Se profundiza catástrofe política

Después de los sucesivos escándalos que hacían suponer afectarían a Oscar Iván Zuluaga, la fiscalía reconfirmó que el video del hacker no había sido manipulado, no ocurrió nada. [Opinión]

Y tampoco tuvieron efecto las acusaciones de Uribe, hasta ahora falsas, sobre el ingreso de 2 millones de dólares a la campaña de Santos en 2011. Más bien, Zuluaga se sostuvo al alza y Santos se sostuvo a la baja,lo cual dejó atónitos a los que pensábamos que el presidente ganaría por 2, 3 o 4 puntos en medio de una pavorosa abstención.

Pero esto ya es historia y la segunda vuelta será con Santos jugado por la paz yZuluaga por suspender el proceso con los sofismas que ahora introduce ante las condiciones que puso Marta Lucía Ramírez para adherir a su campaña. Entonces, Colombia irá a las urnas a decidir entre la guerra o la reconciliación, porque la flexibilidad de Zuluaga en las últimas 24 horas está determinada por las mismas exigencias que derivarían en una suspensión.

Una democracia sin ciudadanía


La gente no fue a las urnas paracastigar la manera sucia como se adelanta la campaña, pero también porque quiere paz con más y mejores políticas e instituciones para tener una perspectiva de futuro como personas y como nación. Colombia quiere nuevas ideas, nuevos temas, nuevas soluciones, nuevas caras, nuevos horizontes, y la política en estos días poco de eso ofrece.

La buena votación de Clara Lópezno alcanzó los 2’600.000 mil votos de Carlos Gaviria hace 8 años.

Sumando, Clara y Peñalosa rasparon 3 millones de electores, lejos de los 3’700.000 de la ola verde, sin contar el millón que sacó Petro en las presidenciales del 2010. Entonces, la izquierda y los independientes son 1´700.000 electores menos que hace 4 años.

Los precarios 2 millones de Marta Lucía también dicen de la crisis de la colectividad que representa, la cual se deja contar para ir por burocracia y nada más.

Santos más Zuluaga ni siquiera alcanzan juntos los 7 millones largos de Uribe hace 8 años y están lejos de los 9 millones de Santos en 2010. Esto muestra que el fenómeno Uribe está en decadencia y no se diga los partidos de la Unidad en torno al presidente y la corte de delfines inútiles. Este deplorable panorama electoral es la catástrofe política y democrática que vive Colombia. La gente, desde su indiferencia, en el fondo,lo que quiere es una revolución de nuevos hechos políticos y sociales.

Suspender el proceso,una barbaridad


Si algo ha hecho bien Santos, es el proceso de negociación de la paz. Van tres largos años desde cuando iniciaron los contactos y muestra progresos como nunca antes ha logrado otro intento con las FARC. La metodología,la discreción de los negociadores, y centrar la negociación en cinco puntos, de los cuales tres ya están acordados, una suspensión abortaríalo andado cuando el niñotiene 6 meses de gestación. Suspender las negociaciones significa seguir en guerra, porque el estribillo con el cual la ultraderecha uribista está engañando al país, el de la impunidad, está resuelto por la justicia transicional que el derecho penal internacional contempla y que hace parte de nuestro bloque de constitucionalidad.

Pero también, revisar el proceso, cambiar el equipo de negociación, poner exigencias a meses de estar a punto de terminar el conflicto, es igual a suspenderlo. En últimas, Colombia está abocada a una crisis política e institucional adicional por culpa de unas elecciones “deschavetadas”.

La paz sin plan de gobierno para el posconflicto


Errores varios y distintosha cometido Santos. No es el momento de hacer el inventario, pero sí decir que no son tanto las virtudes de Zuluaga y de una campaña bien montada asesorada por los brasileros que llevaron a la victoria a Lula y a Dilma, como los errores de Santos en su gobierno, entre ellos, una pésima comunicación de su gestión que hace pensarque nada ha hecho, y los errores múltiples de su equipo de campaña, tantos, que mientras Zuluaga siempre ha tenido a Uribe y consolidado su estructura, un Santos preocupado llama a Cesar Gaviria 10 días antes de la primera vuelta, y hace más malabares de última hora para remontar el resultado adverso de la primera vuelta.

La reelección de Santos se monta sobre el proceso de paz, y vaya paradoja y venga otro error, el nuevo plan de gobierno no se muestra como el primer plan del posconflicto. Lo coherente es que si la paz está cerca, el plan del nuevo gobierno debe ser un plan de desarrollo de bienvenida a la nueva nación, un llamado al futuro. Paz y reelección son una unidad. Por lo tanto, paz, posconflicto y plan de gobierno son un solo cuerpo, y esa identidad no se ve en la propuesta de Santos, y para nada en la de Zuluaga que busca encontrar a última hora el camino de la paz con tal de ganar las elecciones a como dé lugar.

