‘A las armas’ contra los No Vacunados

Confidencial Colombia. Opinión. Desde mi Rincón

Desde la superioridad ‘moral-física-absoluta-definitiva e irrefutable que me da el estar vacunado de todo y hasta el infinito y más allá, según el Primer Mandamiento de la Ley de OMS’… afirmo sin complejos que mis ‘enemigos’ no son las personas que no se quieren vacunar, como nos quieren hacer ver. No les estigmatizo, ni margino ni nada parecido. Mis ‘enemigos’, si los tuviera, son los políticos inescrupulosos que nos llevan engañando todos estos meses.

Los no vacunados sus razones tendrán para desconfiar, estén en lo cierto o no (incluso la FDA reconoce efectos adversos en la salud en algunas personas, mirar este enlace). Cada uno que decida hacer con su cuerpo lo que quiera. Y más desde que tenemos la evidencia de que la vacuna sí nos puede proteger de la enfermedad, pero no impide que los vacunados podamos contagiarnos y contagiar a otros que también estén vacunados. Es decir, a mí me afecta muy poco lo que hagan otros. La libertad del individuo a decidir sobre su cuerpo por encima de todo.

Por el contrario, sí tengo la corazonada (bueno, diría que la certeza) de que cada día, estos mismos políticos nos quieren ver enfrentados unos contra otros. Y nos siguen engañando impunemente con todo lo relacionado con la pandemia. El cerebro es la parte que más nos han querido lavar, más lavado incluso que las manos con gel anti bacterial.

Primero que si la solución era el distanciamiento social y los encierros, ahora sabemos que fueron ineficaces; luego el rollo estaba con las pruebas PCR o las de antígenos (las primeras eran las ‘buenas’, mientras las otras no tan fiables, ya da hasta risa pensar los idiotas que hemos sido tragando con todo); Posteriormente llegaron a nuestras vidas una decena de variantes del virus que aparecen y desaparecen por arte de magia. ¿Alguien se acuerda ya de Delta o la brasileña…? igual pasará con Omicron, dentro de unas semanas. Mientras tanto muertos del miedo.

Inmunidad de rebaño

Desde hace un año, nos prometían que la vacuna era la panacea para alcanzar la inmunidad de rebaño. Recuerdo que en los meses de febrero/marzo nos vendían que había que llegar al 70%. Cifra mágica de vacunados en un territorio para que el virus perdiera fuerza y así recuperar nuestras vidas con la famosa inmunidad de grupo. Pues bien, en muchos países se superó esa cifra y crecieron los contagios, volvieron los encierros y las medidas restrictivas. Nada pasó. También decían que la vacuna nos protegía hasta un 98% de contagio, luego ese porcentaje fue bajando lo suficiente como para pensar que necesitamos refuerzos todos los años.

Y hay más. Respecto a los ‘culpables’, en un principio, el peligro eran los super-contagiadores, luego los asintomáticos, ahora los que no se quieren vacunar… ¿Así hasta cuándo? ¿Hasta cuando los políticos y sus altavoces mediáticos van a buscar los culpables en la población civil? La sufrida sociedad civil. ¿Hasta cuándo nos van a tener divididos? ¿Hasta cuándo la caza de brujas? Más bien por qué no pensamos que todo es una inmensa cortina de humo para desviar la atención de lo esencial: el origen, las causas y las consecuencias que tiene la pandemia sobre el tablero geoestratégico del mundo… y sobre nuestras vidas finalmente. Preguntémonos quien gana y quien pierde con esta situación. ¿Por qué en dos años se han eliminado muchas libertades básicas conseguidas como sociedad durante siglos?

Retroceso de la libertad con el Covid

Y como vacunando a los adultos sabemos que la cosa no ha ido tan bien, ahora toca inocular a los niños, que aunque todos sabemos que no sufren la enfermedad, y quien les diga lo contrario miente, da igual, también hay que vacunarles sin saber muy bien los efectos secundarios que puedan tener en el largo plazo. Pfizer ya ha reconocido que sus estudios de los efectos sobre los niños estarán en 2024… 2024, mientras tanto, cobayas humanas de manera injustificada. Yo no sé por qué hacen lo que hacen. En el mejor de los casos, quiero pensar que es de buena fe y son sólo unos ambiciosos inmorales con ganas de ganar dinero; en el peor de los casos, saben más cosas y la historia les juzgará como a criminales. Al final se acabará sabiendo la verdad, igual tarde, pero se acabará sabiendo.

