El Centro de Apoyo a las Identidades Trans (CAIT) ha contabilizado 590 asesinatos de personas transgénero en todo México entre 2007 y 2022, lo que genera un promedio de 53 asesinatos al año.
Esta violencia tiene una especial incidencia en los estados de Chihuahua, Ciudad de México, Estado de México, Guerrero y Veracruz, que suman 281 asesinatos en este periodo. El pico de casos se registró en 2016, cuando se contabilizaron 80 asesinatos, seguido de 2017, con 68 crímenes fatales, según un nuevo informe que recoge el diario mexicano ‘Milenio’.
El resultado es que México ocupa el segundo lugar del mundo en asesinatos de personas trans en el mundo, en números absolutos, solo por detrás de Brasil.
Transgender Europe concluye que la mayoría de las víctimas se dedicaba al trabajo sexual. “La calidad de los datos se ha acrecentado porque las organizaciones adquirimos mayores habilidades, pero hay regiones o países donde no se pueden documentar, como sucede en África, Rusia y China. Ahí hay un vacío de información”, ha explicado la coordinadora general del CAIT, Rocío Suárez.
Lo que sí está claro es que según las cifras, en América Latina se cometen tres cuartas partes de todos los asesinatos en el mundo. “En el caso de México, esta violencia es parte de la violencia estructural en el país. No solo es contra las poblaciones trans, sino que estamos inmersas en la famosa guerra contra el narcotráfico. Los cinco estados en México más violentos para las mujeres trans son, al mismo tiempo, de los más violentos en el país, con fuerte presencia del crimen organizado”, ha recordado Suárez.
Esa es la razón de que con frecuencia sea difícil identificar los motivos de un asesinato. A veces no se sabe si es un crimen cometido por prejuicios sexuales o por el cobro de un alquiler o de una extorsión.
“De hombres trans contamos un caso. Esto habla de una violencia contra las mujeres, de condición de género. Nos remonta a los feminicidios en el país, que suman 10 cada día. Al ser las mujeres trans muy visibles, ambas violencias se relacionan”, ha concluido Suárez.
Más derecho más violencia
Por otra parte, Suárez ha resaltado que paradójicamente, a mayor reconocimiento de los derechos de esta población, aumenta también la violencia. Desde el 2016 la población trans han ganado derechos en diversos estados del país. Más de la mitad de las entidades reconoce la identidad de género y la Suprema Corte de Justicia de la Nación la validó en 2018.
“Es una situación adversa, ha sido mucho trabajo para hacer visible a la comunidad trans, pero los crímenes siguen. Cada año es mortal”, ha denunciado Suárez.
Además, Suárez ha advertido de que no todos los crímenes son denunciados o recogidos por los medios de comunicación. “Es irónico el caso de la Ciudad de México, que, pese a ser la entidad con mayor reconocimiento y políticas públicas para las poblaciones LGBT, que incluye a la gente trans, también ocupa el quinto lugar de asesinatos de personas trans en el país”, ha destacado.
Estas políticas públicas se expresan en unidades de salud, cambio de identidad de género en el registro civil y reconocimiento a las infancias trans y el trabajo sexual.
La coordinadora del CAIT ha insistido en la necesidad de un cambio cultural que normalice la presencia de las personas trans en los diferentes ámbitos y espacios. “Que sea común llegar a comprar boletos al Metro y que la persona en la taquilla sea mujer u hombre trans o que sea trans la persona médica que te atiende en el IMSS o que da clases en la primaria”, ha argumentado.
Cuando la población empieza a notar la presencia trans como algo cotidiano, se empieza a romper la primera barrera y por tanto la aceptación es más natural, ha concluido.
Por último, Suárez ha recordado que las encuestas realizadas por el CAIT revela una recurrente alta violencia familiar. “En las nuevas generaciones hay transiciones exitosas. En las familias hay un entorno amigable que acompaña. Eso tendrá repercusiones positivas en las infancias y juventudes trans. Van a crecer con amor y aceptación”, ha resaltado.