Denuncian suicidio masivo de jóvenes en Bojayá para no ser reclutados por los grupos armados

En Bojayá todavía siguen abiertas las heridas que dejó la masacre del 2 de mayo de 2002 cuando un cilindro bomba lanzado por hombres del frente 58 de las Farc contra la iglesia del pueblo acabó con la vida de un centenar de personas, la mayoría de ellas mujeres y niños.

Aunque han pasado dos décadas de ese macabro suceso, la guerra en esa zona del país sigue presente y martiriza a la población de esta comunidad ribereña del Atrato que hoy enfrenta a un nuevo trauma generado por la violencia: el suicidio masivo de jóvenes que optan por terminar con sus vidas para no engrosar las filas de los grupos armados que los asedian.

De acuerdo con Leyner Palacios, víctima de la masacre del 2022 y quien hoy es miembro de la Comisión de la Verdad, en los últimos meses cerca de 50 jóvenes de Bojayá se han quitado la vida para no ser reclutado por los violentos.

“Tenemos un saldo muy triste donde los jóvenes incluso en resistencia para que no sean reclutados, han decidido en muchos casos ahorcarse. Más de 50 jóvenes (…) Tenemos un saldo también de presencia de minas antipersonales donde han caído muchos compañeros indígenas, hermanos afrocolombianos allí tremendamente grave”.

Y si no fuera suficiente con la masacre de hace 20 años que marcó a esta comunidad, y que es considerada como una de las peores tragedias en el marco del conflicto armado en Colombia; la población de Bojayá vive actualmente bajo el asedio permanente de nuevos grupos armados que han llegado a la zona para ocupar los espacios dejados por las extintas Farc.

“Hoy tenemos en Bojayá un resultado de confinamiento del 70% de su población en los cascos rurales tenemos un nivel de reclutamiento tremendamente alto en las comunidades allí está haciendo presencia el ELN y también las Autodefensas Gaitanistas de Colombia”, precisa el comisionado Palacios.

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