En esta nueva cruzada de desinformación e inmoralidad, estos mismos que nos llevan diciendo meses ‘cosas contradictorias’ nos quieren vender que la nueva panacea es el certificado digital Covid-19 o el carnet de vacunas. Ahora sí sí sí, esto es lo que nos hará que estemos más tranquilos y la mejor manera de frenar la transmisión del virus. Me asusta como nos tragamos todas sus mentiras sin que pase nada.

El eterno día de la marmota

Sobre la pandemia hay pocas certezas científicas, de nadie, sobre todo de la OMS, que no hace sino contradecirse un día sí y otro también. Les debería dar hasta vergüenza. Pocas lecciones morales de nadie, especialmente de los políticos. Porque las buenas noticias duran lo que dura la entrada en escena mediática de una nueva cepa. Cuando eso pasa, nuevas incertidumbres, miedo social elevado a la categoría de otro apocalipsis. Y así llevamos dos años. Como en el día de la marmota. Saben que las marmotas somos nosotros, y el pánico inoculado es su mejor ‘pasaporte’ para hacer lo que quieran sin que casi nadie se cuestione casi nada.

Parafraseando al filósofo francés Voltaire “Si quieres saber quién es el que te controla, mira a quién no puedes cuestionar”. Aquí los que mueven los hilos prefieren que nos estemos pegando unos con otros, mientras ellos se siguen llenando los bolsillos. De dinero y de indignidad. La pandemia ha hecho multimillonarios en los cinco continentes, y la mayoría de ellos están cerca de los círculos políticos de poder. ¿Quiénes pagan las vacunas?, usted y yo, todo sale de los presupuestos del país. ¿Quiénes manejan esos presupuestos? Pues los políticos que deciden cuando, cómo y con qué nos vacunamos. El negocio redondo y que nadie cuestiona: nos hacen un favor ‘gratis’. Ja.

Miremos más hacia arriba y menos a nuestros semejantes para buscar responsables. Hoy los apestados sociales son los no vacunados, antes fueron los niños en los colegios, los jóvenes en las discotecas… Cualquier ‘Apartheid social’ es tremendamente peligroso. Por eso estoy en total desacuerdo con el carnet digital de vacunas. Primeramente, por un tema legal: si no es obligatorio vacunarse, pues lo prohíbe la Constitución, es una contradicción por consiguiente exigir cosas que van contra la Carta Magna; Y en segundo término, y más importante, porque me parece muy peligroso el antecedente de coartar libertades. Hoy los señalados socialmente son los no vacunados, mañana pueden ser los panaderos, los que juegan tenis, los negros/amarillos o cualquier grupo que señale el iluminado de turno que nos gobierne. Y podrán hacer con ese grupo lo que les dé la gana. Ya lo están haciendo.

Cuestiónense siempre la versión oficial y estarán un poco más cerca de la realidad de los hechos.

¿Vale de algo el pasaporte Covid-19?

Y finalmente, reflexionen sobre el famoso ‘cartón’ segregador. Al margen de lo esencial que ya comenté de que los vacunados pueden contagiar de igual manera que los no vacunados… ¿Hay algo más estúpido e ineficaz que enseñar en nuestro teléfono celular una imagen de un cartón a la entrada de un restaurante o un teatro? Ya lo he mostrado más de 10 veces sin que comprueben mi identidad con cualquier otro documento oficial. Es decir, que el del nombre del cartón puedo ser yo o puede ser mi primo de Pamplona. Esta es la nueva ‘seguridad’ que dicen que nos ofrecen. Es un mal chiste, como casi todo lo que rodea al Covid-19.

La libertad no se puede frenar con cartones, la estupidez humana sí. Votando un poco mejor. Y si votamos bien bien, incluso echaremos a estos mediocres dirigentes que nos llevan a la ruina como sociedad.

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Marcial Muñoz es periodista y consultor de comunicaciones y es director de Confidencial Colombia

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