Una sociedad contaminada ¿qué futuro nos puede esperar?

En los puertos de países como el nuestro, productores o de tránsito de drogas ilícitas, se le dice contenedor contaminado a aquella caja metálica enorme que se usa para el transporte de mercancías en los buques y camiones, que además de llevar carga legal ha sido inoculado con narcotráfico.

En forma similar, la sociedad en la que vivimos está contaminada. De manera generalizada está contaminada con corrupción en todas sus formas: además del narcotráfico con todas sus consecuencias, robo de dineros públicos por contratistas del Estado, funcionarios y políticos, minería ilegal, estafadores de cuello blanco y hampa de alto nivel. Florece con facilidad la contaminación en nuestra sociedad. Tenemos una larga y fuerte tradición de corrupción de 500 años de experiencia, desde la encomienda y la alcabala que ya eran las instituciones corruptas de la colonia española. Es asfixiante.

La gente de bien, aquella que se autodenominaba así por sus abolengos y herencias de riqueza, que hace 50 o más años significaba la diferencia entre tener educación o no, incluso de leer o no, ahora está mezclada con la gente que tiene algo de riqueza sin importar de dónde provino, así sea ilícita, debido a que el valor más importante de nuestra sociedad es el dinero. Los demás valores ya no interesan mucho o son acomodados para que estén supeditados a que el dinero justifique todos los demás, incluso los religiosos, generando una moral difusa que se observa en forma generalizada. Ahora, la gente de bien está alineada con todo el que tiene algo de plata. O al revés también.

Si el país no estuviera contaminado andaríamos maximizando el bienestar para nuestra sociedad en su totalidad, y de lejos no tendríamos protestas a las que se les sumen paros y se les mezclen violentos, vándalos y conspiradores.

Limpiar el país de esa contaminación no es nada fácil debido a que se origina en una contaminación de inmoralidad en la mayoría de las personas que han aceptado tener una cuasi moral, que funciona para lo correcto en unos momentos y para lo incorrecto en otros y permite esa dualidad sin ningún problema de consciencia y sin recato alguno. La prioridad es tener más dinero o conservar lo que ya se tiene, y con ese objetivo fuerte en mente cada persona justifica consigo misma todo lo que haya que hacer para lograrlo. No vale haber tenido una escolaridad en colegios, universidades y postgrados, porque ética, empatía y lógica nos resultan muy ajenas. Somos ignorantes en esas maravillas del comportamiento humano que hacen que las sociedades sean prósperas y desplieguen enorme bienestar para todos sus ciudadanos. Para ricos y para pobres. Obviamente me refiero a pobres como los australianos que viven bien y que aquí serían de un estrato 4; con otra diferencia también radical: tienen la esperanza de progresar cada día.

Una gran parte de la población no cree que esta contaminación de narcotráfico y corrupción sea un problema real. Así es la vida y hay que ser vivos, porque los vivos viven de los bobos, siendo los bobos aquellos que somos correctos. Lo malo es que en ausencia de justicia, como sabemos que estamos, este odioso estribillo es una siniestra verdad. Ese es el origen de que se haya vuelto que quien tiene plata es gente de bien y nadie pregunta de dónde proviene la plata.

Tan ignorantes somos de la complejidad del problema que hay muchos a quienes les parece que el país necesita un dictador, que con mano dura rescate la moralidad, pasando por alto que esas “manos duras” ya están contaminadas y que de todas maneras terminarían muy contaminadas como la historia de la humanidad muestra en casi la totalidad de los casos tanto de derecha como de izquierda. Los poderes supremos no arreglan los problemas de corrupción, solo los encausan a un nuevo beneficiario.

Es posible que nuestro destino sea que la contaminación termine por vencernos a todos y aunque algunos permanezcamos íntegros seremos rebasados por el mal estado general de todo y tendremos que aprender a resignarnos a vivir en un país lleno de inmundicia. Pero también nos llevará a más explosiones sociales que busquen disminuir las consecuencias de la desigualdad y de la falta de justicia con violencia que generen más respuestas violentas convencionales de gobiernos que no quieren arreglar las causas por mantener el statu quo que conviene a los contaminados. Y por medio de esa vía, temporadas de paros, destrucción y muertes, y quien sabe, derivar algún día en la pérdida de libertades y más corrupción y violencia con fascismos de derecha extrema o comunismos de izquierda extrema.

Ya no se resuelve algo tan complejo con simplemente cumplir con su parte, la de las personas no contaminadas. Es cierto que hay que empezar por la propia moralidad y hay que tener la actitud y decisión personal de mejorarla y ser siempre correctos aun cuando nadie nos esté observando (la mejor definición de integridad que he conocido, parafraseando a Jim Stovall y al aporte de Henry Ford en la frase). Pero no será suficiente. No llegaremos por ese camino a lograr la masa crítica que cambie las cosas.

Para rescatar un buen destino, la gente no contaminada necesariamente deberá segregar a los contaminados (narcos, corruptos, etc.). Si hay algo por lo cual merezca la pena estar divididos es por la contaminación de nuestra sociedad. En todos los demás asuntos deberíamos estar creando puentes de entendimiento entre personas no contaminadas para no seguirles el juego a los que si lo son, que como expertos corruptos saben el arte de la manipulación, y cerrándoles decididamente el paso: no se eligen corruptos, no se hacen negocios con gente que tenga dineros de dudosa procedencia, no se convive con ellos, no se comparte con ellos así tengan platica. Tampoco se vota por ellos y menos si ofrecen dinero por el votico. Hay que eliminar la tolerancia a la corrupción que hoy observamos.

Cualquiera dirá que para eso están los procedimientos contra lavado de activos de obligatorio cumplimiento en bancos y empresas, pero no hay que olvidar que no contamos con un sistema de justicia efectivo y difícil no ver que ahí están esos dineros contaminando nuestra precaria sociedad sin importar tales procedimientos.

No habrá descontaminación natural. Hay que actuar.

@refonsecaz – Ingeniero, Consultor en competitividad.

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