Bogotá: medidas populistas que no combaten el caos de movilidad

No me gustan las medidas de Enrique Peñalosa en referencia a la movilidad: ninguna, y ya es difícil, pero conmigo nuestro querido alcalde hace moñona. Creo que se equivoca una y otra vez en todo lo que hace respecto al transporte en Bogotá: el Metro, Transmilenio, pico y placa, situación de los buses, estado de las vías, la ciclovía de los domingos. Todo es un despropósito, un esperpento populista, y la última ocurrencia de cerrar este domingo el acceso a La Calera durante 3 horas y media para dar prioridad a los ciclistas es la tapa. Definitivamente, el bogotano es demasiado paciente ante los continuos atropellos.

En 1998, el pico y placa era una medida temporal para rebajar el tráfico vehicular y mejorar el estado de las infraestructuras. 20 años más tarde esta ‘milagrosa temporalidad’ es inviable eliminarla porque colapsaría (más aún) la ciudad, y lo peor de todo es que la anormalidad que es prohibir circular se ha vuelto la única solución debido a la incompetencia de todos los dirigentes. Eso sí, tenemos el dudoso orgullo de haber exportado esta vergonzante medida a países como Venezuela y Ecuador (ojo, no a Estados Unidos, Finlandia o Alemania). ¡¡Brillante alcalde!!, queda demostrado que es más fácil prohibir que hacer… y usted, como otros muchos dirigentes de este país, toman el camino fácil.

El penoso estado de la mayoría de las vías en Bogotá no es un tema menor. Claramente no es una prioridad de las administraciones locales por esa idea preconcebida y equivocada a mi entender de que los conductores somos los malos de la película, maquinas contaminantes y malos ciudadanos. Mientras tanto, en la actual Siria, a pesar de la guerra de varios años, hay calles mucho mejor asfaltadas que en la capital de Colombia sin que a nadie se le caiga la cara de vergüenza.

No estoy en contra de la Ciclovía, pero sí del atropello que sufrimos los conductores todos los domingos y festivos. ese empoderamiento deportivo sería mucho más admirable si en lugar de cortar media ciudad, así por ejemplo, se multiplicaran los parques y las zonas verdes. Y mira que es grande La Sabana de Bogotá, que tiene miles de kilómetros cuadrados. Pero nuevamente, querido alcalde, es más sencillo restringir y prohibir que hacer un plan integral de esparcimiento, con espacios verdes y zonas habilitadas para dicho fin. No creo que la Séptima o la Boyacá sean el espacio apropiado. Nuevamente recurriré al ejemplo internacional, díganme si alguna de las 100 principales del mundo corta sus vías un día a la semana. Si fuera una medida tan brillante, en estos 20 años, pienso yo que se hubiera podido exportar a Los Campos Eliseos, a Times Square o las bellas Ramblas barcelonesas. Pues no.

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El detalle de la vía a La Calera es una pruebita más, así como para que no duela demasiado al inicio. Vendrán más restricciones en el futuro, como en todas las ocasiones anteriores. Estoy de acuerdo que la subida a La Calera es muy peligrosa por la actitud de mucho ciclista y conductor por igual. Pero en lugar de construir una vía más ancha y segura, lo fácil es cortar la vía a los carros, a pesar de que ello perjudique a miles de personas. ¿Cómo es posible que esa vía lleve años en obras y no hayan pensado en los ciclistas? la obra vive de derrumbe en derrumbe para ganar un simple carril que no solucionará nada.

Nos toman el pelo descaradamente y, lo peor de todo, es que nos dejamos.

No aspiro a convencer nadie de que la única vía de mejorar la movilidad en esta ciudad no es la bicicleta, eso es un paño caliente. El mensaje populista en esta dirección de 20 años de que el carro=malo y la bici=buena, ha llegado a buena parte de la sociedad sin caer en cuenta que la convivencia no sólo es posible sino que es el verdadero camino: transporte público de calidad, una buena red de carril bici (que sí existe y realmente eso es un tanto en favor de la alcaldía), un metro serio y, por supuesto, el carro. Vamos, lo que pasa en todo el mundo menos aquí.

Abro el paraguas para la que se me avecina de los sectores ‘pro-holandeses más recalcitrantes’, pero dejo una última pregunta al aire. ¿hay un solo bogotano que esté de acuerdo con la movilidad? pues eso.

Reflexionemos todos, y ojalá más que nadie el alcalde, y los alcaldes que vengan después.

 

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