El gran desafío que tiene en estos momentos el presidente Iván Duque, no es el hacerle frente a una amenaza terrorista como lo dirían algunos fanáticos del Centro Democrático, sino, trabajar con la paz firmada, mientras le hace frente a una nueva ola de violencia criminal promovida por el narcotráfico, disfrazado de revolución armada.
Esto no hay que pensarlo dos veces, porque lo que se avecina no será fácil, por eso no se puede subestimar a un nuevo enemigo. Con sorpresa escuché declaraciones de personas como el senador Roy Barreras desestimando la capacidad de daño que podrían tener las estructuras criminales que estarán al mando de Iván Márquez, cuando lo que hay que hacer en adelante es preparar a la tropa militar para el combate, utilizando al máximo operaciones de inteligencia con el ánimo de conocer sus movimientos, invitando a los colombianos en el campo, ciudades y municipios para que estén del lado de la legalidad.
En ese sentido la frase de “Paz con legalidad” le viene al Gobierno Nacional como anillo al dedo, porque debe ser el motor para contener la posible desbandada de reincorporados hacia el grupo criminal que promueven Iván Márquez y Jesús Santrich en los territorios donde el conflicto armado se presentó con mayor intensidad. Territorios donde este par de criminales se mueven como pez en el agua y donde aún manejan redes y contactos.
Lamento eso sí que Venezuela se haya convertido en un país que alberga el crimen organizado, y lamento mucho más, que en adelante se pueda convertir en una amenaza para Suramérica, porque no me cabe la menor duda de que Márquez y Santrich utilizarán al país vecino como su centro de operaciones desde donde extenderán sus redes criminales hacia otros países. Es por esto tan importante que el presidente Duque inicie una cruzada internacional, principalmente en los países de América Latina para cerrarles el paso.
La tarea no es fácil es cierto, pero tampoco da espera, porque no se puede permitir que el dinero fácil y la falta de oportunidades en los municipios lejanos seduzca a los habitantes y los lleve a las filas de una nueva banda criminal. Es necesario que se implemente planes de choque que permitan llevar inversión y presencia de Estados en estos territorios, de lo contrario vamos a ser testigo de una ilegalidad que va a crecer sin ningún control.
Muy triste que Márquez, Santrich y compañía se hayan decidido por una vida delictiva en nombre de una supuesta revolución, y más triste es que hayan minado la confianza de los colombianos que le dijimos Si a la paz.
Al menos yo, aunque no me arrepiento de haber dado mi apoyo, no considero la idea de respaldar otro proceso de paz.
Twitter: @Sevillanoscar