Durante el pasado mundial de fútbol en Brasil, diferentes mandatarios locales en Colombia tomaron la decisión de prohibir la venta de alcohol en los días de los partidos de la Selección Colombia, argumentando que el consumo exagerado de este provocó numerosas riñas, heridos y muertos.
Y no era para menos. En Bogotá por ejemplo, luego del partido de Colombia contra Grecia, 3.000 riñas callejeras dejaron un saldo de nueve muertos y varios heridos, al margen de las actividades delincuenciales cotidianas y de los crímenes pasionales. A esto se debe sumar las 74 inmovilizaciones de conductores ebrios.
La situación se repetía en todas las ciudades del país, luego de cada partido que debía jugar la tricolor, al punto en que se volvió costumbre ver en televisión y radio a las autoridades locales, dando partes oficiales de seguridad después de cada juego de nuestra selección en el Mundial de Fútbol Brasil 2014, donde el común denominador era el consumo de licor.
Esta misma situación se vive en los torneos locales, donde cada alcalde debe decretar alguna medida, cuando se presenta alguna alerta por los partidos de fútbol que históricamente han despertado fuertes emociones en las fanaticadas y que preocupan a las autoridades porque luego de que se conoce el resultado final, puede alterar el orden público donde se celebre.
Por lo anterior me sorprende ver, como a pesar de que se conoce y se es consciente de los resultados que llegan en la fanaticada, al mezclar el balón pie con el licor, las autoridades del fútbol en Colombia no se decidan a separar esta bebida de los torneo, y ahora sea justamente una bebida como Cerveza Águila, la patrocinadora del fútbol en nuestro país, que aunque contiene alcohol en menor grado, no deja de ser embriagante.
Es posible que por tratarse de un grupo empresarial importante en Colombia, pocos se hayan dado al trabajo de analizar esta situación, lo que demuestra que en nuestro país, no solo en el Congreso de la República y en el gobierno nacional se compran conciencias, y es por esto que pregunto a las autoridades del fútbol, ¿Con que autoridad moral se les va a pedir a los hinchas de los distintos equipos celebrar sin licor?, cuando de manera subliminal, en cada partido habrá un mensaje alusivo al consumo de Cerveza Águila.
Para colmo de males en los desórdenes que producen los miembros de las barras bravas, donde el microtráfico de drogas ilegales ha encontrado uno de sus mejores mercados, no deja de hacer presencia el consumo de licor, donde obviamente no solo está presente la cerveza, también el aguardiente y el vino se encuentran en el organismo de quienes se dan a la tarea de cometer desmanes y realizar actos de vandalismo, escudados en el nombre del equipo de fútbol de su preferencia.
Aquí es donde pregunto, ¿Cómo pedirle a estos grupos que para sus celebraciones y reuniones no es necesario introducir bebidas embriagantes cuando es justo una bebida embriagante, quien patrocina el fútbol?
Resulta insuficiente entonces que en los estadios de fútbol de nuestro país, no se permita el ingreso de bebidas alcohólicas, cuando en todas partes del estadio habrá avisos alusivos a una de estas, que de manera subliminal incentivará su consumo por fuera del estadio y en los barrios de las ciudades principales de nuestro país, que es donde se presentan las riñas y los muertos, luego de cada partido que se considere importante para la hinchada o de la misma Selección Colombia.
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