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Los modelos vigentes subestiman sistemáticamente la sensibilidad con que reacciona la disponibilidad global de agua a determinados parámetros climáticos cambiantes.
Un análisis en la Universidad Tecnológica de Viena (TU Wien) de los datos medidos en más de 9.500 cuencas hidrológicas de todo el mundo demuestra que el cambio climático puede provocar crisis hídricas locales en mayor medida de lo previsto. Los resultados se publican ahora en la revista Nature Water.
“En la comunidad climatológica se conocen muy bien los efectos del cambio climático en la atmósfera. Sin embargo, sus consecuencias locales sobre los ríos y la disponibilidad de agua entran dentro del campo de la hidrología”, explica en un comunicado el profesor Günter Blöschl, del Instituto de Ingeniería Hidráulica y Gestión de Recursos Hídricos de la Universidad Técnica de Viena.
A nivel local, a menudo es posible explicar muy bien cómo se relaciona la disponibilidad de agua con parámetros externos como la precipitación o la temperatura; esto se estudia en muchas estaciones de medición de todo el mundo, en particular en el laboratorio de hidrología de Blöschl en Petzenkirchen, donde se han instalado numerosos sensores en una superficie de 60 hectáreas.
Pero no se pueden extraer conclusiones globales a partir de estas observaciones individuales: “La forma en que el balance hídrico depende de parámetros externos varía de un lugar a otro; la vegetación local también desempeña un papel muy importante”, afirma Günter Blöschl. Es difícil desarrollar un modelo físico sencillo que permita calcular con precisión estas interrelaciones en todos los lugares del mundo.
Por ello, Günter Blöschl ha colaborado con colegas de China, Australia, Estados Unidos y Arabia Saudí para crear y analizar una gran base de datos de observaciones de caudales de todo el mundo. Se han incluido más de 9.500 cuencas hidrográficas, con series cronológicas que abarcan varias décadas en el pasado.
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“No basamos nuestro análisis en modelos físicos, sino en mediciones reales”, subraya Günter Blöschl. “Observamos cuánto cambió en el pasado la cantidad de agua disponible cuando cambiaron las condiciones externas. De este modo podemos averiguar hasta qué punto los cambios en los parámetros climáticos están relacionados con un cambio en la disponibilidad local de agua. Y esto nos permite hacer predicciones para un clima futuro más cálido”.
Y resultó que la conexión entre las precipitaciones y la cantidad de agua en los ríos es mucho más sensible de lo que se pensaba, y por tanto mucho más sensible de lo que se supone en los modelos utilizados actualmente para predecir el cambio climático.
Por tanto, los modelos de previsión de los efectos del cambio climático en el abastecimiento de agua deben revisarse a fondo. “Hasta ahora, las mediciones de la escorrentía no solían incluirse en absoluto en los modelos, como los que actualmente presenta el IPCC”, afirma Günter Blöschl. “Con la serie de mediciones ahora disponibles, ahora debería ser posible ajustar los modelos de predicción física en consecuencia”.
En cualquier caso, los resultados del equipo de investigación en torno a Günter Blöschl muestran que el peligro del cambio climático sobre el suministro de agua en muchas partes del mundo puede haber sido subestimado hasta ahora. Especialmente para África, Australia y Norteamérica, los nuevos datos predicen un riesgo de crisis de abastecimiento de agua para 2050 significativamente mayor de lo que se suponía hasta ahora.