Por: Juan Camilo Castellanos M.
La situación política del país como para variar está en caos, el país está que arde, voces como siempre desde las dos orillas extremas que dan gala de lo anti demócratas que realmente son, hablan de cerrar el congreso y los otros de “tumbar” un presidente, mientras los demás, a pesar que nos llaman tibios, seguimos dando la pelea en la mitad, porque se les olvida a los orilleros que somos los que estamos en el centro los que seguimos navegando, remando contra corriente o con la corriente, pero remando.
Mientras ellos se lanzan piedras de orilla a orilla en público y toman whiskey en privado muy cómodamente, quienes si tenemos tendencias demócratas seguimos proponiendo resolver problemas que, si bien son históricos, con los orilleros se han agudizado como nunca antes. La lamentable violencia ha generado más de cuatro millones de desplazados forzosos, de los cuales se calcula según el CNMH y otros informes como INDEPAZ, que más de dos millones ocurrieron en los dos mandatos del ex presidente Uribe.
En términos de masacres y desplazamientos forzosos, las cifras tienden a subir, los autores son los distinguidos miembros de las orillas ideológicas de la izquierda y derecha extrema, quienes han generado para el país 450.664 personas asesinadas a causa del conflicto armado entre 1985 y 2018, de esas lamentables cifras son autores los grupos paramilitares: 205.028 víctimas (45 %), los grupos guerrilleros: 122.813 víctimas (27 %), de este total, el 21 % corresponde a las FARC-EP (96.952 víctimas), el 4 % al ELN (17.725 víctimas) y el 2 % a otras guerrillas (8.496 víctimas), y de agentes estatales: 56.094 víctimas (12 %)., esto según datos de la Comisión de la Verdad.
En el gobierno Uribe, según datos del Ministerio de Defensa se registraron 177 masacres con más de 889 muertos, con Santos, bajó a 167 masacres y 698 muertos, pero en el gobierno Duque, según datos de INDEPAZ, se perpetraron más de 280 masacres con una incidencia superior a los mil asesinados, de ellos 261 firmantes del acuerdo de paz, lo que hace más alarmante y relevante la revisión estadística que en el fondo son vidas humanas, familias destruidas y lamentables tragedias para toda una nación.
Como si esto fuera poco, en lo que va corrido del gobierno Petro, se han registrado 55 masacres y 179 víctimas con corte a 15 de julio de 2023 según INDEPAZ, gravísima cifra si se piensa en un gobierno que apenas está empezando pero que muestra incapacidad para detener este baño sangre pese a las esperanzas de millones, un gobierno que generó grandes expectativas pero que mientras reabre y reinicia el camino ya avanzado y eso sí, boicoteado por Duque, es incapaz de cumplir con el mandato de la paz.
El fondo de este asunto apunta a que las antípodas ideológicas han generado una fractura brutal en la nación, y por ello hoy políticamente se viene entendiendo poco a poco a donde nos ha llevado ese extremismo, ese discurso de odio y resentimiento belicoso de ambos bandos, por ello cada vez se observan preferencias electorales más centradas en lo ideológico y en el discurso, que lleven el país por una senda de calma, de integración y respeto de las diferencias, de verdadera tolerancia, aquello que llaman democracia, donde se debe promover la justicia como la definía Ulpiano, “darle a cada uno su derecho”, con ello garantizar la verdadera paz.
Esto no será posible en dirigentes con cabeza y alma de extremos, esto requiere atemperar los espíritus, entender que yo puedo pensar de una forma y no por eso debo hacerla imponer a los demás, menos aún en un país tan belicoso como el nuestro, porque lo obvio va a suceder, habrá quienes se levanten contra cualquier acción de coerción o imposición injusta y antidemocrática.
Por esto veo que si al gobierno Petro le sigue yendo como va hasta ahora, generará una contra reacción, siempre ha sucedido así en este país y en el mundo, a toda reforma mal hecha, poco profunda en los corazones y mentes de los pueblos, le surge una contra reforma, por lo general más agresiva y dictatorial, en Colombia solo hay que recordar la constitución del olimpo radical Liberal de 1863 y su contra reforma de 1886.
De manera que si este gobierno no se atempera, no se concentra y define un rumbo claro, sus reformas no solo no pasaran, como ya está sucediendo, sino que nos condenará a una sobreviniente y radical contra reforma, nos pondrá en manos, en bandeja de plata a una derecha alebrestada y radicalizada aún más, así que con la aspiración de Claudia López, una derechosa, se ve venir la candidatura de María Fernanda Cabal, única figura que podría contraponerle el Uribismo a la “alternativa” alcaldesa.
Ante este panorama, lo que vaticino es una derechización muy fuerte del debate político en el país, donde dos modelos tiránicos se disputarían la presidencia, donde los sectores democráticos estaríamos en serios aprietos y con poco liderazgo a la vista, por lo que estas fuerzas de centro y centro izquierda solo tendrían una salida, la unión o la derrota y con ello el total retroceso de la democracia en el país.
Vaticino que en el próximo debate electoral nacional se regirá por si el país apoya a una de las dos orillas calientes y belicosas que nos han dejado tragedia y desolación o si entiende de una vez por todas que el vientre en donde nos formamos es tibio, que “el justo medio es la recta razón que decide el hombre prudente”, vaticino que estas elecciones regionales serán el desayuno que nos mostrará como será el almuerzo y la cena.