FICCI tiene el NIDO para ver nacer historias

NIDO, la Convención de la Industria Audiovisual Colombiana que se desarrolla en el marco del Festival Internacional de Cine Cartagena de Indias – FICCI, en su edición 62 este año busca abordar «La metáfora de lo real» planteando tres ejes temáticos principales: el metaverso audiovisual, inclusión y diversidad en la industria y el algoritmo de la información. Este espacio de formación ha cobrado gran relevancia dentro de las actividades propias del FICCI y acerca a los nuevos hacedores de medios a la Industria.

Era de Aristoteles a TIkTok

Sí, la conferencia era sobre eso, las narrativas desde Aristóteles hasta Tik Tok, pero Arbeláez incumplió, lo hizo desde Lucy la famosa Neandertal y llegó especulando a un tiempo más allá de las inteligencias artificiales.

En el mundo audiovisual, donde la veracidad y la ficción se entrelazan como en una madeja interminable, Diego Arbeláez Izquierdo, quien ha dejado su sello en cada detalle del proyecto pedagógico de Caracol Televisión: Caracol Escuela; con una habilidad que solo podría haber adquirido con treinta años como escritor, productor, director y profesor, Arbeláez ha desplegado su habilidad medio circense, llevándonos en un viaje a través del tiempo y la historia.

Desde el momento en que el homo sapiens se hizo sapiens, ha sido un chismoso, Arbeláez sostiene que lo que ha hecho al humano la especie más exitosa en el planeta es su capacidad de echarse cuentos y creérselos. Contar historias y conmoverse con ellas es algo que el ser humano ha hecho desde tiempos del ordenado paraíso. De hecho, Arbeláez va más allá y afirma que el ser humano tiene el instinto de creer, cree lo que le digan, lo que vea lo que oiga así sean mentiras. El cerebro humano prefiere creer. Sin esa condición, no sería viable la especie. Ese reflejo es tan importante como el de reaccionar ante el llanto de un niño.

Con esta tesis en sus manos, Arbeláez nos lleva a través de la creación, de las culturas y de la escritura, así como a la narrativa aristotélica que ha sobrevivido al paso del tiempo. Esta narrativa no desaparece, simplemente se transforma, y resucita en cada forma de arte y creación. Es tan simple como el día y la noche o las cuatro estaciones que regresan al verano. Y así, en cada amanecer, Aristóteles se adapta y evoluciona, se viste de moda, en todas las pantallas, todos los tiempos y formatos, sin dejar de ser una realidad y la mímesis metafórica de todas las realidades. Incluso a pesar de los antiestructuralistas que se confunden entre la innovación y las novedades.

Aunque GTP y otras IAs pueden entender el funcionamiento de las fuerzas de la dramaturgia, Diego Arbeláez nos recuerda que no hay manera de que los amantes seguidores del cine, la música y la literatura se enamoren perdidamente de las máquinas. Siempre será más apasionante ver el error, el matiz y la textura de un humano haciendo arte y equivocándose, que una máquina haciendo perfectos malabares.

En el último asalto, Diego Arbeláez se bota varios minutos con un impresionante derroche de memoria declamando “Las Causas” de Borges como sólo conmueve ver hacer a un humano. En un mundo cada vez más digital y automatizado, es reconfortante saber que todavía hay espacio para la humanidad y la creatividad. Y Diego Arbeláez, con su habilidad para narrar y conmover, nos recuerda la importancia de seguir contando historias y creyéndonos cuentos, porque eso es lo que nos hace humanos.

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