De tropiezos y expectativas

Dentro de las fuentes de energía más utilizadas en el mundo, pese a su capacidad de contaminación, se destaca el carbón gracias a su poder calorífico, su bajo costo y su abundancia. De acuerdo con los datos reportados por EIA Coal 2022 CC BY 4.0 los principales productores de este mineral son China, India, Estados Unidos, Indonesia, Australia y Rusia. Colombia, en contraste, que posee una de las minas de carbón térmico a cielo abierto más grandes del mundo, tiene un modesto puesto en el mercado global gracias a que exportó 61 millones de toneladas en el 2022 de acuerdo con las cifras publicadas por el DANE.

El ritmo de uso del carbón como energético en el mundo ha aumentado como consecuencia de la reactivación económica posterior a la pandemia y a la invasión que padece Ucrania a manos de Rusia. Un buen ejemplo lo muestra China, que hoy genera más energía a partir de carbón que en años previos a la pandemia.

Según: Global Carbon Budget-Friedlingsteinet al. 2022b, BloombergNEF, con la demanda de China, el ritmo de crecimiento en India y la crisis energética en Europa como consecuencia del bajo suministro de gas proveniente de Rusia y el consecuente incremento de su precio, la generación global de energía a partir de carbón se ha incrementado un 0,6%, que aunque es un bajo número permite entender la puja global por el sustituto fósil más inmediato al gas.

Con China como actor principal tanto como productor y consumidor de carbón, vale la pena ilustrar su relevancia con dos referencias: i) Según Coal 2022 IEA License CC BY 4.0 el consumo global de carbón para 2022 rondaba las 8.000 millones de toneladas (Mt), de las cuales a China le corresponden el 53%, 14% a India, 11% al resto de Asia, 6% para US y lo mismo para Europa, es decir que mas de la mitad del consumo mundial se usa en la canasta energética del gigante asiático; y ii) en el verano pasado la baja producción de energía hídrica en medio de una gran ola de calor elevó la generación térmica en agosto a mas de 500 (TWh) que corresponde a un crecimiento interanual del 15%, cifra mensual que es superior a la generación térmica anual de cualquier país con excepción de India y US.

Ante la reciente propuesta de “aceleración de la agenda” por Naciones Unidas, en donde se sugiere evitar la puesta en funcionamiento de nuevas plantas térmicas y la eliminación gradual del uso del carbón para 2030 en países miembros de la OCDE y para 2040 para los demás países, hay señales que indican que la meta propuesta para 2030 de 1.5 C como calentamiento global no se cumplirá. Por un lado el aumento de la construcción y puesta en funcionamiento de nuevas plantas térmicas y por otro, el ritmo de inversión en energías alternativas y la infraestructura requerida, veamos:

Mientras la demanda global por carbón en el largo plazo probablemente decrecerá, China, India e Indonesia fortalecerán su red de generación de energía con carbón en las próximas décadas con la construcción de nuevas plantas térmicas, mientras la mayoría de las plantas de generación a carbón en Europa y US tienen más de 40 años de uso y se planea su cierre gradual.

Por otra parte y de acuerdo con World Energy Investment 2022 IEA License CC BY 4.0 para 2021 se esperaba que la inversión total en energía renovable llegara a 750 billones de dólares, hoy según el mismo reporte la cifra es de USD900 billones, pero con las metas globales trazadas para 2030 el gasto anual en un escenario de eficiencia energética, electrificación y energías renovables para uso final se requiere cuadruplicar la actual cifra, es decir alrededor de USD 4.000 billones por año, que deben provenir principalmente de inversión pública e inversionistas institucionales, quienes se enfrentan a una serie de desafíos relacionados con la disponibilidad de datos transparentes y fiables sobre la valoración de activos energéticos que hoy no son considerados como indices globales listados, así como sobre sus riesgos específicos y macrofinancieros. La misma incertidumbre se cierne sobre la infraestructura requerida para su acopio, transporte y comercialización.

Es indudable el desafío que enfrenta el sector para lograr el concurso institucional requerido, capaz de movilizar los recursos necesarios para alcanzar la meta de des-carbonizar el planeta pero hay señales que permiten vislumbrar un escenario optimista con datos de inversión de los últimos años, como el siguiente: debido a la velocidad en la mejora tecnológica y a la reducción de costos, por cada dólar invertido en energía eólica y páneles solares fotovoltáicos hoy, se obtiene cuatro veces mas de energía que un dólar invertido en las mismas tecnologías diez años atrás; esperemos que la tendencia se mantenga o mejore.

Claro que no es suficiente, pero es un indicador que muestra señales que van en la dirección correcta. No sólo el tiempo sino las decisiones de todas los países del mundo, el concurso de los agentes de energía, así como los mercados financieros, lo dirán.

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