Aprovechando los días de Semana Santa y algunos sucesivos más, se apresta este viajero en compañía de algunos hermanos y otros muy buenos amigos a recorrer una de las tierras que alberga gentes que nos son muy caras a nuestra alma antioqueña y que sin exageraciones es al igual que nuestra amada Antioquia, una región difícil de igualar en belleza y sus gentes, como las nuestras, tienen un carisma singular.
Andalucía en España es tan grande en extensión y numerosa en provincias como única en tener un cielo azul que contrasta bellamente con el mítico mar Mediterráneo, que desde Algeciras, en la provincia de Cádiz, se extiende bañando centenares de aldeas y conservando un pasado lleno de historias por miles de años.
En dirección sur desde Madrid hacia la hora de recorrido en automóvil se traspone el famoso Valle de Despeñaperros, lo que nos anuncia que ya hemos entrado a uno de los más acogedores, hermosos y sensuales parajes de la sinigual España. Empiezan los olivares a conmover los ojos y en el espíritu del viajero se siente un ánimo especial al sentirse ya uno en un pedazo de tierra único en el mundo, poblado de gentes sencillas, alegres, bellas y de un sentido de acogimiento por el forastero excepcional.
Atrás queda la desértica y triste meseta castellana y se percibe para quien la visita una sensación de estar en un lugar cercano al paraíso. La puerta de entrada a Andalucía de quien viaja desde Madrid es la provincia de Jaén, comarca que ha dado cantantes famosos de excepcional talento musical como Rafael y Joaquín Sabina. El primero, considerado una de las voces más hermosas y finas del mundo, y el segundo, letrista de profundidad, quien legó a la música hispánica ese bello tema musical llamado Y nos dieron las diez. También esta provincia tiene entre sus gentes a miles de cultivadores del aceite de oliva, en cuyo honor se compuso la agradable canción Aceituneros de Jaén.
En pocas horas se llega a la hermosa ciudad de Córdoba, ciudad con un esplendoroso pasado que llegó a ser considerada la tercera más importante del mundo cuando existió el Califato de Córdoba, que aún conserva la preciosa joya arquitectónica llamada la Mezquita y que dió intelectuales y pensadores importantes al mundo.
Son las mujeres andaluzas comparables a las antioqueñas con sus melenas frondosas color negro azabache, ojos moros encantadores y andar cadencioso y extremadamente sensual. Esa combinación de la raza hispánica con las mora o árabe, fenómeno parecido a la de nuestra Antioquia, en la que se mezclaron los genes de los ibéricos con la raza judía y también los de la costa atlántica, donde la mezcla del nativo con la raza turca u otomana han producido en las tres regiones gentes de fina estampa y mujeres de belleza deslumbrante.
De Andalucía escribió el novelista Stendhal que “es una de las más amables residencias que la voluptuosidad haya elegido sobre la tierra”. Igual podríamos pregonar de nuestra amada Antioquia y de la preciosa costa atlántica, especialmente Barranquilla y las sabanas de Córdoba y Sucre.
Casi ocho siglos estuvieron los Moros en la Andalucía legándonos a las generaciones posteriores una arquitectura espectacular, varias costumbres que los hispanoamericanos heredamos.
Los patios de las casas andaluzas, adornados con los azulejos y baldosines multicolores de típico corte árabe, los jardines colgantes, las casas blancas encaladas y calles estrechas para paliar los fuertes calores del verano, conforman un paisaje que a los ojos de nativos y extraños es extremadamente agradable al espíritu. Otra característica del paisaje andaluz es la existencia de fuentes de aguas rumorosas y sosegadoras del alma humana.
Sevilla, con sus gentes alegres, festivas y capital del flamenco andaluz, a pesar de haberse modernizado en las últimas tres décadas, conserva aún la gracia gitana del barrio de Triana y el salero de un pueblo que destaca ante miles en el mundo.
Andalucía ha sido cuna de pintores famosos como Pablo Picasso y Julio Romero de Torres; letristas de canciones magistrales como Manuel Alejandro; poetas eximios como Rafael Alberti; cantantes de talla mundial como Lolita y Rocío Jurado y grupos musicales de renombre como Bordow 4 y Azúcar Moreno, ya que la música parece estar contenida en el ADN del andaluz.
Joyas arquitectónicas como la del Hombre de Granada y los pueblos blancos de Cádiz, Málaga y otras provincias son el mejor atractivo para quien tiene inclinación por los viajes. Si algún pueblo y comarca de España conserva el encanto de un pueblo glorioso y de exquisito sabor cultural y arquitectónico, es el andaluz.
Con sus costumbres cristianas y paganas, Andalucía es tierra de gentes no muy adineradas, pero que saben y conocen como pocos el difícil arte el buen vivir.
¡Por eso comparto con mis lectores mi amor y admiración por la bella Andalucía!