Petro en la prisión de los partidarios de “Fico”

El mesianismo de Petro

El candidato del Pacto Histórico sí expuso en una sesión en el Senado de la República su idea de perdón social para todos, incluido Uribe. Habló del perdón social como una instancia revolucionaria conducente a que las sociedades dan un salto adelante, aludiendo a Derrida, el filósofo francés que ha desarrollado toda una línea de pensamiento en torno al perdón social como punto final de una gran confrontación como el caso de Europa después de la segunda guerra mundial.

Como suele sucede con sus “ideas innovadoras”, primero las suelta y luego las desarrolla, generando discusiones desgastadoras donde al final el que gana es el FAKE de los opositores, conocida y efectiva estrategia del uribismo: insistir en la mentira, la deformación y la manipulación a una ciudadanía con una precaria cultura general y política. Así ha gobernado Uribe en los últimos veinte años. Así maneja toda dirigencia injusta a su sociedad, porque la inequidad se fundamenta en la falta de educación que no acerca las personas a los libros ni le ofrece mejores oportunidades a lo largo de la vida.

Petro llevaba un año trabajando el tema de una amnistía para acusados de crímenes de lesa humanidad, ahora ampliada a los corruptos de lesa humanidad, porque es tanto lo que han robado que no pueden ser catalogados como corruptos menores dado que en muchos casos sus actos de corrupción también están ligados a crímenes contra la humanidad. En Colombia, el perdón social primero tiene que superar unas instancias de verdad, justicia, reparación y de reestructuración del Estado, porque necesita reconstruirse sobre nuevos valores y en  torno a un nuevo pacto social o nueva constitución.

De esta manera, Petro comenzó conversando con criminales y corruptos, fatal. El perdón social que él propone es de lejos de mayor alcance que el Acuerdo de Paz con las FARC. Sería producto de un nuevo pacto social fundamentado en un cambio social como sustento de un cambio global de Colombia.

Entonces, una propuesta de perdón social debe transitar por una profunda reforma a la Constitución puesto que se necesita cambiar la fallida estructura de su democracia representativa, reformar la justicia, el sistema electoral y político, el modelo económico por la violenta inequidad multidimensional que trae asociada a un atrasado modelo de desarrollo productivo extractivista, feudalista, patriarcal y de desindustrialización, por el cual fluye el narcotráfico y la corrupción.

También se necesita cambiar la manera como se eligen las cabezas de los organismos de control, los magistrados de las altas cortes, y el desbordado poder del Ejecutivo que ha derivado en tiranos en la cima del Estado como el innombrable que Petro quiere perdonar o como el cínico mentiroso que pronto se  va. El perdón social no puede venir sin la autonomía de las regiones para dirimir y superar los conflictos desde los territorios y no solo desde el centralismo que permitió el surgimiento y ascenso de una estructura de criminales y corruptos de lesa humanidad.

La idea del perdón social no es mala, es necesaria, pero no a partir del afán y del oportunismo electoral. Sería la fase superior y cierre de dos siglos de un modelo político, económico, social y territorial equivocado por premoderno, ultra conservador, violento y descompuesto.

Cuando se escuchan los mensajes que Petro ha enviado una vez su hermano fue vinculado al escándalo, es claro, que no puede ocultar la intención que traía entre manos. Un acto irresponsable y apresurado a cuarenta días de la primera vuelta presidencial. Un pacto social por el perdón social con imperdonables que no han dicho la verdad, como Uribe y miles más, sin reparar al estado y a las víctimas.

Repito, el error no es el pacto por el perdón social, el error está en que lo venía pensando y haciendo a espaldas de la ciudadanía. Con los criminales en las cárceles había que hablar de último. Lo hizo al revés y descompuso totalmente el debate electoral. La entrevista que dio a Cambio, deja lagunas y grises en su actuar.

El uribismo le tendió la trampa

Pienso que Uribe, desde que Petro habló de amnistía general para el perdón social, sabía que algún día cometería un error. Era cuestión de tiempo, de hacerle seguimiento y esperar el momento. Y este llegó con los afanes de las elecciones. Petro metió las patas y el salió a cortárselas.

El modo de actuar es exactamente el mismo que Uribe usó en su infamia jurídica contra Iván Cepeda. Buscar amigos en las cárceles a través de abogansters. En este caso, identificar a aquellos dispuestos a pisar la cabeza del Pacto Histórico, porque saben que un perdón social general es imposible desde las condiciones actuales de decadencia institucional, a diferencia del acuerdo de paz con las FARC, porque estás estaban replegadas y no a la ofensiva.

Con los corruptos la situación es otra, porque la corrupción está en la cumbre del poder que gobierna a Colombia: tiene presidente, candidato para sustituirlo, partido y coalición de partidos, controla el Estado, está en ascenso, y quienes viven de la corrupción y de la violencia temen perder el sistema de descomposición que han creado. Además, si de crímenes de lesa humanidad se trata, el uribismo disfrazado de Duque lleva el triste inventario de más de 900 lideres sociales asesinatos y más de 270 masacres en los últimos 4 años. Entonces, perdón social con ellos no es racionalmente una buena propuesta, simplemente porque no están interesados. Quieren poner a “Fico” y nada más.

De esa manera, el momento del perdón social lo determinan ellos, y no un personaje de clase media surgido de las periferias territoriales. Diferente era Santos con las FARC, porque aquel representaba al establecimiento, Petro no. Detrás de todo esto también está Gutiérrez que solo es el tercer comodín de Uribe y de los demás partidos que lo acompañan. El amigo de las Oficinas y vergonzante uribista no puede salir a cobrar victoria porque todos los de La Picota pertenecen a los partidos de su Equipo Colombia.

El dilema para Francia Márquez y el Pacto Histórico.

Petro no sale bien librado con la comunidad ni al interior del Pacto Histórico. Sabe que cometió un error monumental aproximándose al Bloque de La Picota, de una jerarquía mayor que los criminales de poca monta de Cadena contra el senador Cepeda.

Hasta ahora su equipo más cercano, únicamente escribe mensajes defensivos. Sin embargo, no hay un comunicado de todas las fuerzas del Pacto, pues no es suficiente lo que diga su candidato. Es importante conocer lo que piensan todos y todas, y especialmente saber que pasa por la cabeza de Francia Márquez. El Pacto tiene el deber de hablarle al país. Hacerlo desde el twitter y los videos, no es poner la cara.

La otra estrategia es dejar que pasen los días y alegar que todo fue una trampa, enfrascándose en una guerra digital y de micrófono con Gutiérrez, que a nada bueno conduciría porque haría de esta la campaña más superficial y sucia en un momento de quiebre institucional por el continuismo del narco paramilitarismo, del clientelismo y la corrupción.

Esta pelea le gusta a “Fico” para compensar sus déficit intelectuales, morales y programáticos, y su vergonzante uribismo. A él no le interesan los debates. A él le interesa son ríos de plata para contaminar con exceso de vallas prohibidas las ciudades y comprar las elecciones. En Cali, por ejemplo, puede poner como máximo ocho vallas y lleva 26.

Fajardo

No debe detenerse en este escándalo, pero sí saberlo leer, sintetizar, comunicar y superar, porque él dice: ni con Uribe, ni con Duque, ni con Petro.

Para la ciudadanía, desligarse de Petro y arrimarse a Fico, es la peor decisión, porque este es “vivo” y nada más. La ciudadanía debe estar atenta al comunicado del Pacto y a la opinión de Francia para decidir su voto. Sin embargo, el objetivo es derrotar al uribismo, y con Fajardo encontrar la senda menos incierta porque tiene la propuesta más cierta para un país en crisis.

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