Los Progresistas no progresan

La lección más importante que le deja el movimiento Progresistas al país entero, es que no se puede seguir con la idea de construir partidos que giren alrededor de una persona, no solo por la dependencia que este va a tener en su líder creador , sino además porque sus integrantes no van a obedecer fielmente sus lineamientos toda la vida y en cualquier momento, comenzarán a dispersarse hacia otros grupos políticos o a conformar el propio, y quienes se queden, lo harán con la idea de imponer sus egos y vanidades.

Para continuar en el debate nacional, el movimiento Progresistas ha podido tener en cuenta casos como el del Partido Cambio Radical y Centro Democrático, donde poco importa lo que piense y opine su director o presidente de turno para la toma de una decisión, porque siempre se ha de imponer la palabra de su líder natural, es decir la de Germán Vargas Lleras en el primero y Álvaro Uribe Vélez en el segundo.

Sin embargo no fue así, Progresistas tomó el camino del autoritarismo de izquierda en la persona de Gustavo Petro, quien poco tiene en cuenta lo que opinen los demás, de la misma manera como lo hacen Vargas Lleras y Uribe en la derecha. Para colmo al interior del movimiento, reina la zancadilla mucho más que el acuerdo y la conciliación. No en vano cuando se esperaba que María Mercedes Maldonado encabezara la lista al concejo de Bogotá por el movimiento petrista, luego de que se realizara la encuesta para definir candidato a la alcaldía, de un momento a otro apareció su contendor Hollman Morris anunciando que será el quien ocupará este lugar.

De mostrarse con la idea de conformarse como un movimiento de izquierda a nivel nacional que busca la reivindicación social de los colombianos olvidados por la indiferencia estatal en cada uno de los rincones del país, pasó a ser una especie de club social donde su discurso oficial se basa en una serie de alabanzas a Gustavo Petro, en el que sus coristas en lugar de señalar las debilidades sociales de Colombia y proponer soluciones a estas, se pelean por ser quien más duro grita exaltaciones al hoy burgomaestre de Bogotá.

A pesar de tener en estos momentos la Alcaldía Mayor de Bogotá, Progresistas no la supo aprovechar a su favor, en primer lugar porque la imagen desfavorable de Petro que se encuentra por encima del 60%, no le permite capitalizar votos a su favor y porque tampoco han conservado en sus filas a políticos ya consolidados como Guillermo Alfonso Jaramillo, Carlos Vicente de Roux, Roberto Saenz, etc., para tratar de conservar su permanencia en el Palacio de Lievano.

Torpemente se han inclinado por quienes menos opción tienen, como María Mercedes Maldonado quien a pesar de tener una hoja de vida y el conocimiento técnico en urbanismo necesario para dar el debate, no cuenta con una base electoral que le permita dar la lucha por ser la primera alcaldesa elegida por voto popular.

En el caso de Hollman Morris ahora candidato al concejo, es indiscutible que era la opción menos adecuada para gobernar a Bogotá, en primer lugar por el escaso conocimiento que tiene en gobernabilidad y administración pública, y en segundo lugar porque es una persona que tiene más ego y vanidad que votos para lograrlo. Con lo único que cuenta para hacer campaña política es con Canal Capital, es por eso que en la mayoría de actos públicos que hace, curiosamente siempre está una cámara y un periodista de este medio de comunicación.

Si en realidad el movimiento Progresista deseas progresar, lo más recomendable es que como grupo de izquierda se dé a la tarea junto con el Polo Democrático, de debatir la posibilidad de reunificar a las fuerzas de izquierda en un solo grupo, esto si en realidad desea jugar en el escenario electoral como un partido político que compite alrededor de unas ideas y no de las vanidades de su líder natural.