Narcos, narcos, narcos

¿Cuánto tiempo pasó desde que Santrich abandonó el acuerdo y regresó al narcotráfico?

No nos digamos mentiras. La única posibilidad de que las Farc se volvieran un ejército poderoso, como lo son hoy los otros grupos armados ilegales y las bandas criminales que se encuentran en sus zonas, fue siempre el narcotráfico. Hay estudios serios que evidencian que hubo un aumento importante en el número de hombres que pasaron a ocupar las filas de las Farc a partir de la década de los 80, cuando entendieron que podían hacer negocio cobrándoles impuestos a los narcos, protegiendo sus cultivos y luego, aunque aún lo nieguen, produciendo drogas con sus propios laboratorios. (http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0122-44092006000200005)

Néstor Humberto Martínez cometió un error al no revelarle al país que tenía un conflicto de interés en las investigaciones sobre Odebrecht fungiendo como abogado del grupo Aval y que, por cuenta de Pizano, había conocido sobre la posibilidad de la ejecución de contratos falsos en la ruta del sol para pagar el peaje de la corrupción.

Sin embargo, la manipulación en los hechos sobre Santrich y su caso le hace un favor a los delincuentes.

Un hecho puntual. Lo único que debía hacer la JEP para el caso de Santrich era concluir si los hechos acusados habían ocurrido antes o después del 2016 en la fecha exacta de la firma del acuerdo para el fin de las hostilidades con las Farc. Si habían ocurrido antes, le correspondía entonces juzgar a la JEP. Si habían ocurrido después, el caso quedaba fuera de su jurisdicción. En su momento la JEP argumentó ausencia de evidencia, pero hay una pregunta que todavía resulta importante resaltar.

En los alegatos de conclusión del fallo de la JEP que le entregó a Santrich la garantía de no extradición, el exguerrillero, y ahora guerrillero de nuevo, afirmó que él había estado presente en una reunión en junio de 2017 con unos supuestos inversionistas para proyectos productivos y que después entendería con las imágenes en los medios que se trataba de Fabio Younes, Armando Gómez, Marlon Marín y otras dos personas más. Luego agregó que el 2 de noviembre de ese mismo año se realizó otro encuentro en donde participó, además, quien decía ser el hijo de Rafael Caro Quintero. “Por pedido expreso del interlocutor, envió un afiche autografiado con la dedicatoria: Rafael Caro, con aprecio y esperanza de paz”.

En el propio fallo de la JEP el tribunal confirmó que los hechos acusados por la Fiscalía habían sucedido luego de la firma del acuerdo. Pero la JEP no tuvo en cuenta esa confesión de Santrich porque los alegatos ya no podían ser considerados como pruebas. Luego, uno de los magistrados que salvó voto en esa decisión se quejó de que la JEP no practicó pruebas y se limitó a evaluar la evidencia que le entregó la Fiscalía.

Si Santrich era inocente o no solamente lo debía concluir un tribunal de justicia y en debido proceso. Pero la JEP fácilmente pudo haberle hecho una entrevista a Santrich para evidenciar, de acuerdo a su propio testimonio, que los hechos acusados sucedieron después de la firma. ¿Por qué no lo hizo?

Sugerir que la cocaína en un operativo controlado pertenecía a la Fiscalía y fue entregada por la Fiscalía es falaz, pero no solo falaz. Le sirve al discurso de Santrich, hoy un connotado delincuente que amenaza la seguridad de todos los ciudadanos colombianos.

Santrich no tuvo solamente en su favor la extraña pereza de la JEP para investigar por su propia cuenta. La Corte Suprema decidió ratificar su libertad en razón de que Santrich mantenía fuero constitucional y por lo tanto cualquier captura en su contra debía ser ordenada no por la Fiscalía, sino por la propia corte. El Consejo de Estado y el Consejo Nacional Electoral le mantuvieron su curul y su investidura aludiendo a que la única razón que le impidió posesionarse como congresista fue la captura previa de la Fiscalía.

En Colombia fue ratificada su libertad dos veces, y su fuero como congresista se mantuvo. Santrich tenía razones suficientes para quedarse en Colombia y defenderse con honor de las acusaciones de la Fiscalía, si era inocente. Pese a ello, escogió la vergüenza y la cobardía.

¿Cuánto tiempo tardó en poner en marcha los negocios del narcotráfico? ¿Cómo financian Santrich, Márquez y El Paisa una estructura criminal que todos los días crece en Colombia con armas y uniformes modernos y cada vez más hombres en filas?

¿Cómo se transportan, cómo alimentan a sus hombres, cómo compran armas y prendas militares? ¿En dónde viven y cómo mantienen sus páginas web y equipos para editar sus videos? Santrich se fugó y en poco tiempo regresó a la delincuencia, pero resulta que los imperios de los narcos no se construyen en un día. Bastante experiencia tenemos en Colombia.

Incluso a Santrich debía garantizársele la presunción de inocencia y el debido proceso. Y así lo hicieron las autoridades. Defenderlo hoy es defender a un criminal que amenaza la vida de inocentes.

@Santiagoangelp

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