“Si hiciéramos música para ‘pegar’, no estaríamos aquí”

Camilo Gómez, abogado de profesión, músico de vocación y vocalista de Providencia; la agrupación paisa que acompañó a los Cafres en la celebración de sus 25 años de carrera artística, habló con Confidencial Colombia sobre sus sonidos y el estado actual del mercado de la música. [Entrevista]

Confidencial Colombia: ¿Qué tanto ha influenciado los Cafres a Providencia?

Camilo Gómez: Realmente de las bandas latinas que más nos ha influenciado, han sido Los Cafres –de la mano de Los Pericos-, que fueron las primeras bandas que escuchamos del género.

C.C: Creen que de cierta manera tocar con los Cafres, ¿es un reconocimiento a la trayectoria artística de Providencia?

C.G: Sí, totalmente, porque yo siento que Providencia es una banda muy atípica dentro del imaginario del reggae […] hemos sido una banda que ha propuesto una estética propia. Que nos hagan esta invitación es un reconocimiento a este estilo propio, que hace 13 años decidimos emprender, demostrarle a la gente que se puede hacer en nuestro idioma, y con nuestra idiosincrasia.

C.C: Precisamente, ¿cómo definiría el estilo de Providencia?

C.G: Providencia es una banda de rock que toca ritmos del Caribe; que habla un lenguaje muy de la ciudad de la que vinimos y del país en el que estamos. Es un coctel de Medellín con el Caribe y las vivencias de nosotros. ¡Eso es Providencia!

C.C: Usted mencionaba en una entrevista que Providencia ya habían hecho todo el circuito que podía hacer una banda alternativa, entonces ¿qué les depara el futuro?

C.G: Ahora estamos haciendo el circuito de otros países. En el 2012 hicimos nuestra primera gira en Estados Unidos y el pasado mes de julio estuvimos en Canadá presentándonos para gente que no es de habla hispana… esa es como la posición de la banda: poder seguir tocando e Colombia, en un idioma muy cotidiano para la gente, pero también poder llegar a públicos que no hablan nuestro idioma, pero que encuentran en Providencia otra opción.

C.C: En el imaginario popular está la creencia que cuando una banda ‘abandona la escena alternativa’, ésta empieza a guiarse por las lógicas del mercado, y esto afecta negativamente la calidad de su música, ¿es esto cierto?

C.G: Hay casos, pero todo depende de cuál sea el espíritu de la banda. Yo siento que en el caso de Providencia, nunca hemos perdido el camino a pesar de que hemos pasado por muchas épocas.

C.C: En todos estos años de trayectoria artística ¿qué ha cambiado y qué permanece?

C.G: La banda cuando empezó siempre tuvo dos corrientes temáticas en las letras: una que era de la cotidianidad y otra un poquito contestataria y propositiva con lo que pasa en Colombia, eso se ha mantenido. Por otra parte, la musicalidad ha evolucionado, porque ya no somos los niños de 17 años que andan en el garaje ensayando, ya tenemos familia, ya acabamos nuestras carreras, estamos en otros momentos de la vida y precisamente, la música ha sido una guía, una compañía para ir en el camino. Así que aunque la temática se mantiene, la sonoridad ha cambiado un montón.

C.C: Al parecer ustedes son una agrupación cohesionada, ¿cómo lo logran?

C.G: Ha habido una guía y un faro que es la creación de las canciones, y eso ha sido un proceso en el que independientemente que la autoría sea de uno de otro, cada uno pueda aportar, y eso ha permitido que ahora que han entrado nuevos integrantes a la banda la creación artística tenga un faro.

C.C: Ustedes mimos se producen ¿cómo son los roles?

C.G: Casi siempre es como una conversación, en este tiempo yo he tomado el liderazgo de componer las letras y ser esa guía, pero siempre ha sido un dialogo con el que va a interpretar la idea, entonces si al guitarrista le digo lo que pienso y él me dice lo que piensa y ahí hacemos el consenso. Es como una lógica del diálogo que ha funcionado un montón, además ha resultado enriquecedor.

C.C ¿Se puede vivir de la música en Colombia?

C.G: Sí, porque la música tiene muchos escenarios en los cuales vos te podes enfocar. Vivir de un proyecto en particular es un poco complicado, sobre todo en el escenario alternativo porque sabemos que la música que más se comercializa en Colombia no es esta, entonces muchos de los que nos dedicamos a los sonidos alternativos nos ha tocado encontrar la manera de hacerlo… adicional a eso, tenemos profesiones, por ejemplo yo estudié derecho y he intentado unir las dos e irme por el lado del derecho para la música, para la creación artística. Es difícil vivir de un proyecto de música alternativa, pero no es imposible.

C.C: ¿En algún momento ustedes han tenido que sentarse a decidir sobre la conveniencia de hacer algo que es rentable económicamente pero con lo que no se sienten muy cómodos –musicalmente hablando-?

C.G: No, realmente todo ha fluido a gusto de la banda. Me gusta citar a Andrea Echeverry quien dice que es diferente “venderse en la música” a “vender tu música”, me parece interesante esa postura; está bien hacer algo que para la gente sea un poquito más digerible, siempre y cuando vos te sintas sincero.

Si hiciéramos música para “pegar” como se dice en el argot popular, no estaríamos aquí.

C.C: ¿Hay más competencia el mundo de la música hoy, que 20 años atrás?

C.G: Ya ni siquiera la competencia es local, es global; tu competencia ya no es la que toca contigo en Rock al Parque, sino que compites con una banda de México que hace su circuito, una banda de Estados Unidos que también está haciéndolo… la competencia se volvió global, está muy fuerte, se compite con producto, no sólo con canciones, eso dentro de todo está muy bueno.

C.C: En este escenario ¿para Providencia fue difícil surgir?

C.G: Desde que empezamos yo casi no sentí la presión, porque todo fue muy intuitivo, todo lo que hicimos fue por gusto, y mucha gente se empezó a identificar; entonces llegamos al punto de decidir: “o continuamos de recocha o lo hacemos en serio”, y fue cuando grabamos nuestro primer demo… Ahora años después, cuando uno quiere saltar de un circuito para otro, uno ya empieza a mirar las implicaciones que tiene dejar de estar en una zona de confort, -o de un circuito que ya dominas-, es donde uno siente la necesidad de la promoción, de tener un video clip… y ese tipo de cosas que quizá al principio no fueron necesarias,pero claro, a estas alturas del partido uno siente que el mercado de la música necesita de muchas otras cosas para ser competitivo…

C.C: En el caso particular de Camilo, ¿usted estudió derecho como plan b?

C.G: Cuando empecé a estudiar eso lo hice por gusto, porque estaba recién salido del colegio, no había empezado en la música, no había empezado Providencia, después fue cuando me empecé a mover en la música… la vida te da vueltas y te pone en los lugares en los que tienes que estar, y ahora estando de lado de la música, pues encontré la posibilidad de potenciar ese conocimiento que adquirí por gusto para hacerlo con algo que me apasiona.

C.C: ¿Es la legislación colombiana ‘floja’ con los artistas?

C.G: Sí es muy floja. Por ejemplo, hablando por parte de los derechos de autor, -como toda la legislación en colombiana ha sido copiada-, siento que hace falta mucho desarrollo. En Estados Unidos por citar, nos llevan años luz, no sólo en protección, sino en lo efectivo que pueden ser estos derechos que ya están consagrados y que simplemente es ponerlos en marcha.

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