Preguntas más allá de la ideología

Los hijos hacen preguntas sencillas, algunas hasta parecen ingenuas, pero en realidad son certeras y dan en el punto de los temas más álgidos que trata la humanidad hoy en día: ¿Por qué acabamos con las montañas para construir casas? ¿Por qué no dejamos de sacar petróleo? ¿Hasta cuándo nos puede durar el agua?¿Por qué no dejamos de comer animales?  ¿Por qué unos se oponen a las buenas ideas de otros?  Las explicaciones se van complejizando a medida que sus interrogantes incrementan y la exigencia de mayor información científica y contrastada, es requerida. Es un proceso natural de comprensión del entorno y de entendimiento de las condiciones globales que los rodean. Lo que sí genera curiosidad es cuando nos encontramos con gobernantes y funcionarios, personas con complejos estudios y llamativos títulos internacionales, altamente formadas, habitantes de un mundo cada vez más globalizado y marcado por el avance de la ciencia y sus explicaciones a estas mismas cuestiones parecen sacadas de un cuento de hadas.

Nadie está en desacuerdo con mejorar la calidad del aire en nuestras ciudades, disminuir la pobreza en nuestros países, fomentar mejores niveles de educación básica, promover entornos que estimulen la sana convivencia en detrimento de los conflictos, las peleas y la guerra; proteger zonas para el desarrollo ambiental, favorecer la riqueza étnica y social, garantizar igualdad de oportunidades a la población independientemente de su credo, orientación sexual, cultural o política; pero todo esto no puede convertirse en una guerra ideológica en donde los buenos son los que declaran y trinan, y los malos son los que están apostando día a día por generar empleo, fortalecer las estructuras de organizaciones que promueven modelos replicables de negocio y cumplen con las normas que el propio Estado ha dispuesto para su funcionamiento.

Para este momento el país está empezando a entender que el nuevo Gobierno quiere hacer las cosas de una forma diferente a lo que se ha venido haciendo históricamente, pero a la misma velocidad se empieza a hacer evidente que ni el mismo Gobierno tiene planes de acción claros para determinar cómo será ese nuevo camino. En algunos casos parece que la respuesta se toma prestada de la que se suele utilizar en muchas casas para responder a las desafiantes preguntas de los hijos: “Porque aquí mando yo y punto, mientras usted viva bajo este techo se respeta y hace lo que yo diga.”

Las declaraciones que hemos visto hasta la fecha son contradictorias, una cosa hace la mano derecha y otra la izquierda, con total independencia de lo que está haciendo el resto del cuerpo.  Pareciera en ciertos momentos que estamos aún en campaña y el aire se llena de declaraciones repletas de contenidos “llamativos” que ahora, para sorpresa de todos (incluido el gobierno), hacen que el mercado reaccione y por lo visto en las últimas semanas, la respuesta es que el país se está equivocando.

La reciente visita de Mariana Mazzucato, la reconocida economista profesora de Economía de la Innovación y Valor Público de la Universidad College London, y directora del Instituto de Innovación y Propósito Público (IIPP), dejó entrever que hay señales de que sus teorías podrían estar siendo empleadas fuera de contexto para el entorno local, y muy elegantemente fue ella misma quien puso correctivos, como lo recogiera Forbes en un artículo: “Usted habla de distribución, que es un tema muy importante porque se necesita una reforma tributaria progresiva, pero no basta con redistribuir si no creamos riqueza.”

El cambio de narrativa es maravilloso si efectivamente se hace para incluir a todos, pero pareciera que el péndulo está girando más rápido de lo esperado.  ¿Será que estamos destinados a vivir de exclusiones de un lado y rechazos del otro? Es básicamente lo mismo con un nombre diferente, y el país queda en la mitad de una pelea de ideologías que nos lleva a prolongar el estancamiento de una sociedad que, muy probablemente siga igual pasados estos “nuevos” cuatro años de cambio.

El enemigo del Gobierno no es el empresariado, por el contrario, puede ser su mayor aliado para articular nuevas estructuras que disparen la inversión, transformen comunidades olvidades, impulsen el turismo y fortalezcan la visión de una Colombia con futuro.  Las empresas y los empresarios apuestan e invierten en entornos competitivos y dinámicos, con garantías y reglas claras, los ejemplos de la Europa socialista no requieren explicación, si a eso nos queremos parecer estamos dando los pasos para el lado contrario.

Tendremos que pensar en las respuestas para las preguntas que seguirán llegando de nuestros hijos, porque pareciera que lo de fondo no logramos cambiarlo y nos quedamos en peleas de egos e ideologías, y se nos van los años queriendo creer que Colombia es una potencia que algún día despegará.

 

 

Alfonso Castro Cid

Managing Partner

Kreab Colombia

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