La visita de dos premios Nobel y del ganador del Pulitzer 2015, entre más de 300 grandes autores de todo el mundo; el creativo pabellón de Holanda, el Reino de los Países Bajos; el Salón de Derechos de Autor y la Rueda de negocios editoriales; la apertura a nuevos fenómenos literarios y de comunicación, y más de 500 mil visitantes durante las dos semanas de Feria son algunos de los resultados de la FILBo Leer es Volar, que este año apostó por la calidad y la variedad.
Sandra Carreño, promotora de libros de un grupo editorial colombiano, sonríe como si fuera el primer día después de dos semanas de contacto directo con el público. ¿Cómo mantiene intacta la sonrisa? A ella le resulta sencillo, a juzgar por la respuesta: “En esta feria teníamos de todo para todos y la gente lo agradece. Yo me nutro de esa variedad”.
La diversidad marcó la FILBo 2016. Más de 150 mil títulos disponibles en 23 pabellones, durante los 14 días de la Feria, se complementaron con más de 300 autores nacionales y extranjeros de primerísimo nivel.
Un total de 1.240 eventos, con la presencia de 21 países a través de sus autores y stands, atrajeron a más de medio millón de personas a la Feria Internacional del Libro 2016, Leer es Volar, que este año contó con el patrocinio de la Alcaldía Mayor de Bogotá, lo cual permitió ampliar la presencia de la FILBo y de sus autores más allá del recinto de Corferias con actividades en librerías como Wilborada, La Madriguera del Conejo, Casa Tomada, Espantapájaros y Prólogo, así como en las bibliotecas públicas de la ciudad.
Uno de los mayores atractivos de esta Feria fue la presencia de Holanda, el Reino de los Países Bajos como país invitado de honor en el espacio de 3.000 metros cuadrados, que este año superó ampliamente sus expectativas de ventas en la librería de150 metros cuadrados, al superar los 7.000 ejemplares vendidos, los 900 títulos y las 200 actividades culturales en torno a la música, la movilidad, la arquitectura, la poesía, el diseño, la sostenibilidad, el urbanismo, la gastronomía y la literatura.
Además del movimiento directo entre Corferias, Cámara del Libro, el país invitado de honor, los expositores y las ventas directas en el recinto ferial, se realizó la Rueda de Negocios ProColombia, que dejó expectativas por US$9,5 millones, y en la que participaron 67 compradores de 17 países y que contó con la participación de 98 exportadores colombianos.
También, el Primer Salón de Derechos de la FILBo contó con la presencia de 67 mesas de vendedores de derechos de autorprocedentes de 9 países, incluyendo Colombia, y con 33 compradores de derechos, procedentes de Cuba, Argentina, Francia, Colombia, España, Brasil, México, República Checa, y Países Bajos que se reunieron durante tres días en Corferias para hacer negocios. El resultado será la traducción de obras colombianas en el exterior. Este año, con respecto al mismo tema, Colombia celebró la traducción al español de 36 obras de autores holandeses.
Con más de 10.000 empleos, entre directos e indirectos, generados por la FILBo, y la presencia de más de 260 editoriales –entre los más de 500 expositores presentes– la feria también fue un referente académico al mantener una vez más un alto nivel en franjas de contenidos como los Foros del Libro, el Congreso Internacional de Ilustración y el Encuentro Internacional de Periodismo, que contaron con personalidades como el editor de Elena Ferrante, Sandro Ferri, el editor delNew York Review of Books Edwin Frank o la misma Nobel Svetlana Alexiévich.
La diversidad se hizo evidente en la FILBo muy especialmente al darles cabida a fenómenos de comunicación juveniles, manejados directamente por las grandes editoriales del mundo, como la publicación de las propuestas de los youtubers, pero también a fenómenos literarios juveniles como los de Elizabeth Eulberg, Leonardo Patrignani o los colombianos Carolina Andújar y Mario Mendoza, que abarrotaron de seguidores sus charlas y firmas de libros.
El fenómeno de lectura juvenil de sagas y de participación de los jóvenes en la FILBo se evidenció con su asistencia masiva la programación cultural de espacios como el pabellón juvenil Colsubsidio, de los espacios de Caricatura y Diseño de los pabellones 6 y 8, y de la presencia familiar en los pabellones infantiles y juveniles del Gran Salón y de la Fundación Rafael Pombo. La agenda de actividades para la familia contó con talleres, teatro, cine, música, lecturas, magia y acercamiento a la lectura.
La variedad de contenidos se mantuvo como en el caso de referentes conocidos como Libros para comer y ¡Que viva la música! Y la llegada de espacios como Leer los viajes y Mujeres: narrativas de la guerra a la paz. También se les rindieron homenajes a Cervantes y Shakespeare en los 400 años de su fallecimiento, a Roald Dahl y a Rafael Escalona en los 90 años de su natalicio.
Pero la franja estelar fueron las Conversaciones que le cambiarán la vida, que este año, basadas en el poema de la Nobel polaca Wisława Szymborska, se titularon A propósito de la paz: Fin y principio. Sobre este tema, Giuseppe Caputo, director de contenidos culturales de la FILBo, recuerda que “desde hace cinco años, la Feria Internacional del Libro de Bogotá viene preparando para su público una serie de charlas que desde el momento mismo en el que son pensadas, pretenden ofrecer a los asistentes una de las grandes posibilidades que contiene la lectura: la de tener un diálogo afectivo con el mundo, a veces tranquilo, a veces desafiante, que da pie para repensarnos y repensar nuestro lugar en él. No es gratuito, pues, que el nombre de estas charlas sea “Conversaciones que le cambiarán la vida”.
“Cuando el Gobierno y las Farc anunciaron de una manera tan concreta la firma de la paz, la FILBo decidió hablarle a esa posibilidad de un nuevo país. Para ello, pensamos que era necesario, primordial, incorporar nuevas voces a nuestra narrativa como país. Nuevas voces, todas las voces. Alejarnos, como diría Chimamanda Ngozi Adichie, “del peligro de la historia única”.
“No sólo ésta fue una feria que puso “temas de género” en el centro, como dijeron varios medios, sino temas de raza, clases sociales y sexualidades disidentes. Quisimos que la FILBo fuera un espacio plural, de inclusión y diversidad. Que de la feria no saliera una sola historia o una sola perspectiva sino muchas: todas las historias posibles, todas las perspectivas posibles. Y esto fue lo que ocurrió. Destacamos, en ese sentido, la participación de la Premio Nobel de Literatura Svetlana Alexiévich, la Premio Nobel de Paz Jody Williams, el premio Pulitzer de Novela Jeffrey Eugenides, gigantes de la literatura como César Aira, Nanette Blitz, Cees Nooteboom y Fernando Vallejo. Así mismo, resaltamos la participación del músico, documentalista y escritor Fermín Muguruza; autores importantes de la literatura hispanoamericana contemporánea como Marta Sanz, Sergio Chejfec, Mercedes Cebrián, Carlos Pardo, Abilio Estévez y Carolina Sanín; nuevos fenómenos editoriales del mundo como Justin Torres y Édouard Louis. Y por supuesto, grandes nombres de la literatura infantil como Ana María Machado, Marina Colasanti, Yolanda Reyes y Jutta Bauer, y de literatura juvenil como Leonardo Patrignani, Mario Mendoza, Carolina Andújar y Elizabeth Eulberg”.
En resumen, hubo un momento para todos y para todo. Una feria tan variada y diversa como debe intentar ser la cultura actual. Un espacio que se abrió a la ciudad y al cual la gente respondió masivamente una vez más. Gracias siempre. Nos vemos en 2017 con Francia como país invitado de honor.