La lealtad

Por: León Sandoval

A parte del rey David, uno de mis personajes favoritos de la Biblia es Urías el Heteo o el Hitita, perteneciente a un pueblo aliado a los judíos en tiempos del rey David. Es breve la aparición de Urías en la Biblia, aparece en el Segundo Libro del profeta Samuel en el Capítulo 11, pero no por ello menos profunda, al punto que, me inspira a escribir las siguientes líneas sobre la lealtad.

Urías era un guerrero valiente que se encontraba bajo el mando de Joab, el comandante supremo de las tropas del rey David, en tiempos de guerra contra los amonitas. Mientras los guerreros se batían, el rey David paseaba en su residencia en Jerusalén y ve a la distancia una mujer muy bella de nombre Betsabé, la hace llamar a su aposento a sabiendas de que era casada y la seduce. Una vez enterado el rey que ha concebido con Betsabé, decide “enmendar” su error, para lo cual utilizará varías estrategias:

Primero, hace venir a Urías desde el campo de batalla, pensando que se acostaría con Betsabé, su esposa y “lavarían” la procedencia del nasciturus. Lo que no contempló el rey David, fue que, Urías y sus hombres, decidirían dormir frente a la casa del rey, y no visitar sus casas, por considerarlo indebido, ya que el Arca del Pacto y el pueblo está bajo tiendas y los soldados en el campo, y Urías consideraba indigno dormir en su casa. El rey David, decide como segunda estrategia, invitar a comer y a beber a Urías para embriagarlo, y así enviarlo con Betsabé, plan que también fracasa, porque pese a haber libado con Urías hasta embriagarlo, éste tampoco fue a dormir con su esposa, y pasó la noche o lo que quedaba de ella frente a las puertas del palacio del rey.

El rey David, atónito ante el valor y la lealtad de Urías, finalmente, decide redactar una nota a Joab, la que enviaría por la misma mano de Urías, en la que le pide a Joab que coloque a Urías en la zona más cruenta de la batalla para que muera en combate. Urías muere en combate como el valiente y leal hombre que fue. Betsabé lo llora, hace luto, y pasado el luto, es desposada por el rey David, que aprovecha la viudez, por él planeada, para hacerse cargo del hijo concebido en deslealtad e infidelidad. Dios conocedor a fondo del corazón, por medio del profeta Natán, amonesta a David le hace caer en la cuenta de su yerro y le dice que ese niño concebido con Betsabé morirá. Como en efecto acontece como consecuencia de una enfermedad.

Urías es la encarnación misma del valor, la fidelidad y de la lealtad, fue leal hasta el final, no sólo a su rey, al pueblo y a Dios, incluso pasando sobre su propia persona. Urías por medio de su vida nos enseña el valor de la lealtad y de la fidelidad, y sobre cómo los principios deben estar siempre por encima de los placeres, del gusto, del sosiego y aún del beneficio personal.

La lealtad entraña un nivel superior de compromiso para consigo mismo, para con otra u otras personas, para con la sociedad y para con Dios. La lealtad se prueba día a día porque corresponde al valor de la palabra dada, al compromiso adquirido y a la confianza que otra u otras personas han depositado. Las consecuencias de la deslealtad son múltiples, no sólo encarnan dolor y sufrimiento para quien la sufre, también para quien la práctica. De hecho, la consecuencia de la deslealtad del rey David, fue la vida de sus descendientes puesta en el filo de la espada.

La lealtad tiene que ver con principios superiores, con propósitos de vida en pareja y en grupo, con la búsqueda de la felicidad y del desarrollo humano. La lealtad es saber que siembras tu rodilla, y no la mueves de allí así un huracán venga sobre ti.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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