La buena noticia del cese al fuego con los elenos

Me declaro optimista. El acuerdo de un cese al fuego entre el Gobierno Petro y el Ejército de Liberación Nacional ELN, es una alentadora noticia para un cierre definitivo del conflicto armado del Estado con esta organización insurgente. Luego de meses de dialogo y discusiones entre las delegaciones de las partes en Venezuela, México y Cuba, el Acuerdo al que le faltan aun algunas precisiones, fue suscrito y anunciado en persona por el propio presidente Gustavo Petro, el máximo jefe de los elenos Antonio García y su dirigente histórico Nicolás Rodrigues “Gabino”. Ese último hecho, sin antecedentes en la historia de los esquivos y complejos diálogos del ELN con gobiernos anteriores, constituye un acontecimiento político de la mayor trascendencia.

Es un cese al fuego pactado inicialmente para un periodo de seis meses, de cobertura nacional y suscrito en el marco del Derecho Internacional Humanitario. Si es exitoso, desescalará el conflicto en los territorios de presencia del ELN, protegerá a la población civil de los efectos de la guerra y creará un ambiente favorable para que las partes avancen en los contenidos de la agenda pactada desde los inicios del proceso. La participación de la sociedad en la construcción de un acuerdo definitivo de paz con esta organización guerrilla, asunto que es del corazón de su concepción de paz, se verá indudablemente favorecido por el escenario de distensión que ofrezca el cese al fuego pactado. La preparación de las partes y el afinamiento de los mecanismos de monitoreo, seguimiento y verificación son asuntos cruciales para su cumplimiento. Recordemos que procesos de paz anteriores en la historia de Colombia se han malogrado por violaciones a ceses al fuego. Y están frescos los incumplimientos de las disidencias de las FARC y el Clan del Golfo con este gobierno.

Como era de esperarse, ya han saltado detractores a descalificarlo. Los mismos que promovieron el NO al acuerdo de paz con las FARC y que el Expresidente Santos con toda razón los denomina “los del NUNCA” desestiman las vidas y los bienes públicos y privados que resultan protegidos con este primer acuerdo. Para quienes han convertido la guerra y la violencia en su proyecto político, resulta de la menor importancia las comunidades y los territorios que viven en medio de la confrontación y que recibirán un respiro humanitario en estos seis meses, que los defensores de la Paz esperamos se prolonguen hasta la firma de un acuerdo definitivo de paz con esta organización armada. De enorme trascendencia para nuestra democracia local que este Cese al Fuego ocurra cuando arranca la campaña para la elección de autoridades territoriales.

Sin embargo, algunas advertencias y críticas desde la orilla de la Paz deben ser consideradas y atendidas. Los riesgos para el éxito del cese al fuego por la presencia de otros actores armados ilegales en las zonas de presencia Elena son indudables; el llamado a la prohibición de actividades como el secuestro y la extorsión debe ser escuchado; la pregunta por la unidad interna y el ejercicio de un mando responsable en el ELN no debe soslayarse; la tentación de mandos militares de las Fuerzas Armadas en permitir o promover acciones armadas de otros actores contra el ELN debe ser neutralizada; y las garantías para la operación eficaz de los mecanismos de monitoreo y verificación constituye una obligación para las partes.

Mi optimismo, como el de muchos, es moderado. Confiamos en que el ELN con este paso haya entendido por fin que estamos en el momento final de esta larga y degradada guerra. Que la dirección del Estado en manos de un gobierno progresista y de izquierda es un escenario ideal para construir una paz cuya duración y estabilidad dependen de las reformas y cambios en curso y de una dinámica de participación social y popular en la construcción del acuerdo que conduzca al desarme definitivo de este conflicto.

Antonio Sanguino