Uribe y la Paz

Se supone que el argumento principal para hacerse reelegir como Presidente de la República, “es que cuatro años no eran suficientes para culminar un programa de gobierno”. En ese sentido el pueblo colombiano le extendió el mandato a Álvaro Uribe Vélez, para que pudiese terminar con el conflicto armado en Colombia por la vía de la confrontación militar, como se supone fue su propósito para hacerse elegir como primer mandatario en el 2002.

El problema es que este no se cumplió y luego de ocho años las Farc, el Eln y el paramilitarismo convertidos en bandas criminales, siguen vivitos y con capacidad de hacer daño las veces que se lo propongan.

Es ahí donde al gobierno siguiente le correspondía analizar el costo – beneficio de continuar con la misma estratega y el mismo procedimiento para tratar un problema, en este caso, lo que tiene que ver con darle una solución definitiva al conflicto armado, que durante décadas ha padecido nuestro país y que a la fecha no se le ha puesto fin.

Soy de los que piensa que fue bastante arriesgado abrir diálogos con las Farc. Hubiese preferido que se continuara por la vía de seguir debilitándolos por la vía militar. Sin embargo creo que si el presidente Santos decidió arriesgarse abriendo un proceso de paz, lo más sensato es apoyarle, sin renunciar al análisis independiente del mismo.

Por lo anterior no puedo estar de acuerdo con la actitud hostil y egoísta del expresidente Álvaro Uribe Vélez, que no acepta bajo ninguna circunstancia la terminación del conflicto por una vía que no sea la armada, y en ocasiones cae en contradicciones con tal de no dar su brazo a torcer.

Es así como primero dijo que las Farc debían dar muestras de paz, haciendo una tregua unilateral, cosa que se ha hecho y jamás la ha valorado. Más bien lo que ha hecho es hostigar con declaraciones bélicas, dándole su propia interpretación a las cifras de seguridad del ministerio de Defensa.

Pidió también que las Farc renunciaran a la práctica del secuestro y el reclutamiento de menores, parámetros que se han firmado a lo largo de las conversaciones y tampoco lo ha reconocido y más bien lo que ha hecho es poner el espejo retrovisor, olvidando que el compromiso se comienza a cumplir a partir del momento en que el grupo firma el acuerdo y que este no tiene carácter retroactivo y que en lo que sigue de las conversaciones se debe tratar la devolución de menores reclutados con anterioridad y la liberación de colombianos retenidos.

No sé qué tan constructiva pueda ser esta actitud, que deja ver que Álvaro Uribe y su bancada del Centro Democrático hace oposición por oposición, actitud que es más bien destructiva.

Puede ser que el gobierno Santos esté cometiendo errores en este proceso, uno de ellos, el poco diálogo con los territorios, pero creo que lo más sano es hacer ver estas equivocaciones con ánimo constructivo y no destructivo. Recuerde senador Uribe que usted llevó a cabo unas conversaciones con los paramilitares, que fue apoyado por la sociedad civil a pesar de lo mal conducido que estuvo.

Mi invitación es a que moderemos este discurso y demostremos que en verdad queremos el porvernir de este país y no continuar sacrificando sus vidas.