Caso Odebrecht: ¿Quién era Alan García, el expresidente suicida?

El expresidente de Perú, Alan García, murió esta mañana en el hospital Casimiro Ulloa de Lima, tras dispararse en la cabeza cuando la policía lo iba a detener con una orden judicial por el escándalo de corrupción de Odebrecht.

García, de 59 años, fue elegido presidente de Perú en dos periodos: de 1985-1990 y 2006 -2011.

En los últimos años, se vio envuelto en investigaciones judiciales por el caso de corrupción Odebrecht.

Era abogado, graduado de la Pontificia Universidad Católica del Perú y posteriormente en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, recibió su título en 1971.

Alan García tenía seis hijos. Y de acuerdo a la prensa peruana, hasta antes de su orden de impedimento de salida del país, dictada el pasado noviembre, vivía entre Lima y Madrid, donde vive su actual pareja con su hijo menor.

La investigación en su contra por el Caso Odebrecht

El final de García fue causado en último extremo por la sombra de la corrupción, que acompañó su paso por la política, sombra de la que pudo escapar con éxito en numerosas ocasiones pero que, tras el estallido del escándalo Lava Jato y las confesiones de la empresa brasileña Odebrecht, le dejó completamente arrinconado.

La situación del exmandatario se precipitó en noviembre de 2018, cuando García, quien residía en España, visitó su país natal para participar en una cita con la Fiscalía para ser interrogado en el marco de una investigación por corrupción que vinculaba a varios de sus colaboradores.

Allí se encontró con su inclusión en la lista de investigados y con un pedido de impedimento de salida del país, mientras la prensa informaba de que documentación aportada por Odebrecht recogía pagos irregulares al exmandatario que confirmarían su participación en actos de corrupción.

García, sobre el que en ese momento no pesaba ninguna orden de detención, buscó refugio en la residencia del embajador uruguayo en Lima aduciendo “persecución política”.

Tras varias semanas, Uruguay rechazó ese pedido y un escarmentado García salió de la sede diplomática muy dañado en su prestigio y consciente de que en esta ocasión ya no recibiría apoyo externo en su lucha por eludir a la Justicia.

Con información de EFE

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