El Pacto Histórico: El Compromiso de una Generación

Con entusiasmo y esperanza asistí al lanzamiento del “Pacto Histórico”, una iniciativa política para generar una amplia coalición, de diversas fuerzas políticas, alrededor de programas de transformación de fondo para Colombia. El lanzamiento es el punto de partida para iniciar la interlocución con la sociedad colombiana. Fue emocionante ver tanta experiencia, tanto compromiso, tantas luchas, tanto talento reunido y esa es solo la cuota inicial.

El Pacto es Histórico porque no se trata simplemente de organizar las elecciones para congreso y definir un candidato presidencial. Se trata de generar una interlocución con la sociedad para establecer un paquete de reformas estructurales, entre las cuales están: la reforma a la salud, la reforma a la educación, la reforma a la justicia, la reforma política. Se trata de darle contenido a un modelo económico alternativo frente al modelo obtuso e inequitativo que ha tenido el país. En el cual se destruye la industria y la agricultura, mientras la mayoría de mientras un sector financiero monopolizado se lleva todas las ganancias y beneficios. Por aquí pasa la mercancía, pero poco se produce, por el contrario, se destruye la base natural de la prosperidad para explotar minerales y petróleo, yendo en contravía de la realidad del siglo XXI, como lo es la Emergencia Climática, en dónde ya la pérdida de biodiversidad y la catástrofe ambiental es irreversible. Estamos en la eterna paradoja del perro mordiéndose la cola.

El resultado es una población con más del 60% en el rebusque, una sociedad violenta asediada por las economías ilícitas y un pueblo en la marginalidad política, pues el sistema democrático funciona a medias al ser cooptado por clanes regionales y negociantes del presupuesto público a través de la corrupción. La vida está en ciernes en Colombia permanentemente, la paz real, la de los derechos está lejos. Su materialización se ve cuesta arriba con un modelo en dónde el Estado cede su potestad a los negociantes de todo tipo, incluso en sectores claves para la preservación de la vida y que hoy padecemos con todo el rigor en la pandemia: la salud misma.

Entonces este acuerdo del Pacto Histórico, es el despertar de una voluntad que debe salir de nuestras entrañas para derrotar por fin a la democracia secuestrada por los negociantes. Significa concentrar la dignidad de la población para decir ¡Ya Basta! Para exigir nuevas alternativas, nuevas propuestas, acuerdos amplios de todos aquellos, que sepan, que es imposible seguir así. Esto implica que líderes de todo el país se unan como candidatos y como voluntades. De eso se trata el pacto. Ahora, ¿Porqué es histórico?

Como decíamos más arriba, no se trata solo de organizar unas elecciones. Se trata, primordialmente, de organizar un poder popular. Uno, que trascienda las elecciones y el gobierno. Porque las reformas de fondo, porque el cambio de rumbo, no se hace en un mandato. Es un esfuerzo, de mínimo una década o más, para sembrar cimientos firmes de una democracia incluyente, de un sistema social que defienda la vida, de una economía productiva para todos, de una capacidad para sobrevivir la emergencia climática desde lo que somos como pueblo. A esta transformación no le sirve un período presidencial, le sirve el compromiso de una generación. Y es por esto que la invitación a que esta generación de políticos, de ciudadanos activos, de líderes sociales, emerja y asumamos juntos y juntas la responsabilidad histórica que es imperante.

Este proceso pasará por las ciudades, los territorios y las regiones. Debe llegar hasta la “Colombia Profunda”. Un compromiso así, no se construye desde arriba, se dialoga desde las realidades concretas de la vida cotidiana. En Bogotá esto exige ir a cada barrio, conversar a fondo con cada ciudadano y ciudadana interesados, construir esa voluntad de cambio contagiosa, así como permanente para que todas y todos asumamos una responsabilidad de fondo con el país.

Tenemos muchos obstáculos por delante, una crisis socio-económica sin precedentes, una movilización en medio de una pandemia, que impide la aglomeración del ágora en la calle, unas mafias que harán su agosto con el hambre del pueblo, el dinero ilícito sin límites, unas castas dispuestas a no perder su poder de corrupción, para ello seguro se valdrán de la muerte y el mismo dinero público si es menester.

El momento exige nuestra mayor creatividad y nuestras capacidades plenas. Estoy segura que como país que ya hemos pasado, por tanto, este reto no nos quedará grande. Están todos y todas invitadas.

#QuienDijoYo!

 

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