Tecnología amenazante

Hasta hace muy poco las cadenas de supermercados eran todopoderosas en sus mercados. En estas épocas todo puede cambiar en relativo poco tiempo a causa de la tecnología, y ahora están enfrentando serios problemas por una nueva rivalidad que, aunque se sabía que venía llegando, no han podido enfrentar con éxito. No se trata de la tecnología y sus avances, sino de los impactos severos que puede infringir a un sector específico como el de la venta detallista de alimentos, y extenderse a toda la economía y la política del mundo amenazando cambiar muchas de sus reglas actuales y exponiendo a la humanidad a enfrentar serios retos.

Lo había advertido Harari desde hace algún tiempo en “21 lecciones para el siglo XXI” (Debate, 2018) en el que señalaba que tanto la biotecnología como la infotecnología podrían ser la solución a nuestros problemas estructurales (cambio climático, pobreza, desigualdad) o por el contrario, ser la fuente de dominación de tipo totalitaria por aquellos poseedores de la tecnología. Por ahora ya sabemos que en los mercados va avanzando como una mancha imparable, tal cual como veremos en el caso de los minoristas.

Recientemente Wolf en su libro “La crisis del capitalismo democrático” (Penguin Random House, 2023) advierte que ya estamos viviendo una crisis de una enorme complejidad porque involucra y mezcla los problemas de política (polarización, populismo, especialmente de derecha), economía (insatisfacción de la gente debido a que el capitalismo no está respondiendo a sus expectativas de futuro económico, más desigualdad, globalización) y las tecnologías disruptivas.

Advierte que ya hemos retornado a la plutocracia como sistema político (el mismo del feudalismo), en la que los más poderosos económicamente se apoderan de la maquinaria política, a través de la financiación de las campañas de los políticos, que harán después exactamente lo que quieren los plutócratas (el círculo vicioso que hemos catalogado como la corrupción más grave, aun siendo legal aparentemente y que hemos comentado en detalle en varios artículos en esta columna). Y es este un estado propicio en el cual el surgimiento del totalitarismo a partir de la posesión de la tecnología podría estar a sólo unos cuantos años.

Los gigantes caídos

Imperdible el reciente documental de la DW titulado “El declive de los supermercados” (DW, 2023) en donde muestra la crisis en que se encuentran los que hasta hace poco eran amos absolutos en sus mercados, por cuenta de los ahora gigantes digitales como Amazon y Alibaba, y de sus propias guerras entre ellos. Comenta que su agresividad ha llegado hasta vulnerar los límites legales (para Europa), y usando métodos de negociación extremos exprimen al máximo a los proveedores en toda su cadena de suministro, hacia atrás. Al mismo tiempo muestra los métodos que están siendo usados por Amazon, con enfoques completamente diferentes, en los que la optimización es el negocio, basado en la oportunidad, la facilidad y logrando precios difíciles para sus competidores. Se alcanza a ver que todo esto conlleva efectos fuertes en el empleo por la eliminación de puestos de trabajo debido a la automatización y a los procesos optimizados.

Amazon en EE. UU. ha entrado en el mercado poniendo su propia versión de autoservicio en donde todo está digitalizado y por supuesto no hay necesidad de cajeros, y toda la información de preferencias e incluso hasta dudas del cliente se usarán para hacerle cada vez más interesante su experiencia de compra, lejísimos de lo que sus viejos competidores podrían responder; una entrada con grandísimas inversiones provenientes de una caja inmensa que anuncia que va a ser el líder del mercado tarde o temprano. Y desde luego, contando con su poderoso sistema de entregas.

El caso de Alibaba que llega a integrarse hacia atrás hasta las plantas de hortalizas que usan inteligencia artificial con hidroponía en invernaderos gigantes, eliminando la necesidad de suelo, abonos, plaguicidas y mucha mano de obra. Muestra un ejemplo en China en los que el 80% de los empleados son para la preparación de pedidos y su entrega, es decir, nada menos que el anuncio de la muerte del “autoservicio” que hizo famosos a los supermercados desde los 60s en EE. UU.. Importante visualizar que el cambio de paradigma es hacia la optimización en toda la cadena de suministro, lo cual reduce los precios, estimula la rivalidad, tenderá a concentrar la propiedad y por ende, solo unos cuantos podrán seguir en el negocio. La concentración del poder que hemos venido hablando.

Vértigo inverso

Al ver la rapidez con que se mueve el mundo desarrollado con estas tecnologías aplicadas al mercado de los alimentos, y a la proliferación y locura que ha producido la muy reciente llegada de la Inteligencia Artificial a las herramientas cotidianas de escritorio, como ejemplos indiscutibles del paso más veloz que toman las tecnologías en el mundo desarrollado, se experimenta una suerte de vértigo, que podríamos llamar “vértigo inverso” debido a que la causa no es la rapidez en el movimiento propio sino el de los demás relativas al lento movimiento propio.

Las tecnologías le dan muchas más ventajas todos los días a esos países, muchas más de las que ya tenían, y de las cuales estábamos ya alejados: tenemos unos déficits en generación de ciencia, educación, pobreza, corrupción, que son manifestaciones de los problemas estructurales que como país no nos dejan avanzar. Vivimos ensimismados en problemas domésticos muy enraizados, y no estamos pudiendo ver lo que se nos puede venir del mundo, señalado por Harari. Para cuando nos llegue la dominación, es posible que ni nos demos cuenta.

Retos enormes

Debemos resolver el nudo al que hemos llegado en corrupción y en politiquería, puesto que la polarización nos impedirá trabajar en equipo, con algo de inteligencia colectiva, que nos permita levantar la mirada y auscultar estos retantes escenarios futuros.

Si lográramos resolver ese nudo, aunque sea en parte, de inmediato nos podríamos a trabajar en temas de seguridad (alimentaria, energética, integralidad del territorio, del agua, entre otras), en disminuir urgentemente la corrupción, y en educación, en mucha educación de calidad desde la niñez hasta la científica que nos permita entender la tecnología y su velocidad, para no solo usarla y adoptarla, sino adaptarla a nuestras necesidades específicas, y mejor aún, hasta crearla. De lo contrario, el mundo avanzando a velocidades enormes nos cogerá amarrados con nuestro propio nudo, insulso frente a esta amenaza descomunal; seremos presa fácil y posiblemente perdamos hasta la dignidad.

Rafael Fonseca Zárate
@refonsecaz