La zona peatonal de la Carrera Séptima en Bogotá, ¿territorio sin Dios ni ley?

Lo que en se pensó como un corredor peatonal sobre la Carrera Séptima entre calles 11 y 24, se ha convertido en un verdadero caos por cuenta de la alta presencia de ventas ambulantes, problema que ha venido creciendo a partir de la administración de Samuel Moreno Rojas, sin que hasta la fecha se encuentre la fórmula perfecta que restablezca el orden en esta zona de Bogotá.

Los peatones deben sortear toda clase de obstáculos para caminar sobre una vía en donde se encuentran vendedores de artículos para el hogar, zapatos, juguetes, ropa nueva y de segunda, lotería, comidas rápidas, helados, tinto y aromática, etc., además de lo anterior, también es posible observar estatuas humanas y diferentes expresiones artistas que esperan que alguien les tire una monedita.

El número de personas dedicadas a las ventas ambulantes sobre la carrera séptima aumenta de manera exorbitante, los días sábados, domingos y festivos, especialmente en horas de la tarde, donde estos comerciantes se ubican sobre la vía para ofrecer diferentes artículos nuevos y usados.

Según el Instituto Para la Economía Social –IPES, en este corredor se encuentran ubicados un número de 624 vendedores informales, de los cuales 219 cuentan con el Registro Individual de Vendedores Informales –RIVI y 405 no poseen dicho registro. De estos el 35% son mujeres con edad promedio de 47 años y el 65% son hombres con edad promedio de 50 años.

Además del IPES, en este asunto interviene también la Secretaría de Gobierno, quien desde la estrategia “Vive la Séptima”, acompaña la labor de organizar las ventas informales en este corredor, mediante charlas y jornadas de sensibilización para que los ciudadanos que se dedican a este oficio, acaten las medidas que dicta el Distrito en materia de espacio público y lo que ordena el Código nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana.

Al creciente número ventas ambulantes ubicadas en la Carrera Séptima se suma la presencia de indígenas Emberas que se dedican a la mendicidad, utilizando a sus niños en esta actividad, sin que hasta el momento ni el ICBF ni el Ministerio del Interior se hayan pronunciado o intervenido.

Foto: Oscar Sevillano

Otro tema que preocupa es el nivel de ruido sobre la vía, por la actividad de los artistas callejeros que se ubican con parlantes para acompañar su trabajo, sin que los funcionarios de la Alcaldía Local de Santa Fe puedan controlarlos.

Foto: Oscar Sevillano

Omar Orostegui, director de la Fundación Futuros urbanos, considera que esto sucede porque las entidades del Distrito no tienen información actualizada del problema, que permita evaluar la eficiencia de las medidas tomadas hasta el momento para solucionar el problema de invasión del espacio público sobre la Carrera Séptima.

De nada han servido los intentos por recuperar el espacio público sobre este importante territorio de Bogotá, porque en el momento en que los uniformados de la Policía hacen presencia, quienes invaden la vía recogen sus productos de inmediato y cuando los agentes se retiran, las ventas ambulantes regresan.

Para Orostegui, es importante además tener en cuenta la presencia en el lugar de mafias que a través de la extorsión, se aprovechan de la necesidad del vendedor ambulante y así ejercer control territorial sobre esta zona. El analista e investigador considera que es urgente la acción de la Secretaría de Seguridad para extinguir este problema.

El Distrito debe intervenir con urgencia con medidas que según los expertos, no se limitan al tema policivo, porque es un asunto de promoción de políticas públicas que incentiven la economía en los sectores vulnerables para que estos hagan tránsito hacia la formalidad, si no desea que el problema siga en aumento y más adelante le sea imposible retomar el control.

 

 

 

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