Feliz Navidad: la opinión de Almudena González Barreda

Cuarto domingo de Adviento y la Navidad a la vuelta de la esquina. Los niños andan nerviosos, las madres atareadas, los padres recorriendo establecimientos, haciendo los últimos mandados. Nosotros salimos de viaje. 1.400 kilómetros, que aquí en Europa es bastante. Dejaremos de paso cuatro países con un clima… apestoso y frío. Nada de días soleados y brisa de los Alíseos de mi añorada Barranquilla. La aventura compensa porque la meta es también hogar, y familia, y amigos.

¿Tienen su lista de deseos? La mía varía con el tiempo. Yo pido seguir escribiendo y que ustedes me lean. Agradezco la suerte inmensa de poder publicar y escribir en este maravilloso medio, Confidencial Colombia.

Pido seguir igual de curiosa, para leer e investigar y pido exprimir el tiempo para sentarme a terminar un par de proyectos editoriales. Pido que mi familia estreche aún más los lazos que la unen, Y estrechar yo los de las amistades que tengo. Obvio que pido fuerza de voluntad para seguir manteniendo mi línea y no subir de peso. ¡Que yo tengo mi vanidad!

Pido que se adelanten las elecciones en España, aunque eso me deje sin tanto asunto social sobre el que escribir.

Pido que mi Colombia del alma no siga la senda de los españoles de la progresía y que se haga su camino mirando el bien común.

Y pido, como los niños cuando miran el catálogo de juguetes, todo lo mejor para ustedes, que me leen y soportan.

Y ahora les propongo un sencillo juego con el pesebre. Toma cinco minutos al día, tal vez menos. Se puede hacer solo o en compañía, si tienen hijos, háganles partícipes.

Elijan una figura de su pesebre: una vaca, un pollito, una lavandera, un arbolito, un pastor, la mula, un conejo, un rey mago… la que quieran.
Cada día, a la misma hora (mañana, tarde o noche) acérquense al pesebre y saluden al Niño con el ruidito o el saludo que haría su figura.
¿Se sienten ridículos? No lo estén, el Niño siempre sonríe. A María le alegra y a San José le reconforta saberse acompañado.

No importa tanto el qué decimos, sino el cómo estamos. Aprovechen estos días de alegría y recogimiento para estar. Simplemente estar.

Les deseo a todos una FELIZ NAVIDAD.

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