Transición energética: un compromiso desde la academia

Hoy el mundo enfrenta grandes retos sociales, económicos y ambientales. Es imposible negar que el planeta requiere la transición a energías más limpias para cuidar el medio ambiente y preservar la raza humana. Es aquí en donde debemos poner la atención y los esfuerzos para aportar a la agenda sostenible de cara a las próximas décadas.

A través de la historia hemos visto como la humanidad ha cambiado su entorno para sobrevivir, por ejemplo, en el siglo XIX se pasó de la leña al carbón; en el siglo XX del carbón al petróleo. Ahora, en nuestros tiempos, se necesita una transición hacia energías alternativas como el hidrógeno, la energía solar térmica y fotovoltaica, la energía eólica, la hidroenergía, la energía de los océanos y la energía geotérmica.

Dicho lo anterior, nuestro país no puede ser la excepción. De acuerdo con el Índice de Transición Energética – ITE del Foro Económico Mundial, Colombia es el tercer país en la región que más esfuerzos ha realizado para alcanzar este objetivo con una ponderación del 65,93%. En este contexto, existe la necesidad moral de todos los actores de la sociedad en lograr la neutralidad del carbono para el 2050. Hoy el Estado cuenta con una capacidad energética de 1.365 MW generados por centrales solares y eólicas y tiene previsto desarrollar más de 4.500 M en los próximos años.

Durante la Cumbre Mundial de Cambio Climático COP27, realizada hace algunos meses en Egipto, el Gobierno Nacional anunció los pasos para la construcción de la hoja de ruta para la Transición Energética Justa en Colombia, que pretende diversificar la matriz energética de la nación.

Los ingenieros de petróleos, para este fin,  no deben temerle  a esta transición, ya que son los grandes protagonistas en este proceso, pues los recursos obtenidos del sector Oil & Gas serán el motor dinamizador para el desarrollo de tecnologías que impulsen de forma acelerada la transición que sí o sí se tienen que dar para la sostenibilidad del planeta que habitamos.

Expuesto lo anterior, la academia tiene en sus manos la gran responsabilidad de aportar a este debate y generar nuevo conocimiento alrededor de las energías alternativas para proyectar profesionales con competencias y habilidades aptos para ser protagonistas de primer orden en el proceso de la transición energética.

Desde la Universidad de América, integramos en nuestra oferta académica algunos programas que fungen como grandes apalancadores para el gerenciamiento de nuestros yacimientos con el fin de potencializar el recurso y con la implementación de tecnología de punta minimizar los impactos, aumentar las reservas, la producción, la economía y la calidad de vida de las comunidades.

Es indiscutible que la transición energética es un compromiso del mundo con las futuras generaciones. Es por esta razón,  que es  el momento de servir desde la academia para la construcción de la esperanza basada en la ciencia, en el conocimiento, en el deber de ayudar a otros y en caminar hacia un mundo cada vez más sostenible.

Por: Mario Posada García–Peña, rector de la Universidad de América.

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