mayoría de votantes empieza a prestar atención a la campaña, pero las tendencias ya empiezan a tener un cierto nivel de relevancia.
Así, según la media de las encuestas que recoge HuffPost Pollster, el republicano Donald Trump lleva casi un mes, desde el 10 de junio, estancado en torno al 39% de los votos (un 39.3% este domingo), mientras que la demócrata Hillary Clinton lleva un mes y medio -desde el 19 de mayo- en torno al 45% (un 45.3% este domingo). La diferencia entre ambos es, así, de 6 puntos según la media de todos los estudios realizados recientemente. Respecto a las tendencias inmediatas, Clinton ha perdido siete décimas en los últimos 10 días, mientras que Trump ha rebotado un 0.3 tras tocar mínimos en ese momento.
De todas formas, lo más relevante es mirar a los estados, ya que las elecciones se deciden uno a uno, y no a nivel nacional. En este momento, según el agregador de FiveThirtyEight, Clinton lidera en estados que suponen 347 votos electorales (se necesitan 270 para ser elegido presidente), mientras que Trump se quedaría con 191, un resultado peor que el de Mitt Romney en 2012.
Según las encuestas, Clinton mantendría todos los estados tradicionalmente demócratas, incluidos los que, como Wisconsin y Pensilvania, Trump se ha puesto como objetivos prioritarios, y lograría ganar los estados decisivos de Florida, Ohio, Iowa, Nevada o Colorado.
Lo más sorprendente es que la exsecretaria de Estado añadiría a su columna Carolina del Norte, un territorio históricamente republicano que Barack Obama ya ganó en 2008, y llevaría la lucha a estados que se daban por descontados para el partido del elefante desde hace décadas, como Arizona, Montana, Georgia o Carolina del Sur. En otras palabras, Clinton tendría más opciones de mejorar los resultados de Obama que Trump de acercarse a la victoria.
La fluctuación de las encuestas será muy importante en los próximos meses. George H. W. Bush empezó la campaña de 1988 perdiendo frente a Walter Mondale y acabó remontando, por lo que Trump no puede darse aún por muerto. Pero los dos últimos ejemplos son los de un Obama que empezó la campaña con ventaja y la terminó ganando, como predijeron las encuestas desde el primer momento.
*Por VÍCTOR VENTURA para El Economista América
