El cambio que quieren los colombianos

Los colombianos votaron este domingo, y no pocos, 21.418.631, casi dos millones más que en la primera vuelta de hace cuatro años. El primer titular que deja la jornada es que este es un país bien peculiar: la gente vota lo que le da la gana. Fuera de las maquinarias y alejados de la lógica partidista electoral. Y del fiasco de las encuestas, mejor hablamos otro día porque vaya papelón.

Volviendo a la alocada lógica electoral, si hace menos de dos meses el Partido Liberal era el ganador de las legislativas, e incluso el Conservador sacó un buen resultado, el domingo, su poder de movilización quedaron bajo mínimos.

Cansados de sinsabores de décadas, el elector dio la espalda a los partidos y le da su confianza a nuevas familias políticas. No teme ni le importa dar un salto al vacío porque cree que ese vacío es mejor de lo que ha logrado con los de siempre. Petro y Rodolfo representan un voto de protesta contra la política tradicional. Su mensaje de ‘cambio’ ha llegado a la gente, y por eso están donde están.

Otra de las confirmaciones después de la cita electoral del 29 de mayo es la escasa o nula incidencia de Álvaro Uribe y el uribismo en las elecciones. Una tendencia que venía reafirmándose en los últimos cuatro años. El uribismo ya es historia. Ya no pone gobernadores, ni alcaldes, pocos congresistas y ningún presidente. Su nombre seguirá en el sonajero de Petro como el ‘fantasma’ necesario para movilizar al electorado de izquierda, pero incidencia incidencia: cero.

Derrotados electorales

Dos grandes perdedores, los dos paisas: Fico y Fajardo, al primero no le alcanzó con su campaña ‘cercana a la gente’, llena de mensajes poco contundentes y que no supo conquistar en masa al anti-petrismo. Mientras, Fajardo nunca se lo creyó. Su estela se ha ido apagando desde hace cuatro años, cuando 200.000 votos le separaron de pasar a la segunda vuelta y, seguramente, haber llegado a la presidencia. En estas elecciones se presentó para despedirse de la primera línea política, aunque sus posibilidades reales eran poco más de las de Ingrid. Triste y quizás inmerecido final.

Esta es la posición de Sergio Fajardo de cara a la segunda vuelta

Y los dos ganadores: Petro y Rodolfo. Las dos caras de la política antisistema. Los que dicen que vienen a dar un revolcón a todo. Pero incluso en las victorias hay ganadores de primera y de segunda. Y la de Petro, a mi juicio, es una victoria clara, pero amarga, bastante agridulce. Llegaba para arrasar en Primera. Hizo pensar a buena parte de sus seguidores que sería presidente el 29 de mayo a las 6 de la tarde, y lejos….

Rodolfo por su parte era la gran incógnita. Hace un mes nadie daba un peso por él y hoy tiene muchas opciones de llegar a la Casa de Nariño.

Tendencias bien marcadas

En política son muy importantes las tendencias y las expectativas, Rodolfo ha asaltado la banca pasando a la segunda vuelta de manera incontestable y sorpresiva. Mientras, Petro se estancó. Y aquí hay análisis para todos los gustos y colores. Por un lado, Petro sumó 8,5 millones de votos, sí, el doble de los que tuvo hace 4 años en primera vuelta… pero sólo 400.000 más que en la ‘batalla final’ ante Iván Duque. Su techo, decían que estaba en torno a los 8,5. La diferencia con el 2018 es que mientras entonces tenía un gran potencial de crecimiento del resto de candidatos derrotados, ahora su caladero de votos es mucho más restringido porque él mismo ‘era la única izquierda’, la verdadera alternativa de ‘progreso’. Y aglutinó muy pronto todo el voto de izquierda. Hace 4 años se enfrentaba “al de Uribe”, ahora lo hará contra un outsider del sistema, como siempre se ha considerado el propio Petro. Otro ‘igual’, fuera del establecimiento.

Todo lo contrario que Rodolfo, al que se sumarán en masa los votantes de Fico, y los pocos que juntaron John Milton Rodríguez y Enrique Gómez. Fajardo quedó muy lejos de los más de 4 millones del 2018. ¿Sus 800.000 del domingo? Lo lógico es que se repartan en porcentajes muy similares para uno u otro y la mayoría al blanco o la abstención. Es decir, la intranscendencia política.

¿Y ahora qué?

En este punto, todo esstá muy abierto y aparentemente el resultado va a estar bastante ajustado. Si trabajara en el equipo de Petro, le diría que la única posibilidad que le veo es quitar uno de los seis millones que votaron a Rodolfo en primera vuelta. No hay más de donde arañar. Eso, o que se desplome la participación por debajo del 45% (17 millones), algo difícil de imaginar pues el domingo se acercaron a las urnas más de 21 millones de colombianos (un 54%).

Por otro lado, si me contratara el Ingeniero para su campaña, le aconsejaría no hacer nada distinto a lo que ha hecho. Su campaña si gana se estudiará como caso de éxito en universidades de medio mundo. Le diría que siguiera con la inercia que ha venido haciendo desde marzo. ‘No inventar’ lo que ya ha está inventado. En su caso, hacer creer a la gente que su salto al vacío es menos vacío y peligroso que el de Petro.

Ñapa: felizmente hoy nadie habla de fallos en el preconteo, ni de compra de votos, ni el quiebre de la institucionalidad. Felicitaciones a todos los que participaron en la fiesta de la democracia, y a Indra por contribuir a ello desde su software y la tecnología, rapidez y claridad en los resultados incontestables.

 

 

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