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¿Usted no sabe quién soy yo?


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COLUMNA OPINIÓN Es normal que las personas se indignen cuando ven que alguien que pertenece a determinado círculo de poder, sea político o económico, demuestra el desprecio por las normas de comportamiento que a diario los colombianos del común debemos cumplir, porque de lo contrario nos vemos obligados a pagar algún tipo de sanción.

Lo que si no es normal es que el país entero se escandalice y se rasgue las vestidura por comportamientos que bien podría decirse, hacen parte de nuestro diario vivir, como fue el bochornoso espectáculo que dio el joven Nicolás Gaviria en la que dijo a un policía “Usted no sabe quién soy yo”, amenazándolo con enviarlo al Chocó, demostrando además el inmenso desprecio que sienten muchos colombianos por territorios como este.

Y digo que no es normal que Colombia se rasgue las vestiduras ante este hecho, porque la frase que pronunció Nicolás Gaviria, se escucha todos los días en boca de personas que ostentan algún tipo de poder. Por tanto que el país resulte sorprendido por actos como el sucedido con el falso sobrino del expresidente Cesar Gaviria, es la prueba fehaciente del alto grado de hipocresía con el que vivimos los colombianos todos los días de nuestra vida.

Para empezar a hablar de casos que como este a diario suceden, puedo mencionar el común sufrimiento de las secretarias y de personas cercanas a los altos funcionarios de Estado, empresarios y políticos, cuando las esposas de estos señores llaman a sus despachos y por alguna razón les deben responder que no se puede atender la solicitud que ellas hacen. La frase “Usted no sabe quién soy yo”, no se hace esperar, lo mismo que el nerviosismo de quienes atienden la llamada, porque con toda seguridad el llamado de atención, tras las quejas de las señoras, tampoco dará espera.

Ojalá estos mismos altos funcionarios de Estado, empresarios y políticos no deban hacer alguna fila para hacer alguna diligencia, porque luego de que esta termina y por cualquier razón el trámite no se pueda llevar a cabo, luego de que regañan a la persona que les atienden, surge la pregunta “¿Usted no sabe quién soy yo?”.

Ni hablar de los funcionarios públicos que están por debajo de la cabeza de alguna institución, y que aunque no manejan un gran poder al interior de esta, si tienen cierto grado de respeto y maniobra, así sea medio. Lo siento por aquel asistente administrativo, profesional o contratista ayudante que se atreva a decirle que puede estar equivocado en el procedimiento. El regaño a grito entero podrá escucharse hasta en la puerta de ingreso a la entidad, en donde las personas que se encuentren en el lugar, también serán testigos del llamado de atención que termina con la pregunta “¿Usted no sabe quién soy yo?”.

Pero volvamos a las esposas de los altos funcionarios de Estado, empresarios y políticos e incluyamos a quienes llenan de felicidad el hogar de estos señores, sus hijos. Pobre de aquel vigilante que se atreva a negarles el libre ingreso a la entidad o empresa donde laboran. Luego de que lo regañan o le hacen mal gesto con la mirada, no dudan en preguntarle “¿Usted no sabe quién soy yo”?. De hecho podría asegurar que con toda seguridad, si algún soldado del Batallón Guardia Presidencial en el Palacio de Nariño, le llegase a cortar el paso a alguno de los hijos del Presidente Santos, no habrá poder humano que detenga la frase “¿Usted no sabe quién soy yo?”.

No estoy diciendo que se deba tolerar estos actos de demostración de poder, mucho menos si vienen cargados de mentiras como las de Nicolás Gaviria, quien acude a falsos lasos de sangre para tratar como a bien le parece al policía que le hace un llamado al orden. Pero si estoy recordando, que la pregunta “¿Usted no sabe quién soy yo?”, no se la inventó este joven. A diario se la escucha en empresas, entidades públicas, instituciones militares, etc., como para que en lugar de reflexionar sobre nuestro mal proceder, nos rasguemos las vestiduras y demostremos cuan hipócrita somos los colombianos.

Cambiando de tema, He visto al exalcalde Enrique Peñalosa vestirse de liberal, uribista, verde y ahora lo veo con ganas de ponerse el traje santista. En ese orden de ideas puedo decir que políticamente, “No sé quién es él”.

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