¿Los verdes son los nuevos rojos?

Hay un 50 % de probabilidades de que, por lo menos en uno de los próximos cinco años, la temperatura media anual del planeta supere transitoriamente en 1,5 °C los niveles preindustriales, el límite inferior del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático, según un nuevo informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).  Y esas probabilidades se incrementan con el paso del tiempo.

Las probabilidades de que el calentamiento global superara esa marca eran casi nulas en 2015, pero desde entonces no han dejado de aumentar. Para el período comprendido entre 2017 y 2021 se calcularon en un 10 %, mientras que para el período de 2022 a 2026 ese porcentaje llega hasta casi el 50 %. (UN News, Mayo 2022)

Mientras que, en Colombia, el resto de América Latina y del mundo, nos centramos en las próximas elecciones, la estigmatización de izquierdas y derechas, los escándalos de corrupción, la invasión de Rusia a Ucrania, la inflación, y la crisis económica, el Antropoceno se ha acelerado, y estamos ad-portas de comenzar la fase final de nuestra extinción.  Es así de trágico, escandaloso, doloroso y real.

En 5 años pasamos de tener el punto de no retorno en el 2030 (incluso algunos creyeron que era en 2050), a un incremento al 50% de la probabilidad de tenerlo en los próximos 1825 días (5 años). La cuenta ya nos da para hacerlo en días, y no en años.

Los titulares pasan, los informes se producen, pero quienes toman las decisiones, las empresas y gobiernos (especialmente en los países desarrollados), siguen preocupados por sus problemas inmediatos, y dejando la lucha contra el cambio climático para los lideres que vienen.

Los políticos no quieren tocar intereses de empresas, que en algunos casos son sus financiadores, al formular políticas demasiado frontales para frenar el calentamiento global. Los industriales y empresarios no quieren realizar cambios acelerados en sus cadenas de valor o modelos de negocio, porque no se arriesgan a afectar los intereses de sus inversionistas o el patrimonio propio.

Estos cambios implican una transformación total en el modelo de producción, una modificación estructural en las materias primas que se necesitan, un redireccionamiento de la inversión a tecnologías limpias, un viraje absoluto en las políticas nacionales e internacionales, una reorganización de los modelos de financiación, crédito y riesgos, y un rol radicalmente distinto de las cadenas de valor en todos los sectores industriales. Básicamente, esto significa un cambio total en el modelo capitalista que se tiene actualmente.

Obviamente nadie esta dispuesto a jugarse un cambio tan radical de este modelo porque las grandes potencias, los grandes conglomerados industriales, los políticos, y quienes tienen algún poder adquisitivo se han visto beneficiados por este. Es el modelo que se impuso después de la guerra fría, y guste o no, es el modelo que ha sacado al mayor número de personas de la pobreza.

Estamos viviendo el periodo histórico donde tenemos la mayor producción de riqueza, donde estamos cubriendo las necesidades básicas del mayor número de personas en toda nuestra historia como homo sapiens, pero para hacer esto, hemos construido nuestro destino hacia el exterminio como especie (aunque algunos lograrán ir a Marte antes de que esto pase). Esto es un oxímoron.

Según Benjamin Y. Fong del NTY, “El verdadero culpable de la crisis climática no es ninguna forma particular de consumo, producción o regulación, sino más bien la manera en que producimos globalmente, que es por ganancias en vez de sustentabilidad. Mientras esa norma esté vigente, la crisis seguirá y, dada su naturaleza progresiva, empeorará. Ese es un hecho difícil de confrontar.”

Entonces, ¿si queremos luchar contra el cambio climático, tenemos que luchar contra el capitalismo? ¿Tenemos que luchar contra el sistema que ha puesto todas estas comodidades, ingresos, medios de comunicación, etc.? ¿El luchar contra el cambio climático, el ser “verde”, me hace un “rojo”? (al mejor estilo comunismo vs. capitalismo)

Honestamente, no se hasta que punto estoy dispuesto a luchar individualmente contra el sistema en que me manejo a diario. Supongo que la supervivencia me llevará a nuevos límites.

Pero de algo si estoy seguro, y es que como decía Marco Aurelio en su obra Meditaciones: “La mejor manera de defenderte es no asimilarte a ellos”, esto significa si quiero luchar por mi supervivencia tengo que alejarme lo mas posible de practicas que promuevan el calentamiento global. Comenzando por mi voto y mis apoyos.

Pero esto no me hace estúpido y creer que lo puedo cambiar todo. Meditaciones también afirma: “Todas y cada una de las cosas llegan a su termino de acuerdo con la naturaleza del conjunto, y no según otra naturaleza que abarque el mundo exteriormente, o esté incluida en su interior, o esté desvinculada en el exterior”.  Es decir, no sirve de nada que la lucha contra el cambio climático se haga individualmente.

Y como la historia ha demostrado, se necesita de un poder que reúna a todos los individuos para trabajar por el colectivo (Gracias Thomas Hobbes, autor de Leviatán). Por eso se hace necesario que ciudadanos, inversionistas y grupos de interés escojan y presionen a aquellos que dirigen esas supra organizaciones, con capacidad de organizar las sociedades, y empujen a esa lucha contra el cambio climático.

Las campañas publicitarias, los activismos, y el Twitter se quedan cortos respecto a alcanzar las metas de reducción de gases de efecto invernadero. Se necesitan líderes y movimientos (no hablo solamente de políticos, esto es con ustedes empresarios), que estén conscientes, que si la humanidad continua en esta espiral de suicidio, sus negocios, sus ingresos y sus patrimonios, entrarán en una curva descendente, imposible de recuperar, pues no quedaran compradores para esos productos o servicios.

PD 1: Y si soy rojo, también está bien.

PD 2:

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