¿Dónde está el ministro?


La opinión de Óscar Sevillano

Los argumentos dados por el Ministerio de Hacienda en donde reconocía que hubo un error en el decreto que liquida el Presupuesto General de la Nación para 2019, y que este conllevó a que quedaran asignados más de 43.000 millones para “personal supernumerario y planta temporal en la Unidad Tribunal de Paz y las salas de Justicia del presupuesto de la Justicia Especial para la Paz para la vigencia 2019”, en lugar de despejar dudas, por el contrario, ha generado más inquietudes al respecto.

No es ningún secreto que el Gobierno Nacional, y el Centro Democrático no están a gusto con la manera en como quedó diseñada la JEP, ni con su estructura, ni mucho menos con los magistrados que la componen. Por lo tanto, no es extraño que actuaciones como estas, generen sospechas en la opinión pública, por lo que se necesita que la cabeza de la entidad protagonistas de los hechos, en este caso, el ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla, de la cara.

No puede ser que, ante hechos tan delicados, que tienen que ver con el Presupuesto General de la Nación, la persona a cargo del tema, prefiera esconderse y poner a su viceministro a dar razones, cuando lo lógico es que sea el mismo ministro de Hacienda quien de las explicaciones al respecto, al fin de cuentas como funcionario público que es, tiene la obligación de hacerlo. Así de paso, despeja las dudas que dejan este tipo de hechos, sobre la actuación del Gobierno Nacional y del mismo presidente de la República Iván Duque, quien debería dar la orden tajante a los miembros de su gabinete, de responder a cualquier inquietud que tenga la opinión nacional.

Tampoco puede ser posible que con un comunicado de prensa el tema quede solucionado, cuando lo primero que se debe hacer es anunciar la apertura de una investigación que permita dar claridad de lo sucedido, que además explique por qué se asignó tal partida, cuando el destinatario, es decir la JEP, nunca la solicitó. Si el hecho hubiese ocurrido en una empresa privada, la persona a cargo del tema habría renunciado o se le hubiese despedido, pero como es función pública, aquí no pasado nada. En un país serio esto no ocurriría.

“Se hace necesario que el ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla, salga de su despacho, atienda las inquietudes de la opinión pública y despeje cualquier duda que pueda existir sobre la manera cómo el Gobierno Nacional está asignando los recursos públicos”

Los recursos públicos son sagrados y sobre ellos no debe existir ninguna actuación que ponga en duda las intenciones que puedan tener el Gobierno Nacional sobre alguna entidad del Estado con el que se sostenga cierto tipo de rencillas políticas. El presidente Duque debería cuidarse de estos hechos y ordenar a sus ministros evitar situaciones que den lugar a dudas, al fin de cuentas, él como jefe de Estado es quien queda mal, porque nadie puede negar que luego de este hecho, han quedado muchas preguntas y prevenciones frente al tema, porque desde el Ejecutivo, a través del ministerio de Hacienda se han dado motivos suficientes.

En la elaboración del Presupuesto General de la Nación es algo en el que no solo participan funcionarios del ministerio de Hacienda, también lo hacen personas que pertenecen a la Dirección Nacional de Planeación y de la presidencia de la República. Resulta extraño entonces que nadie sepa que ocurrió, y lo peor del caso, que haya sido a espaldas del ministro de Hacienda, una persona bastante experimentada, que además ya había ejercido el mismo cargo en el pasado. Por tanto, no existe lugar alguno para pensar que al doctor Carrasquilla se lo tomó por sorpresa o lo que es peor, “que firmó sin leer”.

Por todo lo anterior, se hace necesario que el ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla, salga de su despacho, atienda las inquietudes de la opinión pública y despeje cualquier duda que pueda existir sobre la manera cómo el Gobierno Nacional está asignando los recursos públicos.

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