La desigualdad sí mata

El Señor Polo Polo en su grotesca sustentación, en el Congreso de la República, de la ponencia que pretendía hundir el proyecto que crea el Ministerio de la Igualdad lanzó sin ninguna vergüenza, la siguiente afirmación: la desigualdad no ha matado a nadie. Con esa gran mentira, dicha a “boca de jarro “pretendía ocultar la cruel desigualdad en la que hoy en día viven millones de personas en el mundo y en Colombia, uno de los países más desiguales del mundo.  También buscaba negar las afectaciones letales que produce la desigualdad.

Vale la pena recordar que la desigualdad no es sólo una violación a los derechos humanos y a la dignidad humana, sino que reduce la capacidad que tenemos los seres humanos de ser, existir, resistir.

En enero del 2020 Oxfam Internacional publicó un estudio que tituló:  La desigualdad mata. Algunas de las cifras más impactantes de la investigación son la siguientes: los 10 hombres más ricos del mundo, han duplicado su patrimonio en los últimos años, mientras que en   el 99 % de la población mundial, se habrían deteriorado sus condiciones de vida, a causa de la pandemia. Las afectaciones del Covid-19 han golpeado en mayor medida a comunidades raciales, mujeres y jóvenes. De igual manera las desigualdades entre países se han ´profundizado. Se documenta cómo se está fracturando el mundo entero.  Nos cuentan cómo “las desigualdades contribuyen a la muerte de cómo mínimo, una persona cada cuatro segundos “. Esta cifra:  21.300 personas mueren al día a causa de la desigualdad, produce escalofrío.  En el mundo: 5.600.000 de personas mueren por razones de salud; 2.100.000 mueren por hambre; 232 .000 por razones del cambio climático. También nos recuerdan en el texto que las grandes empresas fueron las que monopolizaron las vacunas para el covid-19 y los tratamientos que resultaban imprescindibles, para proteger la vida de millones de seres humanos fueron manejados como un gran negocio.

En otro estudio realizado por Oxfam   por La Dra María Eugenia Villamizar quien fuera asesora de la Cepal para asuntos de género y exfuncionaria del Dane llamado:  El impacto del Covid 19 y la ampliación de brechas de desigualdad en Colombia se evidencia   a través de múltiples análisis conceptuales, cifras, cuadros que no sólo vivimos en una enorme desigualdad, sino que enfrentamos una “crisis civilizatoria “que exige cambios radicales y democráticos. Con su trabajo   María Eugenia aporta   a la afirmación de Joseph Stiglitz en términos de que “el grado de desigualdad que existe en el mundo, no es inevitable, no es consecuencia de leyes inexorables de la economía. Es cuestión de políticas y estrategias

Al leer la investigación recordé también apartes de dos textos que he leído recientemente:    la ciudad de las diosas de Nancy Fraser y una breve historia de la igualdad de Thomas Piketty  en los cuales se ratifica el carácter  de construcción social, histórica y política de la desigualdad .  Su presencia a través de las relaciones propias del capitalismo salvaje como lo llama Fraser ha producido una crisis económica, una crisis de la reproducción social, ambiental y política, las cuales muestran el fracaso de las políticas neoliberales.  Un capitalismo que invade todos los ámbitos de la vida y destruye las condiciones de supervivencia humana y de las otras especies.  En la introducción de su trabajo la autora nos alerta sobre los impactos del l cambio climático; la fragilidad de las democracias en el mundo; las guerras y las migraciones. El peligro de la Casa grande.

En esta investigación también se documenta   la obscena desigualdad en Colombia   como resultado de las políticas públicas que han contribuido a profundizarla. Políticas que se tramitan bajo un manto de aparente legalidad.  Desigualdad exacerbada por la guerra, la pobreza   y la fragilidad del Estado social. Un Estado débil, paquidérmico que en nuestro país acogió el mandamiento del Consenso de Washington, cuyos efectos quedaron al desnudo con la pandemia.

¡Estas investigaciones serían suficientes para desvirtuar las mentiras del Señor Polo Polo y la Sra Cabal. Oponerse a un proyecto cuando hace trámite en el Congreso de la República   es un derecho de los congresistas, lo que resulta inadmisible es incurrir en un sartal de mentiras como lo hicieron estas personas, queriendo tapar el sol con un dedo!

La desigualdad en Colombia existe y además mata .

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