El Reiki es un sistema terapéutico ancestral originada en el lejano este, consistente en el manejo de la energía universal y su canalización por medio de la imposición de manos para llevar salud, armonía y bienestar físico al cuerpo, la mente, y el espíritu. Su impulsor moderno fue el japonés Mikao Usui (1865-1926). Una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, el Reiki se extendió por Occidente de la mano de los estadounidenses que tuvieron la oportunidad de iniciarse en los misterios del Reiki en tierras del Imperio del Sol. En el año de 1995 La Organización Mundial de la Salud lo reconoció como una práctica terapéutica complementaria a la medicina tradicional, pero no su reemplazo, ni substituto.
Mikao Usui empezó a buscar las razones por las cuáles muchas de las personas tratadas con Reiki no lograban reestablecer completamente su salud física, no obstante, experimentar cierta mejoría, para concluir que no bastaba con sanar el cuerpo físico, era necesario sanar en primer lugar el alma y el espíritu. Esta experiencia le sirve al maestro Usui para proponer cinco principios que condensan la filosofía del Reiki, los cuales demandan un día a la vez: “Sólo por hoy”.
Primer principio, sólo por hoy no te enfades. No permitas que la ira, el odio y el desamor tomen el control de tus pensamientos para que no albergues emociones indeseables que, posteriormente podrían desencadenar en acciones reprochables. Sólo por hoy, controla la volatilidad de tu temperamento y no permitas que sentimientos de molestia, incomodidad y de rencor hagan de las suyas.
Segundo principio, sólo por hoy no te preocupes. Por más que te afanes y te cargues, hay circunstancias, dificultades y problemas cuya solución no dependen de ti, o del momento en particular; dependen de otros actores e incluso del paso del tiempo. ¿Qué obtienes preocupándote por cosas que a veces no tienen el efecto nocivo esperado? En lugar de preocuparte: Ocúpate, ponte en acción, actúa según tu leal saber y entender, confía en tu sabiduría interior. Jesucristo, bien lo dijo, por más que lo intentes muchas veces no puedes agregar una medida a tu cabeza, pero sí puedes gestionar la voluntad para obtener acciones que a mediano o largo plazo podrán darte mejores resultados.
Tercer principio, sólo por hoy sé agradecido. Agradecer es el acto más importante, es un acto tan sublime como amar. El agradecimiento es el marco de la vida y a partir de allí empieza la abundancia. Agradecer por todo, por lo mucho, por lo poco, por lo escaso, por lo suficiente y lo insuficiente, por lo bueno y por lo no tan bueno. Todo es aprendizaje. Agradecer forma parte de sí mismo para reconocer qué tanto se avanza en la vida para sortear y aprender de las dificultades diarias. Quien agradece ora, sin lugar a dudas, ora dos veces.
Cuarto principio, sólo por hoy trabaja honrada y diligentemente. El trabajo honrado y diligente es la máxima del reikista. Hacer las cosas de manera honesta, decente y juiciosa. Cada momento es único y merece total atención. Cumplir para con las obligaciones, y especialmente, no sólo las físicas, como el aseo y el cuidado personal, o un trabajo con remuneración económica, también el trabajo espiritual, álmico e interno es supremamente importante en el proceso de reconstrucción y de crecimiento personal. Meditar, reflexionar o simplemente dejarse ir “no pensamiento” es una manera maravillosa de construir un mejor porvenir y una sociedad más amorosa y equitativa.
Quinto principio, sólo por hoy sé amable con todas las personas y con toda la creación. La amabilidad es el acto de aceptar que el otro es un sujeto moral que merece especial consideración, respeto y aceptación. En el otro nos reflejamos y nos proyectamos. Toda persona tiene su propia lucha, su propia batalla y su propio camino que enfrentar. Ser amable para con el otro es un acto de respeto, de valoración superior y de reconocimiento inequívoco de que el otro es un ser inestimable, valiente y digno de admiración y respeto. Cada quien atraviesa su propio campo minado.
Cuando tomes conciencia del sólo por hoy, vivirás un día a la vez, sabrás que cada día tiene su propio afán y circunstancias, entonces, la vida será más llevadera, más soportable, más amorosa y con mayor sentido. Te invito, a que sólo por hoy, te atrevas a mirar el mundo con otros ojos desde la energía universal del amor.