Esta semana el gobierno presentó ante el Congreso, el Plan Nacional de Desarrollo, tema no menor para el destino de nuestra nación en los próximos años. Como sabemos, es como la hoja de ruta que presenta el actual gobierno para que se logren realizar las inversiones necesarias buscando atender, esperamos, las más importantes necesidades del país.
Lo positivo es que se ha venido construyendo este plan desde la posesión presidencial y con miles de diálogos regionales en todos los rincones de Colombia. Pensando en escuchar a la mayoría de personas, organizaciones, entre otros, para obtener un Plan que satisfaga los requerimientos en estos momentos donde se espera mucho de este gobierno.
Pero ahondemos un poco en lo que significa la utilidad de un Plan Nacional de Desarrollo, básicamente es la punta de lanza de todos los gobiernos, ya que se pone en un ambicioso plan los destinos del país, así como el costo del mismo. Aquí también es donde deben estar esas promesas de campaña que lograron unas mayorías posesionando al actual gobierno que ya está ejecutando.
Desafortunadamente, a pesas de tener o no un buen Plan Nacional de Desarrollo, esto no significa que se vaya a cumplir a cabalidad, se tienen unas metas, se tienen procesos, presupuestos, lo cual termina siendo Ley de la República, lo cual es fundamental para la transformación real que se requiere. Pero tan altas son las expectativas de muchos sobre este gobierno, que muchos esperan todo se cumpla, es el tema donde se debe tener más cautela.
Una vez en el congreso, el Plan Nacional de Desarrollo tendrá 90 días calendario para que sea aprobado en el Senado y Cámara, todo antes de ser Ley para luego ser ejecutado. Este documento como se ha dicho, viene de mucho tiempo de trabajo, incluso desde campaña. Solo se espera que sea medianamente coherente, sobre todo en temas de presupuesto, lo cual, para algunos analistas, es el tema más importante a revisar, y claro su ejecución.
El Plan Nacional de Desarrollo destaca desde su título su intención, queriendo poner a Colombia como “Potencia Mundial de la Vida”, y supone un presupuesto de $1.154 billones en uno de sus borradores finales que contienen 147 páginas. Este valor incluye el ya famoso componente Plan de inversiones para la Paz de forma Transversal y que ha estimado en $50 billones de pesos.
Desde campaña lo han venido diciendo, el propósito de este Plan pretende seguir por la misma línea según el gobierno afirma, la de seguir protegiendo la vida, tiene como objetivo el sentar unas bases para que el país se convierta en un “líder de la protección de la vida a partir de la construcción de un nuevo contrato social que propicie la superación de injusticias y exclusiones históricas, la no repetición del conflicto”, esta es entre otras premisas, las que se encuentran en el documento, por lo tanto, el tema va en serio, lo cual atrae la atención y admiración de este gobierno para unos, y por otras razones, atrae también el descontento de otros.
El Plan busca transformaciones según afirma el gobierno, un ordenamiento del territorio en torno al agua, priorizar los determinantes del ambiente, y de áreas de especial interés para garantizar el derecho a la alimentación.
Afirman busca la seguridad humana y justicia social, así como la seguridad económica y social. De la misma forma proclama el Plan del derecho humano a la alimentación bajo temas como la disponibilidad, el acceso y la adecuación de alimentos.
Evidentemente también le apuesta a la transformación productiva, acción climática y la internacionalización, el aprovechamiento del uso de la energía, lo cual como hemos visto, es una idea que le falta madurar y que seguimos dependiendo de unos Ministros sabios y de otros no tanto.
En conclusión, como cualquier otro gobierno, solo buscan el bienestar de sus habitantes en muchos sentidos, pero lo que históricamente sabemos es que no siempre han sido ejecutados o satisfactorios estos Planes de Desarrollo, la esperanza es que este tiene unas expectativas muy altas y una convicción de muchos para que sea ejecutado, lograr la famosa Paz Total que algunos aún critican. Ojalá se logren superar déficits de derechos económicos, ambientales, sociales, culturales, que se logren superar las violencias armadas, y se llegue a su vez a una estabilidad macroeconómica, que todas esas apuestas le apunten a permitir financiar transformaciones verdaderas y que se garantice la disponibilidad de esos recursos públicos, y que por Dios, ojalá esos $1.154 billones de pesos que vale el Plan Nacional de Desarrollo, se inviertan bien, que no se los roben, les pedimos los colombianos. ¿Será mucho pedir? Entonces esperamos seguir viendo los resultados del cambio poco a poco.
John Escobar Reyes