Obama propone medidas para control de armas

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se comprometió hoy a presentar en enero propuestas “específicas” para un mayor control de las armas, al definir la violencia causada por ellas como una “epidemia” que golpea diariamente a un país conmocionado aún por la tragedia de Newtown.

Según Obama, el país tiene “una profunda obligación” de debatir sobre el control de las armas, cuya posesión está protegida por la Constitución estadounidense, tras la masacre de Newtown, donde el pasado viernes Adam Lanza mató a 20 niños y a 6 adultos en una escuela después de haber asesinado a su madre y antes de quitarse la vida.

“Esta vez, las palabras deben llevar a la acción”, afirmó el mandatario en una comparecencia en la sala de prensa de la Casa Blanca, que lleva precisamente el nombre de Jim Brady, el secretario de prensa de Ronald Reagan herido de bala cuando en 1981 un individuo intentó matar al entonces presidente.

Por ello, el vicepresidente Joe Biden, presente hoy en la comparecencia de Obama y quien durante sus años en el Senado abogó por controles más estrictos a la posesión de armas, liderará un grupo de trabajo del que formarán parte los departamentos de Salud, Justicia, Educación y Seguridad Nacional. Sus recomendaciones para acometer “reformas reales” deberán ser presentadas en breve al presidente, quien se comprometió a plantear “propuestas muy específicas” sobre el control de armas en el discurso anual sobre el Estado de la Unión que ofrecerá en enero.

Obama calificó hoy de “alentador” el hecho de que ciudadanos con creencias y tendencias políticas diferentes se hayan puesto de acuerdo en los últimos días sobre la necesidad de abrir un diálogo nacional sobre el tema de las armas, que matan cada año en EE.UU. a más de 10.000 personas. También indicó, sin embargo, que cree en la Segunda Enmienda de la Constitución, que protege el derecho a tener armas, y destacó que “la mayoría de los propietarios” del país “son responsables”.

Asimismo, el gobernante anotó que hay “un consenso cada vez mayor” sobre la conveniencia de prohibir los fusiles de asalto y los cargadores de alta capacidad, así como sobre la necesidad de una mayor verificación de antecedentes a los compradores de armas, por lo que urgió al Congreso a actuar al respecto. En ese sentido, la líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, pidió hoy una votación para antes de este sábado de una medida que prohíbe la venta de cargadores de alta capacidad. Pelosi anunció también la creación de un grupo de trabajo sobre el tema de armas en el Congreso.

Admitir que el problema de la violencia causada por las armas es complejo “no puede ser una excusa para no hacer nada” o, al menos, “intentarlo”, enfatizó hoy Obama.

El enfoque de la Casa Blanca es abordar no solo la legislación sobre la posesión de armas, sino también la atención a personas con problemas mentales, como parece que era el caso de Lanza, en un país sin sanidad universal ni gratuita. Además, se trata de “examinar cuidadosamente una cultura que glorifica las armas y la violencia”, en palabras de Obama. Por su parte, el senador demócrata por Virginia Occidental, Jay Rockefeller dijo hoy que ha presentado una medida que exige un estudio sobre el impacto de los videojuegos violentos en los niños.

“Voy a usar todos los poderes de este cargo para ayudar a avanzar en los esfuerzos destinados a prevenir más tragedias como esta”, reiteró hoy Obama en alusión a la masacre de Newtown, en la que Lanza usó un fusil semiautomático y dos pistolas.

Agregó que lo ocurrido en Newtown debería ser “un llamado de atención” para todos como sociedad y que hará falta “compromiso” y “coraje” para que las iniciativas que se planteen puedan tener éxito. La sola elección de Biden, más progresista en asuntos sociales que el presidente, para liderar el proceso político que acaba de comenzar da una idea de la importancia que tendrá el tema del control de armas en el segundo mandato que Obama comenzará en enero.

La tarea es ingente y falta por ver si el presidente mantendrá el tono conciliador que caracterizó su primer mandato o si, por contra, hará prevalecer sus convicciones en asuntos tan delicados como el de las armas o el de la esperada reforma migratoria.

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