Las líneas rojas de la ciudadanía no son las líneas rojas de los partidos

La discusión sobre la reforma a la salud se ha convertido en la gran discusión de los ilustrados, porque siempre una ciudadanía con problemas de educación – utilizada solo para ganar elecciones – queda en manos de las redes, de los fake de la oposición y de los medios que están a favor de los trimillonarios contrarreformistas que se han beneficiado de las actuales leyes por lo cual no quieren que se acaben los beneficios sin control logrados en gobiernos anteriores.

En estos días de reuniones entre partidos y gobierno en torno a la reforma de la salud, reuniones de las cuales solo se conocen titulares, los grandes medios se han dedicado a decir que el texto del gobierno debe incluir todas las proposiciones de los partidos “amigos” y a la vez opositores del gobierno.

Son situaciones indignantes de la política y de la democracia representativa colombiana, una democracia mentirosa, corrupta, mal formada por lo deformada, sin visión de largo plazo para el país, pero sí para ellos, en consecuencia, individualista y costosa porque no genera retornos positivos a la sociedad. Al final, la mayoría de sus decisiones son a favor de ellos. Los políticos han sabido armar leyes para ellos y para los intereses billonarios que representan, que no son los intereses de la sociedad, por eso el derrumbe institucional es total.

Poco funciona bien en Colombia: desaforada corrupción como en el sistema de salud, cuando no es ineficiencia y baja calidad como lo indica la ingeniería colombiana en materia de infraestructura y obras públicas, el Inpec perdiendo evidencias y liberando asesinos, la Fiscalía que no investiga sino que precluye y prescribe, la Procuraduría haciendo política y no control, y sigue la interminable lista de desarreglos institucionales de los cuales no se salvan los grandes medios y los gremios empresariales.

Entonces, en este contexto, los políticos que defienden los intereses millonarios en un sistema de salud sin control de los dineros públicos que mal maneja, han propuesto prácticamente una reforma alternativa, dado que el gobierno es reacio a incorporar el 100% de las 133 proposiciones que equivalen al 90% del articulado de la reforma, con lo cual quedaría la imagen de un texto equivocado, lleno de errores de fondo y de forma, donde solo dejarían los títulos de los capítulos y nada más. Al final una actitud arrogante, de mala índole e indignante de los mal llamados “amigos” del gobierno, que se han sumado al uribismo y al vargismo.

Los medios enemigos de Petro están furiosos porque no incorporan el 100% de las proposiciones de los partidos. Estoy seguro que sin leer ni entender, los medios pagados por defender un sistema impuro y enfermo, no saben de qué hablan. En la madrugada les mandan lo que deben decir en la mañana y al atardecer lo que deben decir en la noche.

Hace bien la ministra Corcho en expresar que las proposiciones se debatirán una a una en el Congreso de la República, por lo tanto, no debe el gobierno hacer la tarea que quieren los ampulosos jefes de los partidos “amigos” de la desaparecida coalición de gobierno.

Quieren poner de rodillas al gobierno. La ministra no debe hacer la tarea de secretaria, así no le guste al ministro Prada, porque significaría que su reforma es un error de principio a fin, lo cual no es cierto, como lo han dicho organismos internacionales y expertos nacionales, salvo los alquilados a Acemi.

Los partidos lo que deben hacer es ir al congreso a cumplir con sus obligaciones constitucionales. Debatir con inteligencia y honestidad porque si la reforma no avanza en el marco de los cambios que propone el gobierno, los primeros en perder serán los congresistas a pesar de que los grandes medios estarán a su favor y por eso no descansarían en echarle la culpa al gobierno y a la ministra.

Muy mal hace el ministro Prada en ponerse a favor de las enemigas bancadas “amigas”, y en contra de su colega de gabinete y del profundo sentir del presidente Petro. Claro, Prada es político, y no sabemos de sus intenciones para el 2026. De pronto, ser candidato del Petrosantismo para confrontar a Roy el Petrodilianista y cuanta pancarta política impúdica existe, mientras por el camino del centro avanzaría una de las maravillosas ministras del actual gobierno, si nos imaginamos una mujer presidente.

Así las cosas, las líneas rojas de liberales, conservadores y de la U, no son las líneas rojas de la ciudadanía. Las líneas rojas de la gente son las líneas rojas del gobierno. Si Petro y Corcho entregan la reforma a los partidos, la gobernabilidad del presidente habrá terminado, no le quedará más que el micrófono y ella volver al consultorio y al activismo político.

No veo un presidente entregado y a una ministra arrodillada. Ella tiene talante, carácter y el conocimiento suficiente para ponerse al frente de la concertación correcta, construcción e implementación de la nueva reforma.

Petro está haciendo un buen gobierno. Ninguna de las críticas a ciertas actitudes menores es determinantes en la gestión de la administración. Sus ideas resaltan en el espacio internacional. Lo escuchan como ha ningún otro presidente colombiano han escuchado. Tal vez solo a Santos por la paz y nada más. Sus reformas también le gustan al mundo. Su capacidad y características como líder internacional, igual. Va a Estados Unidos con una extensa y variada agenda. Entonces ¿bajo qué ilusión negativa la oposición se imagina a Petro débil y a su gabinete también? El ministro José Antonio Ocampo es muy respetado internacionalmente. No hay ningún economista de la ortodoxia neoliberal con igual prestigio.

Tampoco veo a Petro y a sus ministras Corcho y Ramírez entregando las líneas rojas de la ciudadanía, que son distintas a las líneas de los decadentes partidos opositores de la fallecida coalición de gobierno. Las líneas rojas de la ciudadanía son las líneas rojas del gobierno en las tres reformas sociales.

Jaime Acosta Puertas

Buscar

Anuncios