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Venezuela, entre Maduro y Capriles


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Nicolás Maduro no es el primer candidato político a invocar el nombre y el legado de un líder muerto para ganar votos. Sin embargo, puede ser el primero en decir que su mentor político, el presidente Hugo Chávez, lo visitó desde la tumba en forma de un pajarito.

Venezuela elige el próximo 14 de abril al presidente que en 2019 terminará el mandato que Chávez, muerto el pasado 5 de marzo por un cáncer que le fue diagnosticado menos de dos años antes, comenzó el 10 de enero.

La muerte de Chávez es el elemento que ha dominado todo en Venezuela y, por supuesto, se convirtió en el eje principal de una campaña de apenas diez días, que, sin embargo, se inició apenas falleció el gobernante.

Maduro ha hecho todo tipo de homenajes, referencias y promesas para continuar con su legado, mientras que Capriles ha realizado ímprobos esfuerzos para separar a Maduro de la imagen del hombre que gobernó Venezuela durante 14 años desde 1999.

El pajarito en que Chávez se le apareció a Maduro, artistas enfrentados, denuncias de atentado, de manipulación de máquinas electorales y de uso de recursos públicos, la campaña ha deparado sorpresas y palabras altisonantes, pero muy escasas propuestas concretas.

Maduro optó por la espiritualidad y el homenaje a Chávez para pedir el voto. Una página web: madurodice.com asegura que el candidato chavista ha mencionado más de 6.000 veces al fallecido gobernante desde su muerte el pasado 5 de marzo tras más de 20 meses de lucha contra el cáncer.

Sin duda el comentario que marcó la campaña fue la revelación de que Chávez se le apareció a Maduro en forma de “pajarito chiquitico” en una capilla de Barinas, en la tierra natal del difunto gobernante.

“Lo sentí ahí como dándonos una bendición, diciéndonos: ‘Hoy arranca la batalla. Vayan a la victoria. Tienen nuestras bendiciones’. Así lo sentí yo desde mi alma”, relató Maduro, quien ante las críticas defendió su “espiritualidad” y convirtió los silbidos del pajarito en parte de su repertorio en cada acto.

Las palabras de Maduro llevaron al dirigente opositor Leopoldo López a afirmar que alguien que dice que “está alucinando, viendo a un pajarito y que ese pajarito le está dando instrucciones, obviamente eso requiere que se haga una evaluación del equilibrio mental”. Sin embargo, la oposición no ha ahondado en la herida.

Maduro ha ido aprobando recursos como presidente encargado para diferentes proyectos desde las tarimas de la campaña, y ha prometido más de los proyectos insignias de Chávez como la Misión Vivienda, para dotar de casa a más de 3 millones de personas.

También se ha comprometido a solucionar la delincuencia y al crimen, que el año pasado dejaron 16.000 muertos en el país; además de luchar contra la corrupción contra los funcionarios “traidores”.

Sus actos de campaña han tenido más similitudes con una celebración religiosa que una presentación política, y en ellos el insulto y el improperio han sido una vez más elemento habitual.

Maduro llegó a decir que los opositores que encabeza Capriles, descendiente de judíos del gueto de Varsovia, son “herederos de Hitler”.

Menos de seis meses después de las elecciones presidenciales de octubre que perdió ante Chávez, Capriles ha reiterado el programa político que presentó entonces prometiendo oportunidades para todos sin importar su color, el aumento del salario mínimo y el final del “regalo” de los recursos petroleros del país.

Ha insistido en que Maduro no es Chávez, le ha acusado de meter “dos paquetazos” por la devaluación del bolívar y ha asegurado que en los cien días que lleva de Gobierno (desde que el fallecido gobernante partió por última vez a La Habana el 8 de diciembre) Maduro ha destruido el país.

Ha tratado de continuar el discurso de unidad afirmando que él no es el candidato de la oposición, sino el candidato de los venezolanos, y ha acusado reiteradamente a Maduro de esconderse bajo la figura de Chávez porque no tiene “liderazgo ni nada que proponer”.

También le dedicó insultos afirmando que es un “mentiroso” y un “toripollo” (tonto alto).

Reclamó un debate televisado al que Maduro no accedió, pero rechazó ir a la televisión pública a ser entrevistado, al considerar, que ese medio está al servicio del Gobierno.

Siguiendo una denuncia de su equipo de campaña, Capriles señaló que chavistas tenían el acceso a claves de acceso del sistema de máquinas electorales, aunque desde la propia oposición se apresuraron a señalar que no eran accesos que pudieran influir en el resultado electoral.

La principal denuncia de Capriles ha sido, desde el principio, la desigualdad en los recursos del oficialismo que ha aprovechado los medios públicos y pidió que se revisara de dónde provienen los fondos de la campaña del chavismo.

Con EFE

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