A los pies del maestro

A los pies del maestro es un libro poderoso, breve en extensión, profundo en saberes. Su autor fue Jiddu Krishnamurti, (India Británica 1895-California, Estados Unidos 1986), pensador indio que tocó la conciencia humana con sus enseñanzas y acción, fue uno de los líderes espirituales más importantes del siglo XX. Se dice que A los pies del maestro fue escrito cuando Krishnamurti tenía 15 años. El libro contiene las enseñanzas de El Maestro, que lo preparó para su iniciación, le reveló al autor. El propósito del libro es ayudar a las personas en su proceso de evolución. El libro está dedicado a todas aquellas personas que investigan, “De lo irreal condúceme a lo real. De las tinieblas condúceme a la luz. De la muerte condúceme a la inmortalidad”. Las enseñanzas del Maestro parten de la base de que no se trata sólo de apreciar la belleza de las palabras, se requiere que sean vívidas, es decir, puestas en práctica y ejecutadas. Cuatro son los requisitos para el sendero propuesto, a saber: Discernimiento, Ausencia de deseo, Recta conducta y Amor.

El discernimiento es la facultad de distinguir entre lo real y lo irreal que, en términos de El Maestro, conduce al practicante a entrar en el sendero, es en el sendero donde pueden ser halladas las cosas que realmente merecen ser logradas. Para El Maestro hay sólo dos clases de hombre: los que conocen y los que no conocen; el conocimiento es lo que prevalece, más allá de la religión, etnia o condición social de las personas. El conocimiento acerca a Dios permite evolucionar. Dios está en lo real, no en lo irreal. Elegir siempre el recto camino para desechar lo erróneo, tomando el control del cuerpo, de la mente y del espíritu. Abstenerse siempre de lo indebido sin detenerse a pensar en lo que piense o diga el ignorante. El estudio de las leyes de la naturaleza es una obligación para adaptar la vida a ellas en el pleno ejercicio de la razón y el sentido común. Ser una roca frente a lo recto o a lo malévolo, cediendo en todo aquello que no tenga importancia con afabilidad, bondad, raciocinio y condescendencia. Pensar por sí mismo es un deber.

La ausencia de deseo, el deseo no es el Ser. Todo deseo egoísta encadena aún por elevado que sea el propósito. Hacer el bien por amor al bien y no por la espera de una recompensa. Aconseja hablar poco o nada, y hacerlo sólo cuando lo que se deba decir sea verdadero, bueno y útil. Callar antes de hablar. Igualmente, se debe evitar la intromisión en los asuntos ajenos porque toda persona tiene derecho a la libertad de palabra, pensamiento y de acción, en tanto no afecte los asuntos de otros. Impone el deber de defender a niños y animales de tratos crueles, denunciar a quien viole las leyes, y educar con dulzura.

La recta conducta requiere la práctica de seis principios: El dominio de la mente, el dominio de la acción, la tolerancia, la alegría, la finalidad única y la confianza. Manteniéndose gozoso y sereno, evitando la aflicción, no hay derecho a estar en depresión. El Maestro invita a ser indulgente y benevolente. Por duro que sea el karma, se debe agradecer que no haya sido peor, estando dispuesto a desprenderse de cualquiera cosa y de todo si es necesario. Hacer todo de corazón con tenacidad como para El Señor y no para los hombres.

El Amor es la cualidad más importante, porque sin Amor no hay existencia. El Amor requiere no dañar a ningún ser viviente y estar siempre atento a cualquiera oportunidad para prestar ayuda. Según El Maestro, las conductas que más daño ocasionan al Amor son hablar mal, la crueldad y la superstición. La crueldad muchas veces es el resultado de falta de reflexión. Ser uno con Dios se logra cuando la persona es canal del Amor hacia los semejantes, para ello, la Sabiduría, la Voluntad y el Amor son tres cualidades que deben ser esparcidas desde el interior de cada individuo hacia el mundo. En suma, Amar es una bendición no un simple verbo, quien ama evoluciona.

León Sandoval

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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