Un acto de reconciliación

La conectividad rural a internet es un canto a la bandera de anteriores gobiernos que nunca han puesto su mirada en la ruralidad. La paz y nuestro conocimiento geográfico del territorio nos ha permitido generar propuestas para el trazado de vías terciarias y para conectar con internet diferentes veredas y corregimientos. En este caso en el municipio de Urrao, donde operamos antes del Acuerdo de Paz como Frente 34 de las FARC-EP.

Rubén Darío Gutiérrez es jubilado de la policía. Y es amigo de la paz. Así nos recuerda su historia:

Resulta que por la zona donde operaba el Frente 34, yo laboraba en la Policía. Laboré en Urrao, Caicedo, Betulia, luego pedí traslado para el Chocó, y allá conocí la guerra. Cuando inició el proceso de paz, a través de un primo de Alape, vecino mío en el barrio Guayabal, se dio cuenta de que yo era bueno para el tema del internet y la conectividad y me hizo el contacto con Pedro. A mi me gusta lo social”.

Un acto de reconciliación lo llamo porque mediante la amistad y el interés por lo social queremos emprender proyectos que beneficien a las comunidades por donde pasó la guerra. Un proyecto que Rubén Darío visiona así:

“El proyecto inicia en Urrao, cubre cerca de 20 km desde la Ecarnación, pasando por el Siereno y La Quiebra. Se baja hasta El Sireno y se tira la fibra óptica otros  45 km hasta la población de Mandé. Y por el recorrido de la selva se cubren 8 centros educativos o escuelitas. De la Encarnación al Sireno cubren 40 escuelas rurales, 4 colegios y 4 centros de salud. Luego en el cerro el Sireno, estratégico porque allá es desde donde se ha dirigido la guerra, es un cerro muy alto, hay una base militar en este momento, allá van a quedar 15 antenas (equipos de radio) que van a cubrir comunidades indígenas, colegios rurales, a 20 y hasta a 40 km de distancia”.

Hay que mencionar que estos corregimientos no pueden sacar sus productos porque no tienen vías de comunicación. Lo que nos habla de una necesidad de una conectividad vial para generar mejores condiciones de vida y permanencia en el campo.

Rubén Darío estuvo en varias tomas guerrilleras, en su labor de policía. En una emboscada pierde el ojo izquierdo. Dice que “perdonar es muy duro pero si usted no perdona nunca va a vivir tranquilo. A mi no me pasa por la mente el rencor. Ahorita se trata es de servir”.

Todo esto es un proyecto futurista, una posibilidad de apoyos vitales como la telemedicina y comunicación digital en centros poblados muy alejados de las centralidades municipales como es el caso de Mandé. La idea es beneficiar 2.400 viviendas y 48 escuelas rurales apartadas.

Pedro Baracutao

 

 

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