Subsidios para jóvenes a cambio de no robar

Por Hugo Acero

No es la primera vez que el presidente de la República Gustavo Petro justifica la propuesta de entregar subsidios a los jóvenes que están delinquiendo para que dejen de hacerlo, a cambio de estudiar, realizar labores sociales y comportarse bien, como lo hizo en Soacha hace una semana. Durante la campaña en una entrevista en el programa “Mejor hablemos” del Canal City TV aseguró que cuando fue alcalde de Bogotá “A 10 mil pandilleros les pagamos lo que ganaban robando, así redujimos hurto a celulares”. Pero ¿qué tan efectiva puede ser esta estrategia para reducir el delito, en particular los hurtos?

Si se miran las cifras de hurtos a personas, celulares, bicicletas y a comercio, que en muchos casos son los delitos que cometen los jóvenes que apenas están ingresando a actividades delincuenciales, durante el periodo de gobierno del hoy presidente Gustavo Petro cuando fue alcalde de Bogotá, se tiene que estos delitos no disminuyeron, antes bien aumentaron.

El hurto a personas, según las cifras reportadas por la Policía Nacional, pasó de 17.057 casos denunciados en 2011, último año de Gobierno de Samuel Moreno y Clara López, a 27.564 en 2015, último año del gobierno de Gustavo Petro, es decir, este delito aumento en un 51%, como se puede ver en la siguiente gráfica:

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El hurto a celulares pasó de 5392 casos denunciados en 2011 a 11.187 en 2015, aumentó en un 107%, como se puede ver en la siguiente gráfica:

 

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El hurto a comercio creció en los primeros años de gobierno del alcalde Gustavo Petro y los años subsiguientes disminuyó, como se puede ver en la siguiente gráfica, pasó de 3172 casos denunciados en 2011 a 5921 en 2015.

 

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Finalmente, el hurto de bicicletas también creció durante ese periodo, pasó de 933 casos denunciados en 2011 a 1775 en 2015, es decir aumentó en un 94% (ver en la siguiente gráfica):

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Como se puede ver el programa de entrega de subsidios no tuvo incidencia en la inseguridad, en particular en la reducción de los hurtos.

Sin embargo, no se puede desconocer que este tipo de acciones pueden ayudar a prevenir que muchos jóvenes terminen en actividades delincuenciales y violentas o que algunos puedan salir de estas actividades y volver a estudiar, trabajar y compartir con sus familias.

Si el presidente Gustavo Petro insiste en esta propuesta, debe trabajar directamente con los municipios, pero especialmente con las iglesias, las juntas de acción comunal, los líderes y policías barriales que saben cuáles son los jóvenes involucrados en asuntos de violencia y delincuencia, para que los políticos locales no conviertan este programa en una bolsa de empleo de sus seguidores y dejen por fuera jóvenes con los que de verdad hay que trabajar.

Tampoco se debe aceptar que sean las organizaciones criminales las que entreguen los listados de jóvenes, ya que convierten estos recursos en otro ingreso más y no se logra la desvinculación de los jóvenes de los grupos delincuenciales. Finalmente, ojalá este programa no se ejecute en medio del proceso electoral de este año, porque corre el riesgo de convertirse en fuente de recursos para atraer electorado y comprar votos.

Hay que definir de manera clara a qué tipo de jóvenes se les puede dar el subsidio, qué actividades deben desarrollar en sus municipios y comunidades, con el acompañamiento de servidores públicos locales y comunidades, qué planes de estudios y trabajo van a desarrollar, cuál va a ser el seguimiento y evaluación del programa y de cada uno de los jóvenes y cómo, de manera periódica, se va a rendir cuentas públicas sobre los resultados de este programa a las comunidades donde se vaya a realizar.

Hay experiencias importantes que hay que recoger. Por ejemplo, los programas de Guías Cívicos de Misión Bogotá, “Gestores de Convivencia”, “Trapecistas” del Padre Javier de Nicoló y “Caminando Relajado” de Carlos Marín de IDIPRON, que hoy cuenta con más de 5000 jóvenes; “Parceros” en Medellín y Bogotá, en Barranquilla “Va jugando” en Cali Gestores Paz y Cultura Ciudadana y otros tantos programas que hay que tener en cuenta si se quiere de verdad acertar sacando jóvenes de la violencia y la delincuencia.

Hay que anotar que estas experiencias tampoco han sido evaluadas como corresponde en materia de su impacto en reducción de violencia y delincuencia, pero ahí hay suficiente material para saber que hacer y no hacer en el programa que propone el Gobierno del presidente Gustavo Petro.  (ver siguiente articulo Paula Doria de la Sella vacía.   https://www.lasillavacia.com/historias/silla-nacional/jovenes-en-paz-de-petro-tuvo-reditos-mixtos-en-bogota-y-riesgo-de-politizacion/).

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