Que paren los feminicidios en el Valle de Aburrá

El 8 de marzo se conmemoró en las calles el día internacional de los derechos de las mujeres, masiva y colorida manifestación. Pero en la mañana de ese mismo día, fría y lluviosa, densa por los tacos, varias personas se acercaron al Búnker de la Fiscalía de Medellín para exigir justicia por un caso de feminicidio en total silencio e impunidad. Eso hasta ese 8M cuando familiares y amigos de la víctima hicieron público su dolor y clamor de justicia. Un cartel de papel periódico al estilo trapo de barra de fútbol decía la consigna: “No Más Feminicidios”.

Natalia Mejía Sánchez fue víctima de feminicidio el 28 de junio de 2022, en su propia casa ubicada en Bello. Su familia la encontró muerta en su cama, después de haber “rematado” la fiesta en su casa el día que Nacional quedó campeón. Pensaron que era muerte natural y quedaron desconcertados cuando la Fiscalía les dice que había sido un asesinato.

Cuando le preguntamos a la señora Madre (Adriana Sánchez) quién era Natalia Mejía, ella de manera serena y pausada describe a su ser querido: “trabajaba con deportes, con grupos de la tercera edad, el último año había emprendido su propio negocio, tenía una Academia de Baile, le daba clases de ballet a los niños, y clases de todo tipo de baile…”

Aquí la madre hace una pausa para seguir relatando y la indignación sale a flote:

“mi hija fue asesinada dentro de su propia casa (…) Cuando la encontramos ella había sido asesinada desde la noche anterior, la persona que lo hizo fue alguien muy allegado, muy conocido puesto que entró libremente a la casa, sin necesidad de forzar. Yo no tengo todavía ninguna información valiosa de la Fiscalía. Y lo digo porque ellos hasta el momento lo único que nos dicen es que es difícil detener a alguien cuando no hay una prueba contundente pero ellos tienen el celular de Natalia donde vieron mensajes, llamadas (…) tienen acceso a las cámaras del sector que son muchas. Estoy segura de que mi hija había recibido amenazas por medio del celular (…) A mí me parece muy extraño que pasados 8 meses la Fiscalía no de resultados de ninguna clase cuando todos los días se cometen este tipo de feminicidios y casi que de inmediato capturan al agresor, así no haya una prueba contundente, pero capturan a la persona, solamente el caso de mi hija para la Fiscalía al parecer es imposible. Yo no quisiera pensar que hay alguna razón por la que todavía no se ha esclarecido la muerte de mi hija, porque creo que ellos ya tienen suficientes elementos para poder decir quién fue el que la asesinó para que esta persona salga a la luz y la puedan detener”.

Como vemos en este relato, la impunidad sigue siendo la regla en lo que respecta a la investigación y sanción cuando los casos llegan al escenario judicial.

Natalia Mejía tenía 29 años, era madre de un niño de 8 años, hermana mayor, bailarina y profesora de danza (https://www.instagram.com/natimejia_s/?igshid=YmMyMTA2M2Y%3D). Su caso sigue en total impunidad porque como afirma su madre y hermana menor “no era famosa ni adinerada”. La hermana menor, Catalina Mejía, para poder contarnos la historia enciende un cigarrillo, la situación la desborda pero se ve firme en su lucha: “Tenemos material probatorio, indicios, y hay mucha lentitud, exigimos que cambien a la persona que está investigando para que agilice el proceso”.

La justicia en estos casos sigue siendo un privilegio de clase. A esta conclusión llegó la familia al ver que con el caso de su Natalia Mejía no pasaba nada, mientras que en casos más sonados como el de la DJ en Bogotá se resuelven con total celeridad, por su fama, estatus y ruido mediático. Justicia selectiva.

El Plantón

Llegamos a las 9AM al Búnker de la Fiscalía y ya la mole gris estaba cercada por policías y tanquetas del Esmad. Eso no amedrentó a la poca gente que iba llegando, amigos, amigas, familiares. Entraban y salían personas capturadas por infinidad de delitos menores, jóvenes esposados de a dos, sus rostros y cuerpos ajetreados, una mañana fría, funcionarias entaconadas entrando y saliendo, la indiferencia del poder. La gente se concentró a las afueras, desplegaron las consignas, trataron en varios momentos de conectar un bafle para “hacer más bulla”, denunciaron el hecho ante los medios regionales y algunos alternativos que hicieron presencia. Ni Caracol ni RCN. La prensa hegemónica es igual de ciega a la justicia, que no llega ni cojeando. Aún así la gente que asistió se  hizo sentir (https://youtu.be/cLQUGxruQH8). El dolor de su madre y hermana,  estallaron para exigir justicia y plantar una lucha que apenas comienza hasta obtener justicia.

El Plantón se hizo bajo las consignas de “Ni una más”; “Pedimos justicia por Natalia”; “Si tocan a una, nos tocan a todas”; “No más feminicidios”. Como Congresista de un partido nacido del Acuerdo de Paz, y consciente de que el cuidado de la vida es el centro de nuestro proyecto, ponemos nuestra curul a disposición para que la familia de Natalia pueda denunciar las demoras en este caso y exigir celeridad y su resolución. También “somos la voz de Nati” y acompañaremos esta lucha.

Feminicidio en cifras

En lo que va corrido del año en el Valle de Aburrá se han cometido siete feminicidios, principalmente por parejas o exparejas sentimentales. Como expresa el XX Informe sobre la situación de violación de derechos humanos de mujeres en el Valle de Aburrá y Antioquia, “la hostilidad y el desprecio misógino siguen siendo regla en la sociedad colombiana en general y en la cultura Antioqueña en particular” (Vamos Mujer y Mujeres que Crean, 2022, p. 57).

Según cifras del Observatorio colombiano de Feminicidios, en el Valle de Aburrá se presentaron 42 feminicidios entre enero y diciembre del 2022, en el 2021 fueron 50. Medellín fue el lugar con mayor registro de casos en el país, lo que da cuenta de una sociedad enferma  que ha normalizado estos feminicidios como “asuntos pasionales”. Generalmente van antecedidos de amenazas y agresiones.

En cifras de la Policía Nacional en Medellín, Bello muestra una tendencia a ser el municipio con más feminicidios en el Valle de Aburrá (8 entre 2002-2003), solamente superado por Medellin (30).  Estas cifras siguen siendo una mera foto de un problema complejo que no podemos normalizar. Mientras tanto seguiremos acompañando esta caso en cada plantón, por ahora uno cada 28 de mes, exigiendo justicia. “!Ni una más¡”

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