Por: Juan Camilo Gómez Caipa, docente Facultad de Ingenierías, Universidad de América.
La humanidad se enfrenta a una elección crítica: ¿preferimos la supervivencia a corto plazo o la sostenibilidad a largo plazo? Esta es una pregunta que nos afecta a todos y no es una elección fácil. Si elegimos sobrevivir, arriesgamos el futuro de la humanidad y del planeta. Por otro lado, si optamos por la sostenibilidad, puede suponer importantes sacrificios y cambios en nuestros hábitos y estilos de vida.
El cambio climático, la contaminación, la pérdida de biodiversidad y la sobreexplotación de los recursos naturales, son solo algunos de los problemas ambientales a los que nos enfrentamos en la actualidad. La supervivencia de unos pocos hace que sigamos explotando y sobre consumiendo los recursos del planeta sin considerar las consecuencias para las generaciones futuras, porque es fácil caer en la tentación de la gratificación inmediata, pero ¿y el futuro de nuestros hijos, nietos y demás generaciones?
La sostenibilidad, por otro lado, nos obliga a considerar los efectos a largo plazo de nuestras decisiones y acciones. Significa reconocer que la economía y el medio ambiente están intrínsecamente vinculados y que no podemos lograr el éxito a largo plazo a expensas de consumir los recursos de nuestro planeta. El desarrollo sostenible, requiere cambios significativos en nuestros estilos de vida, política y economía, pero a través de cambios drásticos podemos asegurar un futuro próspero para las generaciones futuras.
Es importante señalar que la supervivencia y la sostenibilidad no son mutuamente excluyentes. La supervivencia inmediata es importante para satisfacer las necesidades humanas básicas, pero no debe ser a expensas de condicionar el futuro de la humanidad. Podemos trabajar para satisfacer las necesidades de hoy sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades.
Entonces, ¿a dónde vamos? Esta es una pregunta que solo podemos responder si tomamos decisiones responsables y sostenibles. Es nuestra tarea -y debe ser nuestra prioridad- asegurar el futuro del planeta y la preservación de sus recursos para las generaciones futuras. Es hora de adoptar la sostenibilidad a largo plazo y abandonar la gratificación instantánea. Solo así podremos asegurar un futuro próspero para todos.