¡Atrápame si puedes! (Catch Me If You Can)

No se trata de la comedia dramática del 2002, basada en la vida de Frank Abagnale Jr. Donde este se hizo pasar por piloto de una empresa aérea, por médico y por abogado y que la llevó a la pantalla grande Leonardo Di Caprio. Se trata de la realidad colombiana que supera la ficción, puntualmente del exmagistrado y presidente de la Corte Suprema de Justicia Sala Penal, José Leónidas Bustos, quien se hizo pasar por una persona impoluta, que administraba justicia, cuando en realidad vendía favores al interior de esa Corporación.

La Sala de Primera Instancia de la Corte Suprema de Justicia, recientemente, ordenó medida de aseguramiento contra Bustos, en medio del escándalo conocido como el Cartel de la Toga.  Debe responder por los delitos de concierto para delinquir, cohecho propio y tráfico de influencias de servidor público.

El politólogo francés Joseph Fouché, dijo: “Todo hombre tiene su precio, lo que hace falta es saber cuál es”. En el caso del exmagistrado Bustos, y según los audios de la DEA, se pudo establecer que se tasaba en millonarias tulas que eran repartidas por Gustavo Moreno. Cuando Leónidas Bustos terminó su período como magistrado se convirtió en el virtual jefe de debate de la campaña a la fiscalía general de Néstor Humberto Martínez. Una vez elegido, el fiscal Martínez nombró a Luz Mabel Parra Echandía, la magistrada auxiliar de Leónidas Bustos y ex esposa de “Yayo”, como fiscal delegada ante la Corte Suprema de Justicia. El otro compañero de viaje de Bustos corrió aún mejor suerte. Gustavo Moreno fue nombrado por Néstor Humberto como fiscal anticorrupción, cargo en el que estuvo hasta cuando la DEA lo grabó en Miami y finalmente fue capturado.

La Fiscalía señaló a Leónidas Bustos y a Francisco Ricaurte como las “cabezas” del entramado. Los otros integrantes serían los abogados Gustavo Moreno, Camilo Tarquino, Luis Ignacio Lyons, el magistrado Gustavo Malo y políticos entre los que se encuentran congresistas, gobernadores. Fruto de estas pesquisas de la DEA, surge la siguiente historia ¿Cómo es que existe un cartel de la Toga en la Corte Suprema de Justicia?  Y ¿cómo es que el expresidente de ese alto tribunal, José Leónidas Bustos, está prófugo en Canadá al estilo de un capo de las mafias de la droga? Todo parece indicar que no podrá ser extraditado ya que no existe tratado de extradición con ese país. Así, está disfrutando de la impunidad que le da el haber huido de Colombia mientras otros de sus presuntos compinches están encanados, o relajados, como es el caso de Juan Carlos Abadía.

Por otro lado, luego de cumplir su extradición en EEUU y preso en Colombia, de ser primero estudiante de derecho, luego un abogado defensor, fiscal y finalmente reo.  Hoy es el gran colaborador que ayudo a esclarecer esta gran trama de corrupción, se trata del exfiscal Gustavo Moreno.  Previo a su extradición, Moreno decidió colaborar con la justicia colombiana, firmó principio de oportunidad y entregó una lista nombres de personas que estarían involucradas en el ya conocido Cartel de la Toga. Es decir, los ‘sapió’ a todos

Entre las pruebas que se conocieron en la acusación formal del Congreso está una interceptación telefónica en la que Leonardo Pinilla -abogado socio del condenado exfiscal anticorrupción Gustavo Moreno- le cuenta a Alejandro Lyons Muskus que en algunos procesos que adelanta la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema contra los congresistas Musa Besaile Fayad, Luis Alfredo Ramos, “se cometieron actos de corrupción para lograr decisiones favorables a esos congresistas. De acuerdo con el sentido de esas conversaciones, los exmagistrados Leonidas Bustos, Francisco Ricaurte y Gustavo Malo habrían estado involucrados en esos actos de corrupción”. Hoy a Pinilla lo quieren ‘conejiar’ y le toca pagar escondederos.

Recordemos que, de acuerdo con Transparencia Internacional, “la corrupción es el abuso del poder encomendado para beneficios privados. La corrupción judicial se entiende, según este organismo internacional, como aquella conducta que usa el poder encomendado para obtener un beneficio propio; incluye toda influencia inapropiada sobre la imparcialidad del proceso judicial ejercida por cualquier actor del sistema de tribunales (Transparencia Internacional, 2009)”. Abordar la presente problemática de grave corrupción para nada empaña la noble y prestigiosa función de administrar justicia, como erradamente se podría pensar, por el contrario, nos convoca a reflexionar sobre estos hechos ya ocurridos y no volver a caminar sobre los mismos.

¿Podrá la justicia colombiana atrapar a José Leónidas Bustos? O simplemente disfrutará del paisaje canadiense “atrápenlo si pueden”.

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