Un halo de diversidad y de integralidad, mediado por un lenguaje a tono con la necesidad de concertación y de perdón, es lo que reflejó la firma en Cartagena del fin de una guerra de 52 años entre el Gobierno y las FARC. En ello coinciden el profesor Alejo Vargas, director del Centro de Pensamiento para los Diálogos de Paz de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), el historiador Álvaro Tirado Mejía y el sociólogo Francisco Leal Buitrago, tras realizar un análisis en torno a la firma del acuerdo.
Asimismo, la gran concurrencia internacional, en opinión del sociólogo, es de alguna manera una contraevidencia de lo que algunos opositores han calificado como un engaño sobre la base de la incomprensión de los colombianos, pues la presencia internacional denota una comprensión sobre la globalidad del proceso.
La presencia habitual de la élite como presidentes, ex presidentes, directores de organismos como Naciones Unidas o del Fondo Monetario Internacional, así como la presencia insólita de académicos, víctimas líderes indígenas, líderes sindicales, entre otros, demostró una “convocatoria en miniatura de la diversidad social”, que en últimas es también “un soporte a ese plebiscito social” que requiere cualquier intento de paz, explicó el profesor Alejo Vargas.
En concepto del director del Centro de Pensamiento de la U.N., tanto el discurso del máximo jefe de las Farc, Rodrigo Londoño Echeverri, como el del Jefe de Estado, presidente Juan Manuel Santos, tuvieron una importante carga de lenguaje “convocante y de concertación”, que se alejó por completo de las narrativas de confrontación que en años había sido la constante en escenarios de procesos.
El académico destacó como preponderante, más que esa bienvenida del Presidente a las Farc para “hacer una política con ideas y no con armas”, el factor perdón: “ofrezco perdón a todas las víctimas del conflicto, por todo el dolor que hayamos podido causar en esta guerra”, dijo alias Timoleón Jiménez, a quien el Presidente se dirigió llamándole por su nombre verdadero.
Esa diversidad, analiza Álvaro Tirado Mejía, significa una representación de las diferentes vertientes ideológicas del país, “un paso importante para hallar la paz a través de la representación y la integración”.
Para Álvaro Tirado, el discurso del jefe de las Farc no fue un discurso ni de rendición ni altanero, sino afirmativo y cooperativo. Por otro lado, si hay algo para destacar también es la postura presidencial de dejarles claro a las Farc que no va a ser convencido de hacer un cambio en el modelo económico, el cual los enfrentará ideológicamente, no obstante, garantizará la seguridad necesaria para que puedan hacer lo propio con su pensamiento, subrayó.
Pese a lo pausado del discurso del Secretario de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, es de resaltar que haya señalado a Colombia como referente mundial para desarrollar procesos de paz.
Finalmente, Francisco Leal sostuvo que la gran acogida que tuvo el evento, deja sin piso las tesis de los opositores a los acuerdos, según la cual los apoyos son por ignorancia.
La acogida del NO en el país, refirió, está mediada por intereses personalistas, “con un neocaudillo con una capacidad de convencimiento notable, a través de la cual llega a grupos que le siguen, pero que no se dan cuenta de tales intereses”.
Álvaro Tirado concluyó que el posconflicto no es solo la parte militar, sino que, probablemente desde el lunes, el país entrará a una segunda etapa en la que hay que evaluar muy bien cómo poner en marcha a las nuevas instituciones surgidas de la negociación.
Los expertos entregaron sus impresiones en el Centro García Márquez, donde se realizan eventos académicos sobre construcción de paz, así como desarrollan los actos conmemorativos de los 30 años del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la U.N. (Iepri). De este formaron parte Álvaro Tirado y Francisco Leal, su primer director.
