El estudio sobre “Estabilidad en el mercado laboral y algunos impactos del proyecto de ley de reforma laboral”, que hace poco presentó el Banco de la República, debió comenzar con el último párrafo del texto “…..cabe decir que las estimaciones realizadas se concentran en el aumento de los costos laborales promedio y su impacto en el empleo formal …..Por tanto, dejan de lado los posibles efectos positivos para los trabajadores beneficiados,…por el aumento de su estabilidad laboral y el mayor acceso a mecanismos de protección social…”.
De esa manera, adopta un restringido y tendencioso marco de análisis, en vez de contribuir a un debate serio, propositivo, amplio y con visión de los cambios que debe adelantar Colombia con su política nacional de reindustrialización, la cual debe estar acompasada con las reformas laboral y de pensiones porque son instrumentos normativos de largo plazo, en consecuencia, a largo plazo el desarrollo productivo y la innovación están relacionadas con las condiciones laborales que deben tener los trabajadores en todos los niveles de ocupación para adaptarse e impulsar la construcción de una economía de nuevo tipo, urgente por nuevos factores externos e internos. Asimismo, porque mejores condiciones laborales duraderas aseguran mejores condiciones y multiplican los espacios para que muchos más ciudadanos accedan a una pensión justa y digna.
Dicho esto, el estudio del Banco deja de lado lo que en teoría se conoce como cambio estructural (desarrollo de nuevas actividades y sectores) y cambio tecnológico (desarrollo tecnológico asociado a la innovación de los sectores productivos especialmente nuevos, exportadores de alto valor agregado y con efectos difundidos en todo el sistema productivo). El estudio del Banco contra la reforma no dice una palabra de como aumentar la estabilidad laboral a través de un sostenido incremento de la formalidad y el acceso de muchas más personas a una pensión digna dada una mayor estabilidad laboral y mayores ingresos derivados de una economía de alta productividad.
Ni siquiera hay una palabra, menos un párrafo, imposible una sección, sobre las condiciones estructurales que conducirían a una mayor estabilidad laboral si se logran dinamizar sectores con rendimientos crecientes (nuevos, de alta tecnología, y con mercados nacionales e internacionales con crecimiento sostenido a altas tasas) y no se esperan milagros imposibles con sectores con rendimientos decrecientes (los que ahora conforman la producción y las exportaciones de Colombia: manufacturas livianas, productos primarios con escasa transformación), con los cuales la tasa de innovación, diversificación y crecimiento, es menor, incluso, tiende a cero o es negativa, por tanto, la productividad es negativa. En consecuencia, tasas más elevadas y sostenidas de crecimiento del PIB, son imposibles, incluso, con el empujón de las producciones ilegales, que han aportado al crecimiento del consumo, pero nada al desarrollo de la economía – dado que si las políticas económicas no van en la dirección de la alta productividad -, el ingreso de los malos dineros a la economía legal no generan desarrollo, solo crecimiento espurio como espuria es la competitividad basada en la tasa de cambio.
La inflexión y el malestar que se sienten en los territorios productores y exportadores de cocaína por la interdicción a las exportaciones ilícitas, se debe a que los cultivadores están recibiendo menos plata y los transformadores también, entonces, se genera un malestar hacia el presidente y su gobierno, porque una economía acostumbrada a la ilegalidad, incluidos los legales beneficiados, se sienten afectados, ante lo cual la única acción posible desde el Estado, es una masiva acción estratégica intersectorial, incluidos subsidios temporales, para desarrollar una economía alternativa productiva, sostenible y del bienestar.
Entonces, las economías ilegales que se asocian por definición a gran parte de la economía informal están por fuera de los circuitos formales de la transformación productiva con alta productividad. Sobre esto ni una palabra en el estudio del Banco a pesar de los efectos positivos en el empleo formal y en las pensiones.
En últimas, el estudio del Banco es corto para una entidad tan grande e importante, que debe tener un músculo de conocimiento para realizar análisis complejos, sofisticados, innovadores, creativos y transformadores. La autonomía del Banco debe servir para eso. Pero, ni una palabra sobre mercado laboral y la nueva economía que debe venir por la política de reindustrialización del gobierno.
En esas condiciones, su análisis, por razones metodológicas según el sesgo del estudio, se basa en datos de corto plazo, para mostrar los supuestos efectos negativos del proyecto de la reforma porque elevaría los costos laborales de las empresas, sin ninguna alusión al cambio productivo y tecnológico de base endógena. Si la economía del futuro es la economía de los rendimientos decrecientes del presente, por supuesto que la reforma incrementará los costos laborales afectando aún más la baja productividad de la economía, porque si no es una estructura innovadora, cualquier responsabilidad positiva de una economía dinámica y disruptiva, se verá como un sobre costo y no como parte de la construcción de una producción más diversificada, productiva, innovadora y emprendedora. Cien años de la economía de la innovación, de Schumpeter a Mazzucato, la pasaron por alto, con el acostumbrado desdén de la simplificada arrogancia de la dañina ortodoxia neoliberal.
El gobierno tiene parte de culpa debido a que no ha logrado mostrar los impactos positivos que tendrá la reforma en la construcción de la política nacional de reindustrialización, y cómo esta generará nuevas condiciones para un nuevo espacio laboral nacional que gradualmente le reste peso a la informalidad y a la ilegalidad. Parece que los ministros, ciertos temas, no los conversan. No se conoce aún una aproximación sesuda del ministerio de comercio, industria y turismo, tampoco del ministerio de ciencia y tecnología, ni de los ministerios de hacienda, energía, agricultura, salud, defensa, sobre la política de reindustrialización y el nuevo espacio laboral que traen las reformas. Por ejemplo, las nuevas industrias y empresas innovadoras de las cinco apuestas estratégicas de la política de reindustrialización, le darían una vuelta completa a la lectura que se debe hacer de la reforma laboral, y también a las pensiones. El presidente y su equipo a veces se complican solos.
La crítica al estudio del Banco, es extensivo a la agresiva oposición de Vargas Lleras a la reforma. Una diatriba con datos perversamente construidos para destruir la reforma y no aportar a su construcción. Es el mismo talente destructivo, mal intencionado y precariamente argumentado que usa contra la reforma a la salud. Ante el declive de Uribe, por todo y todo, Vargas, ambicioso, patán y ultra derechoso, cree que debe tomarse las huestes uribistas y a todos los opuestos al cambio. Encontró en Caracol y en El Tiempo las tribunas para sus desvaríos ideológicos e intelectuales y sus peligrosas ambiciones políticas.