¡No, por ahora!

El Gobierno Nacional sigue sin ponerse de acuerdo sobre la necesidad y la conveniencia de importar gas natural de Venezuela. Una declaración del Ministro de Hacienda José Antonio Ocampo citada fuera de contexto, en el sentido de que “en el mediano futuro sí hay posibilidades interesantes de que Venezuela exporte gas a Colombia”2 revivió y reavivó el debate que suscitó la declaración de la Ministra de Minas y Energía Irene Vélez al descartar la firma de nuevos contratos de exploración y explotación de hidrocarburos, planteó que ante la insuficiencia en las reservas de gas el país lo importaría dede Venezuela. En su lugar, “si necesitáramos llenar nuestra matriz energética se podría hacer la conexión de transporte de gas con Venezuela”3, sentenció la Ministra.

La reiteración de la Ministra en Davos (Suiza) de que “no vamos a conceder nuevos contratos de exploración de gas y de petróleo”4 se basó en el cuestionado documento Balance de contratos de hidrocarburos y recursos disponibles para la Transición energética justa originado en la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), el cual difiere de su último reporte fechado en mayo del año pasado. Según este las reservas probadas remanentes de gas natural con las que contaba el país eran de 3.16 TPC, las cuales al ritmo de producción y consumo promedio alcanzarían para entre 7.7 y 8 años. Por lo demás, ante un posible déficit de suministro, en momentos en los que la generación térmica, por necesidades operativas, lo demanda, se ha contado y se seguirá contando con las facilidades para la importación de gas por parte de la Regasificadora de la Sociedad portuaria El Cayao (Spec), con capacidad de 400 MMPCD, localizada en Cartagena.

Y sólo hasta Mayo de este año se conocerá el nuevo informe, actualizado al corte de dicha fecha y lo que reporta la ANH está basado en el informe que le rinden las empresas responsables de la operación de los campos en producción y ello aún no se ha dado. En las cuentas alegres de la Ministra, para justificar su aserto, incurre en el desmesura de sumar las reservas probadas + reservas posibles + reservas probables

+ reservas contingentes + reservas prospectivas, para concluir que las mismas podrían garantizar el autoabastecimiento hasta el 2037-2042. Pero los hechos son tozudos, las únicas reservas con las que a la fecha podemos contar son las probadas, las demás responden sólo a estimativos, sujetos a un alto grado de incertidumbre5.

Los mensajes de la Ministra son erráticos y contradictorios, pues al tiempo que se afirma que tenemos suficientes reservas como para garantizar autoabastecimiento hasta 2042, para descartar nuevos contratos de exploración y explotación de gas natural, se plantea la inminente necesidad de la importación de gas desde Venezuela. Esta versión ha cobrado fuerza en los últimos días al trascender la noticia de la cual fue portadora la agencia de prensa Bloomberg, que da cuenta de las tratativas entre la empresa Prodata Energy, con sede en Caracas, supuestamente autorizada por el gobierno de Nicolás Maduro para exportar gas a Colombia y la distribuidora Energy Transitions SAS, domiciliada en Bogotá.

A este cuento, como dicen en mi tierra, le falta un pedazo, porque, como lo afirma el Gerente del Grupo Energía Bogotá Juan Ricardo Ortega, “si van a traer ese gas desde Venezuela, tendrían que tener contratos con distribuidores y transporte. Nadie relevante ha tenido conversaciones de esa naturaleza y estos convenios toman tiempo en su maduración. Sorprende que la comercialización no la haga ECOPETROL6. Y como es sabido el Convenio suscrito en su momento entre la estatal petrolera colombiana y PDVSA fue liquidado debido a su incumplimiento por parte de esta. Mi percepción es que, como dice el adagio popular, hay quienes están ensillando sin traer las bestias.

Desde luego, en el largo plazo no se puede descartar la integración energética entre los dos paises, como se intentó sin éxito por parte de los ex presidentes Alvaro Uribe y Hugo Chávez en 2004, cuando acordaron construir un gasoducto bidireccional que garantizara el abastecimiento de gas de ambos países, pero que sólo operó en un solo sentido, pues mientras Colombia le suministró 150 MMPCD de gas a Venezuela entre 2007 y 2015, Venezuela incumplió su compromiso de hacer lo propio a partir de 2016, cuando debió entregar un volúmen equivalente a Colombia. El Ministro de Comercio, industria y Turismo Germán Umaña fue enfático al precisar que “tenemos un vecino que tiene reservas inmensas de gas y como lo dijo el Ministro Ocampo puede haber una complementariedad7 hacia el futuro.

Dos de las lecciones aprendidas de la crisis energética de la Unión Europea es que la Transición energética no debe poner en riesgo la seguridad energética y tan importante como ésta es la soberanía energética. Colombia, sobre todo después de este nefasto antecedente, no puede exponerse a un desabastecimiento dependiendo de Venezuela, tanto más en cuanto que, más allá de los 8 años de autoabastecimiento que tenemos asegurados, a la vuelta de 4 o 5 años se aspira y se espera que los nuevos descubrimientos de gas natural en Colombia (bloqué Tayrona: Uchuva ( una nueva Provincia gasifera y Gorgon) estén en producción.

En concepto del CEO de Frontera Energy, que opera en el país “en Colombia hay grandes yacimientos de gas para exploración y producción, por lo que consideramos que su extracción local debe ser una prioridad. La seguridad energética del país se debe construir con los recursos nacionales y el gas de Venezuela podría servir como respaldo8 y sólo como eventual respaldo.

Ahora bien, huelga decir que para ser viable importar gas desde Venezuela esta debe contar con excedentes exportables así como con las facilidades de transporte del mismo. Y ni lo uno ni lo otro se podrá dar en el corto plazo. En cuanto a excedentes exportables, es muy dudoso, toda vez que las reservas y la producción de gas natural, en una altísima proporción están asociadas a la producción de petróleo, no se trata de gas libre y por lo tanto con la caída de la producción de petróleo desde los más de 4 millones de barriles/ día de enantes a menos de 750 mil barriles, la producción de gas ha caído en la misma proporción.

En cuanto a las facilidades para la entrega de gas a Colombia se requeriría en primer lugar reconstruir los 224 kilómetros de longitud (88 de ellos en territorio colombiano) del estragado gasoducto Antonio Ricaute, con capacidad de transporte hasta los 450 MMPCD, que une la Estación de Ballena en La Guajira con la Planta de Ramón laguna en el Estado Zulia y construir la infraestructura que permita traer el gas desde el Oriente de Venezuela hasta empalmar con el Antonio Ricaute. Uno y otro demandan ingentes recursos de inversión y tardarían en estar disponibles no menos de dos años.

Amylkar Acosta

Bogotá, febrero 21 de 2023 www.amylkaracosta.net

 

 

1 Miembro de Número de la ACCE

2 El Heraldo. Febrero, 19 de 2023

3 La República. Diciembre, 8 de 2022

4 Semana. Enero, 19 de 2023

5 Amylkar D. Acosta M. La Transición energética justa y responsable. Febrero, 5 de 2023

6 El Colombiano. Febrero, 21 de 2023

7 Semana. Febrero, 20 de 2023

8 La República. Febrero, 20 de 2023