Alianzas programáticas por la paz


Uno de los problemas del ejercicio electoral ha sido el poco debate de programas por culpa de la polarización uribista y el eco de los grandes medios que armaron el tinglado para la sucia pelea.Entonces, ante los espantosos resultados, incluidos los del ufanado uribismo, los dos aspirantes que disputarán la segunda vuelta se centrarán en lo programático y en buscar alianzas, porque solos no pueden.

Considerando el talante moderado y convencional de las propuestas de los distintos partidos, no será difícil llegar a acuerdos políticos programáticos, salvo en el tema de impulsar una política industrial que frene la desindustrialización y mitigue los impactos de los TLCs, para lo cual le exigirán a Santos dos cosas: no firmar más TLCs hasta tanto Colombia no esté más preparada; y renegociar parte de los ya firmados, como lo pide el Polo de Clara. Es un punto crítico por la maneracomo el presidente candidato defiende esos acuerdos, diría que con dogmatismo a ultranza y neoliberalismo trasnochado (igual que Zuluaga), distinto al neoliberalismo avanzado de Chile. Los TLC ha sido tema difícil en la mesa de concertación con los campesinos, porque esos tratados no son neutros, tienen en el fondo muchas más implicaciones que exportar o importar bienes y servicios.

Una parte del partido conservador ya está con Santos, y la otra con Marta Lucía sin Pastrana, ya se fue donde Zuluaga, dividiéndose los dos millones de votos que alcanzaron el domingo. Este comportamiento de los conservadores escoherente con una Colombia que es políticamente conservadora e ideológicamente premoderna.

No obstante, los acuerdos de los partidos con el presidente serán respetando la independencia de cada uno, no implicará ingresar a la Unidad Nacional, y se centrarán en el impulso de puntos programáticos estratégicos para las partes. De esta manera Santos puede hacer alianza con conservadores, independientes e izquierdistas.

Solo, Zuluaga no gana porque el uribismo en pleno votó el domingo y necesita todo el conservatismo de su lado, y eso no sucederá. De esta manera Colombia abrazará la paz sin tener idea de cómo será el posconflicto, y la política será otros cien años de clientelismo, corrupción y mezquindad, con pequeñas interrupciones, si por ejemplo, Fajardo gana en el 2018, pues es el único político con perspectiva presidencial que uno podría poner en la misma línea de Lula, Dilma, Mujica, Bachelet, Lagos y Correa, que representan la nueva América Latina y la interpretación del mundo y de la globalización desde una perspectiva propia.

Mientras tanto, Clara López será la voz de la paz detrás de los esfuerzos de Santos.Será una dirigente muy escuchada en los años inmediatos, por su serenidad, capacidad y ponderación, y en la decisión que ella y el Polo tomen, está la paz de Colombia. Ojalá el candidato presidente lo entienda así, y no apeleal juego de contentar a la derecha o a la izquierda en cada una de sus decisiones, que es lo que tiene en peligrola paz y la gobernabilidad del país. Miremos como respondieron los ñoños que están en cuerpo ajeno por toda Colombia. Tomaron nuestra plata y ellos nada dieron por nosotros el domingo reciente.Pero así también fue en los 8 años de Uribe.

Nada he dicho de la Alianza Verde porque ahí todo está sucediendo. Tres escenarios: ir atolondrados, unos a la guerra, otros a la paz, otros a ninguna parte; invitar a la paz dejando al electorado botado en el borde caminocomo hicieron con la ola verde; o hacer con Santos un acuerdo programático independiente por la paz y por el posconflicto.Conocida la decisión de Peñalosa de dejar libres a sus electores con el argumento insulso de respetarlos, los tres escenarios están ocurriendo.Los verdes siguen biches, y al final las dudas que había sobre Peñalosa se dieron, pues pasó de apoyar la paz y de conservar el equipo negociador, a dejar libre a sus electores muchos de los cuales le dieron su apoyo por la paz.

Mientras los políticos andaban en sus desvaríos clientelistas, se volvió a convocar a la Comisión Nacional de Paz, donde están algunas de las víctimas de la confrontación, que bien dicen que si no hay perdón no hay reconciliación.


Voto por la paz voto por Santos


No más muertos, no más secuestrados, no más desplazados, no más víctimas, no más atropellos a la vida y a sus derechos. No formemos más generaciones de violencia. Votemos por la paz, votemos por Santosque tiene el inmenso mérito de conducir a Colombia por el camino de la reconciliación. El desbarajuste institucional ya lo arreglaremos haciendo camino al andar en la construcción del posconflicto.

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